Desde el 2010 el joven grupo Pommez Internacional se ha consolidado como uno de los referentes de la nueva escena argentina. Su música, definida por ellos mismos como “El sonido de dos autos chocando a 130 km por hora”, le ha dado una expresión sonora al caos de su metrópolis latinoamericana. Ahora llegan España con su nuevo trabajo, precedido de un impecable single como “Imperio”.

Para todo ese público que aún no conoce muy bien a Pommez Internacional, ¿Cómo os podéis definir ante ellos? ¿Qué hay tras vuestra historia cargada de música?
Seguimos pensando que la definición de los autos chocando a 130 km por hora se ajusta bien al espíritu que anima lo que hacemos. El corazón de Pommez Internacional es el choque violento entre las tradiciones artísticas sudamericanas y la experiencia urbana, caótica y cosmopolita de las megalópolis de nuestra región. Nuestra historia comienza con dos adolescentes experimentando el placer de hacer música y se transforma gradualmente en un proyecto colectivo de artistas de distintos orígenes, reunidos en la convicción de que hay un sonido – mestizo, único, distintivo – que es un punto de partida valioso desde el cual hacer arte.

Presentáis “Imperio”, junto al resto de temas, ante el público madrileño y catalán, para luego llegar hasta BIME en Bilbao… ¿cómo os planteáis la reacción del público? ¿Qué respuesta esperáis?
Para nosotros, la actitud sana cuando vamos a un país nuevo es mantener las expectativas en su lugar y ser lo más propositivos posibles. Mostrarnos, tocar con justicia los temas y generar una sinergía entre nosotros. Por experiencia, si lo que está pasando dentro del escenario tiene solidez, es altamente probable que se traslade al público. Después, está claro que cada audiencia tiene su propia idiosincrasia, a la que a veces estamos atentos a la hora de armar un setlist. Por lo que cuentan colegas, tenemos razones para tener buenas expectativas.

“El poder presente/no es poder por siempre/el poder se mueve”, dicen las primeras líneas del nuevo single de Pommez Internacional, ¿se vuelve casi una necesidad la crítica social viviendo lo que el pueblo está sufriendo a nivel global?
Imperio no es un tema de crítica social, sino una crónica descriptiva de las distintas formas en las que el poder se construye. No creo que sea posible – ni deseable – un mundo sin ejercicio del poder. El asunto es el quién y el cómo. En ese punto Imperio se aleja de la poesía latinoamericana de protesta, y tiene un discurso un poco más árido. En nuestros discos se tocan asuntos políticos, espirituales y personales. A mi me resulta imposible filtrar cualquiera de estos aspectos y coincido con vos en que vivimos en tiempos muy movilizantes. Pero no hago una ley universal de esto, hay todo tipo de artistas increíbles que hablan de cosas diferentes.

¿Para Pommez Internacional es primordial estar pegados a la actualidad y desarrollarlo en sus letras?
No necesariamente. La actualidad para nosotros es siempre una excusa para rastrear conflictos muy antiguos. Nosotros usamos un procedimiento adentro de la música, que es robado de los grandes cronistas de no ficción, y tal vez por eso desconcierta. Rodolfo Walsh, Kapuscinski o Truman Capote escribían sobre actualidad, pero eso era siempre la superficie detrás de la que se escondían nudos milenarios. En ese sentido, a nosotros no nos interesa ofrecerte soluciones o grandes ideas, sino ponerte en el territorio.

¿Cómo ha sido trabajar en este nuevo trabajo después del exitoso ‘Buenas Noches América’?
Orgánico. Un mes después de haber terminado Buenas Noches América recuerdo haber terminado un tema nuevo, que es hoy uno de los pilares del próximo disco. Nosotros trabajamos a fuego lento, blindados contra la ansiedad (propia y ajena). Los temas se desarrollan en el tiempo que ellos mismos imponen. Algunos se resuelven en dos días, otros toman meses hasta tener su forma final.

¿Se siente una mayor responsabilidad cuando hay un éxito previo?
No, responsabilidad es una palabra muy grande, y tampoco estamos hablando del sucesor de Thriller ni de ningúna mega empresa de entretenimiento. Somos nosotros, haciendo lo que nos gusta y en ese sentido es bonito pensar que hay más gente escuchando lo que hacemos. Es estimulante y genera más ganas de hacer cosas.

Como público solo vemos el producto final que nos ofrecen los artistas pero, ¿qué podéis contar de todas esas horas de trabajo que se invierten en toda la producción? ¿Qué resulta lo más complicado?
Lo más complicado es siempre lo extra artístico. Conseguir el dinero y la financiación para grabar, editar, distribuir y contratar a la gente capacitada para hacer un lanzamiento profesional. En cuanto a lo musical, es un proceso muy largo pero también muy hermoso. En nuestro próximo disco hay mucha interacción entre la banda, la electrónica y la escritura orquestal. Esa última parte nos genera más de un dolor de cabeza porque – francamente – es el terreno más inexplorado para nosotros.

Cuando se invierten tantas horas de esfuerzo, constancia y amor por lo que os apasiona hacer… ¿se vuelve uno más exigente?
En líneas generales, sí. Cada lanzamiento es un desafío y a medida que la vara va subiendo, la exigencia es mayor en todos los frentes. De todas formas, es importante no perder la inocencia del juego, que es lo que te permite disfrutar, equivocarte y a la larga explorar nuevos lugares.

¿Qué necesidades, miedos y alegrías habéis plasmado en este nuevo trabajo?
Todavía nos falta un poco de recorrido en este disco para poder contestar tu pregunta con exactitud. Pero en muchos momentos se plasman cosas tremendamente personales. No quiero adelantar más porque no quiero quemar el lanzamiento. La historia personal y estas preguntas que me hacés, son un poco el eje que reúne a todos los temas.

¿Os viene a la cabeza alguna palabra con la que jamás comenzarías una canción?
Ninguna conjugación del verbo amar.

Para terminar… ¿qué es aquello que siempre provoca en vosotros una sonrisa?
Los animales en general y los perros en particular.