Los mejores homenajes son esos que no se ven ni se esperan. En ocasiones nos olvidamos de lo importante que es todo ese entorno que nos rodea y que permite que salga adelante cada uno de nuestros proyectos. En ‘Rodar y mi madre’ tratan este aspecto desde una perspectiva emotiva y desgarradora con un particular sentido del humor que es imposible no formar parte de la historia.

El corto dirigido por Rocío y Edurne Calabozo y de 4 minutos de duración es un viaje trascendental alrededor de la vida de un ser querido. Las directoras parten de la premisa de grabar a su madre en los momentos previos del inicio de un rodaje. En dichas imágenes grabadas en un plano fijo en el que la madre (Concepción) narra su día a día. La mujer se queja con frustración de que sus hijas únicamente se preocupan por ella para hacer el catering de sus rodajes. Un día, las hijas le sorprenden y se la llevan a rodar su propio corto (que se queda en el intento).

Rodado en un pequeño pueblo rural de Zamora, vemos a una mujer fuerte y luchadora, que es independiente y que ha sabido salir adelante. En el corto se rinde homenaje a todas esas personas que viven en pequeñas aldeas o pueblos,  y que están olvidadas por la sociedad. En esta ocasión las hijas le permiten descubrir un mundo nuevo, ese que no se ve y que está en un segundo plano. Se trata de un corto casero que sorprende por su intensidad y valor sentimental. ‘Rodar y mi madre’ es un trabajo audiovisual en el que las imágenes hablan por si solas.