‘Días del futuro pasado’. Así se titula el último capítulo de la cuarta temporada de ‘El Ministerio del Tiempo’. Cuatro palabras que nos llevan a muchas referencias, pero que, sobre todo, nos muestran el camino que va a tomar la ficción en este punto y aparte. Como siempre, el pasado será uno de los grandes protagonistas del episodio. Pero, en esta ocasión, estará acompañado de un elemento que siempre ha sido casi tabú en la realidad del Ministerio: el futuro.
El secuestro de Julián, acontecido en los últimos compases del capítulo anterior, ha tenido todo tipo de consecuencias. Como se esperaba. Y una de ellas es, tal y como podemos intuir en el avance, la decadencia del propio Ministerio del Tiempo. Y una investigación criminal que tiene como centro el cuerpo de un bebé enterrado a pocos metros de la nueva sede. Un bebé al que, aparentemente, asesinó Salvador. Y que no estaría ahí de no haber sido por las acciones de Julián y su posterior desaparición.
Así, en este último episodio, Javier Olivares y compañía juegan como nunca con pasado, presente y futuro. Con diferentes tramas, todas ellas interrelacionadas, este capítulo resolverá todos los interrogantes que nos ha ido dejando la temporada. Un complicado reto si tenemos en cuenta que aún no sabemos qué ha sido de Lola Mendieta, qué va a pasar con Julián, quién era el impostor pelirrojo que se coló en el Ministerio, quién es el bebé enterrado… No sabemos absolutamente nada. Pero estamos a tan solo una hora de episodio de salir de dudas con el que promete ser uno de los mejores cierres de temporada de la historia de la serie.
Un viaje al pasado

En plena investigación policial, Salvador encomienda una importante (y misteriosa) misión a Alonso, Pacino, Carolina e Irene. Los agentes tendrán que viajar a 1890, concretamente a un orfanato, en el que se encontrarán con un enemigo que pondrá en peligro la misión y el propio Ministerio. Y hasta aquí podemos leer. Este último episodio apunta alto y, precisamente por eso, son muchos los detalles que se han dejado en el tintero, para que seamos nosotros, los espectadores, los que los descubramos poco a poco.
De lo que sí podemos hablar es de 1890. El siglo XIX fue un siglo de transformación para España. Un siglo de modernización, a nivel de monarquía y de industria. Y un siglo en el que se apostó más por las clases medias y bajas, mejorando sus derechos y su situación. Se podría decir que España siguió los pasos de Europa, aunque la evolución no fue tan pronunciada como en algunos de nuestros países vecinos. Dimos pequeños pasos, pero los dimos.
También fue un siglo de inestabilidad, con numerosos enfrentamientos dentro del propio país. A finales de siglo, que es la etapa que más nos interesa, se desarrolló la economía, apoyándose principalmente en industrias concretas, como la textil catalana y la siderúrgica vasca. En 1890, Alfonso XIII era quien ocupaba la corona española, un rey que años más tarde presenciaría la Guerra de la Independencia Cubana frente a España y la pérdida de territorios claves para nuestro país.
El futuro y ¿otros ministerios?

Desde la temporada pasada, sabíamos que se podía viajar al futuro. Pero era algo impensable para ‘El Ministerio del Tiempo’. Al fin y al cabo, siempre pensamos que el de Salvador era el último Ministerio. A partir de ahí, iríamos construyendo juntos el futuro. Pero si hay algo que tenemos claro desde la primera temporada de la serie es que en ella no hay que dar nada por sentado. Y nada, ni lo que siempre ha sido un pilar básico, es lo que parece.
Han tenido que saltarse las normas todos los agentes del Ministerio para que, finalmente, demos el paso soñado. 2070 es el año escogido. Nos queda lejos, sobre todo en una época de incertidumbre como la que estamos viviendo. Nos cuesta imaginar cómo será. Si finalmente llegarán los coches voladores que siempre han protagonizado nuestros futuros imaginados. Si, por el contrario, el planeta continuará con su declive y nos encontraremos en un ambiente oscuro y peligroso. O si, realmente, llegará a existir ese futuro, del que nos separa medio siglo.
Tirando de imaginación y de experiencia seriéfila, así como del avance del último episodio que RTVE ha compartido, podemos aventurarnos a afirmar que el futuro que encontraremos será más bien oscuro. Probablemente dominado por regímenes autoritarios. Un futuro en el que escasearán las materias primas y los bienes básicos. Y en el que, efectivamente, habrá vehículos voladores. Aunque probablemente más parecidos al Anacronópete que a las grandes naves que han aparecido en clásicos como ‘Star Wars’.
Pero, como digo, todo es teoría. Mezclada con algo de deseo y con mucha sed de este capítulo final de ‘El Ministerio del Tiempo’. Saldremos de dudas este martes 23 de junio, a partir de las 22:05h en La 1 de TVE.
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