Pocas cosas gustan más a los espectadores que tratar de descubrirse a sí mismos en un futuro, y eso es precisamente lo que ofrece ‘The One’. Un futuro, además, que juega con ese elemento diferenciador en las vidas de los seres humanos: el amor. El amor romántico, por concretar. Esta serie británica, que acaba de estrenarse y ya está arrasando, juega con el concepto del amor. Complica el concepto del amor.

Una persona no necesita más que una prueba de ADN para encontrar a su pareja perfecta. No se trata únicamente de descubrir a esa persona con la que puedes funcionar, con la que las cosas pueden ir bien, de la que puedes enamorarte, con la que puedes encajar. No. En ‘The One’ te presentan a tu pareja perfecta, en el sentido más estricto del término. Al menos, eso es lo que cree Rebecca (Hannah Ware), que durante mucho tiempo da vueltas a esta idea hasta convertirla en una realidad.

Rebecca levanta una empresa arriesgada, The One, que ayuda a las personas a encontrar a su media naranja gracias a este paso tan sencillo: una prueba del ADN. Algo muy humano, pero muy poco tangible. Nada que ver con las miradas en los bares, los años de convivencia o las risas en común. The One te destina a aquella persona con la que encaja tu ADN. El caso es que funciona, pero elimina todo lo demás. Rompe todo lo demás. Arrasa con todo lo demás.

El espectador comprende pronto el juego de esta ficción que, además, sigue un ritmo fantástico para no despegar los ojos de la pantalla. Ayuda que sus intérpretes, algunos serán reconocidos por el público, ajusten su presencia a lo que pide el texto. ‘The One’, además de presentar ese futuro que extraña e intriga, acierta en sus formas. Es una de las series más maratoneables de los últimos meses.

Pero lo que sobre todo genera es conflicto. Conflicto, conversaciones, debates. Si no es con la persona que tienes al lado, entonces será contigo mismo. Te preguntarás, te probarás, te retarás. ¿Lo haría?, te dirás, quizá en voz alta. ¿Lo harías?, preguntarás a quien tienes al lado. Viviendo como vivimos en un mundo en el que generalmente agradecemos la facilidad, la inmediatez, la comodidad, todo lo que no implique demasiados esfuerzos, The One puede parecer una herramienta perfecta para dejar de buscar, para dejar de sufrir. Para no embarcarse en historias que sabes que van a terminar, para dar con la persona acertada desde el principio. Pero plantea, evidentemente, conflictos morales. ¿Somos eso? Los humanos, ¿somos eso? ¿Somos ADN y nada más? ¿Qué hay de esas miradas en los bares?

La ficción, en cualquier caso, no se conforma con este dilema. Detrás de su principal apuesta hay subtramas que alimentan la trama principal, y que lo envuelven todo hasta convertirlo en la gran trampa que es esa herramienta aparentemente perfecta. Así que esta serie tiene esa gran pregunta, y tiene además misterio, amor del que conocemos y humanidad, de algún modo. Aunque sea de un modo decadente, casi suplicando por no morir.

Está gustando por todo esto. Está gustando porque es sencilla de ver, pero no es sencillo escapar de esa pregunta. ¿Lo harías? ‘The One’ ya está disponible en Netflix.