Con el estreno de ‘El Ascenso de Skywalker’ (2019) y la conclusión de esta última trilogía de ‘Star Wars’, podemos hablar por fin con conocimiento completo de los personajes que nos han acompañado en este tercer viaje. Aunque no es mi intención spoilear cada segundo visto en estas tres películas, mi consejo es que dejéis de leer si todavía no habéis tenido oportunidad de llegar al final del camino. Voy a hablar de Ben Solo, que en estas mis líneas solo se llamará Ben Solo.

¿Por qué solo Ben Solo? Porque creo que nunca dejó de ser Ben Solo, creo que nunca llegó a ser algo más, ni siquiera en sus peores momentos. Detesto, por cierto, sus peores momentos. No soy una defensora a ultranza del personaje desde su presentación, por magnético que sea Adam Driver y por roto que esté el hijo de los padres de la galaxia. No olvido que asesinó a Han, su propio padre, ni tampoco olvido el acoso al que sometió a Rey aprovechándose de las debilidades de nuestra protagonista. Ben Solo es intuitivo y observador, y lo aprovecha para manipular comportamientos o acciones. En otras ocasiones le vale con usar la Fuerza, o la fuerza, para ello. Este Ben Solo no me gusta, porque yo siempre estoy del lado de los buenos. Del lado de Luke Skywalker y de Obi-Wan Kenobi, y de Rey, sobre todo de Rey.

Pero es imposible no valorarlo como personaje. Incluso en sus peores momentos. Porque Ben Solo puede llegar a ser muy malo (lo ha sido), pero nunca hemos dejado de advertir el conflicto en él, aunque sea un atisbo, aunque sea un amago de culpa, aunque sea un instante de duda. Por eso, incluso aunque nos prive de nuestro Han Solo, lo compadecemos, porque entendemos que lo ha hecho sin querer hacerlo, que está del lado de los malos casi sin saber por qué. Y tiene una explicación que se basa, como casi todo en ‘Star Wars’, en el miedo.

Su maldad nace en el miedo que sintió cuando su propio tío, el bueno de Luke, tuvo también sus instantes de duda y quiso acabar con su vida al intuir que la Fuerza en él era poderosa, y que podría ser muy oscura. El propio Luke lo explica: cuando se dio cuenta de su error, cuando comprendió que le estaba negando la oportunidad, era tarde, porque ante él solo quedó un niño asustado que actuó por instinto y lo atacó. El lado oscuro se abrió paso.

Ben Solo se sintió, sí, solo. Desprotegido, aterrorizado y con una Fuerza poderosa creciendo en él, incontrolable y sin dirección, y sin nadie que lo guiase hacia el camino correcto. Entonces: Ben Solo es culpable de muchos crímenes que nacen de su papel como víctima en esta historia. Y eso no lo podemos olvidar, ni siquiera en sus peores momentos. Todavía estoy decidiendo si lo perdono, pero puedo decir que lo entiendo. Ben Solo, te entiendo.

Nunca se ha dejado de comparar a Ben con Anakin; no solo nosotros, también en la propia propuesta cinematográfica. Ben quiere seguir los pasos de su abuelo (lo que demuestra, por otro lado, que necesita continuamente alguien o algo a lo que aferrarse), se enfunda su máscara y se propone ser aún más fuerte que él.

Una de las diferencias que siempre he visto entre ambos es la soledad de Ben. Anakin estaba insatisfecho, continuamente inquieto porque no terminaba de ser el Jedi que tenía que ser, pero tenía a su lado a Padme y tenía a su lado a Obi. ¿A quién tiene Ben? A nadie, porque su familia lo ha traicionado, o así lo siente él. Los adolescentes de este planeta somos bastante más complicados que Ben, sin una Fuerza de por medio, así que no me vengáis con historias de que tendría que haber dejado que Luke se explicase. Era un niño, y se asustó.

Ben está solo, por eso se aferra a cualquier cosa. Se aferra, en primer lugar, a esas semejanzas con su abuelo; tenemos un buen número de escenas en las que se ve con mucha claridad cómo hace un esfuerzo por convencerse de que es malo, de que quiere esa maldad, de que ese es su destino. Tiene que convencerse, no es algo que sienta o que nazca en él. Su lucha interna es contra la luz, no contra la oscuridad. El camino de Anakin es diferente: es un camino de descenso a los infiernos que vive sin oponer resistencia, porque ni siquiera se da verdadera cuenta de lo que está sucediendo.

Vemos ese auto-convencimiento en Ben como vemos el conflicto continuo, que se hace más grande cuando Rey aparece en su vida y siente con ella una conexión tal que por primera vez en mucho tiempo deja de sentirle solo. El problema es que Rey es una tentación para él, porque está en el lado de los buenos, y coger su mano (no ella la de él, él la de ella) significaría tener que recuperar una vida que él mismo se ha encargado de destrozar tras el daño sufrido.

No lo dice hasta más adelante, pero también veo en este personaje, escrito en su rostro en todo momento, la seguridad de que es tarde, de que no puede dar marcha atrás, una de las razones por las que redención no llega antes. Otra vez: el miedo. El miedo a no ser aceptado después de todo, el miedo a que no exista el perdón, el miedo a ser odiado. Ben Solo es uno de los pocos personajes de esta saga que no tiene claro lo que quiere, por eso entre otras cosas es uno de los más interesantes de cara al espectador. Y porque sufrimos lo malo, pero vemos el conflicto e intuimos lo bueno.

Y es el personaje prometido porque en él está todo ‘Star Wars’, lo bueno y lo malo, el miedo y el amor, la ira y la bondad, la Fuerza en todas sus dimensiones. Y porque sigue el camino que todos intuimos al principio; no sé cómo habéis sentido ese desarrollo hasta la redención final, pero en cualquiera de los casos creo que termina como debe terminar. Con esa sonrisa que le regala a Rey mientras lo tiene en sus brazos. Es una escena preciosa, y se marcha como el Jedi que nunca fue, porque no le dejaron.