Carlos de Austria ha ido forjando su carácter a ritmo de garra. Para moverse por un oficio que, a ratos, abraza y, a ratos, olvida. Con una carrera sólida a sus espaldas, hablamos de códigos y de sensaciones. De lo necesario y de lo indispensable.

MEW Magazine (MW): ¿Cómo está siendo el viaje dentro de tu profesión?

Carlos de Austria: Está siendo duro. Porque dedicarse a la interpretación es un asunto muy complicado. Muy duro. Pero te tiene que gustar muchísimo y evidentemente la parte vocacional del trabajo hace que todo el sufrimiento que uno pasa hasta llegar a tener un trabajo que a uno le guste, le motive.

La motivación te tiene que guiar porque el camino es duro.

MW: ¿Y la autoestima?

Carlos de Austria: Hay que forjarla a prueba de bombas (Risas), a prueba de segunda guerra mundial. El trabajo psicológico es muy importante.

MW: ¿Se trabaja con el tiempo?

Carlos de Austria: Los motivos por los cuales no te dan un trabajo muchas veces no depende de ti sino de una tercera persona, bajo su criterio. Por lo tanto, no te lo puedes llevar a lo personal.

MW: ¿Qué Carlos has descubierto haciendo teatro?

Carlos de Austria: Un Carlos mucho más serio. Descubres que no eres solo de una manera, sino de muchas. Te vas descubriendo junto a los textos. Te lo planteas todo. Te haces veinte mil preguntas.

MW: Con el paso del tiempo, ¿se consiguen aplazar los nervios?

Carlos de Austria: Yo no lo he conseguido. A mí siempre me sale el nerviosismo de querer que salga todo como quiero que salga. Ese es el respeto que creo que hay que tener por el oficio.

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