Jacco Gardner, nuestro holandés favorito cuando se habla de pop barraco y psicodélico, y cada día el de más gente, nos visitará del 21 de enero al 1 de febrero, en un largo tour que recorrerá la geografía ibérica de norte a sur y de este a oeste. A saber: Huesca, A Coruña, León, Madrid, Sevilla, Granada, Alicante, Zaragoza y Barcelona son las nueve ciudades por donde pasará.

Aunque nació veintiún años después del Verano del Amor y dieciséis más tarde de que Owsley Stanley -el mayor fabricante de LSD de los 60- saliera de la cárcel tras cumplir un par de años de condena, Gardner sabe enlazar todo ese pasado con la época en que vivimos. Le tiende un puente. Puede decirse que ha revolucionado el patio europeo del pop vintage, o que anda en ello y está sacando muy buena nota. Empezó a hacerlo con la publicación de su primer LP, “Cabinets Of Curiosities” (2013), que fue un subidón. Doce canciones registradas en su estudio casero, ejerciendo de productor y tocando todos los instrumentos (excepto la batería). Aunque cuando se lanza a la carretera olvida esa mentalidad tan “hazlo tú mismo” y sale de gira con una banda fetén. Más evocador que inventor, lo de Jacco es sugerir viajes en el tiempo. Su estación de llegada está adornada con arreglos sutiles pero con brío y luce unas armonías con el espíritu de los Beach Boys que ejercen de paredes maestras. Es fácil pensar en Syd Barret y en Kevin Ayers al escucharlo. También en The Left Banke. Por suerte, más allá del arco iris nostálgico, el holandés aporta mucha resonancia emocional que le sale de dentro, con una reverencias melancólicas que van creciendo, en plan mantra, como si fueran sueños enfebrecidos. Este abril ha sacado su segundo LP, “Hypnophobia”, donde a golpe de estribillo continúa atravesando sus relucientes túneles psicodélicos. Otro puente tendido.