Desviadas, de Cristina Sadeño, no solo es una comedia romántica LGTB+ que se devora en una tarde; es también un pequeño acto de rebeldía literaria. Porque sí, está autopublicada. Sin editoriales dictando normas, sin filtros para suavizar personajes o diálogos, sin nadie diciendo “esto no vende”. Aquí hay una autora que decidió contarlo todo a su manera: directo, fresco y con tanto corazón que casi puedes oírlo latir entre páginas.

La historia, por cierto, es tan adictiva como un reality de parejas, pero con más ternura y muchísimo mejor humor. Dos chicas, una más especialista en huir de los sentimientos que en enfrentarlos, y la otra dispuesta a convertirle la vida en un caos adorable, se cruzan en medio de fiestas improvisadas, consejos de amigas que rozan el desastre y un bollodrama digno de ser contado con orgullo. No faltan las carcajadas, los suspiros y ese momento incómodo en el que te reconoces en alguna de las metidas de pata emocionales.

Lo mejor es que al ser autopublicada, Desviadas tiene la frescura de quien no teme arriesgar. Sadeño no se corta un pelo: juega con clichés lésbicos solo para reírse de ellos y devolvértelos con una mirada pícara, como diciendo “sí, sabemos que todas hemos estado ahí”. El resultado es una historia que, aunque ligera, no es vacía. Habla de amor, sí, pero también de las inseguridades, las risas y las pequeñas tragedias cotidianas que lo hacen tan complicado como adictivo.

Aquí no hay edulcorante ni moralinas, pero sí mucha honestidad y un punto rebelde que hace que la lectura se sienta como una conversación con esa amiga que siempre te dice las verdades entre risas. Desviadas es un homenaje a las historias de amor sin filtros y a las autoras que deciden publicarlas por su cuenta porque creen (con razón) que merecen existir.

Así que si buscas un libro ligero, con humor, con acidez y con la ternura justa para que no se te derrita el corazón… esta es la señal para apoyar a una autora independiente y dejarte arrastrar por el caos delicioso de enamorarse sin pedir permiso.