En un panorama audiovisual donde el ruido, la velocidad y la tensión narrativa suelen marcar tendencia, el cineasta alicantino Alejandro Palacios propone una ruta propia: un cine contemplativo, de raíz espiritual, que encuentra en el silencio y la presencia una forma alternativa de narrar. Su nuevo cortometraje, El meditador, producido por Alicante Film School y actualmente en fase de festivales bajo la distribución de MMS Distribución, es un gesto de resistencia ante el ritmo que domina la ficción contemporánea.
La pieza parte de una imagen mínima: un hombre sentado en un parque al amanecer, inmóvil, meditando. Desde esa quietud radical, el director construye un ejercicio de observación donde lo importante no ocurre en el personaje, sino a su alrededor. Las reacciones de los protagonistas, la incomodidad de lo insólito, la fragilidad del silencio en un espacio público… El meditador convierte una acción cotidiana en un detonante de significados, un espejo que devuelve al espectador sus propias tensiones respecto a la calma, el tiempo y la atención.
Para Alejandro Palacios —practicante del budismo en las ramas Sakya y Kagyu— esta aproximación no es estética, sino vital. Su obra nace de una convicción personal: que el cine puede ser un vehículo para explorar estados mentales, percepciones internas y emociones que no siempre encuentran espacio en la narrativa tradicional. No se trata de hacer cine “sobre budismo”, sino de trasladar al lenguaje audiovisual aquello que la práctica meditativa activa: una mirada más lenta, más sutil, más permeable al detalle y al significado.
El proyecto también refleja el impulso creativo de Alicante Film School (productora del cortometraje), que continúa consolidándose como un espacio donde la formación convive con la creación real de obras cinematográficas.
En paralelo, Alejandro Palacios ha fundado Seimei Studio, su nueva productora audiovisual. Aunque concebida como una empresa con servicios profesionales —Dirección de Fotografía, vídeo corporativo, Video Marketing y producciones narrativas—, Seimei Studio se perfila también como el espacio donde el director seguirá desarrollando proyectos personales que continúan la senda abierta por El meditador: cine donde la forma dialoga con la introspección.
El meditador no pretende competir con grandes estructuras ni imponer mensajes; simplemente propone detenerse.












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