La cuarta temporada de ‘#Luimelia’ nos ha robado el corazón. Con más minutos por delante, hemos podido descubrir otros personajes. Una Luisita y Amelia mucho más reales, construidas y cercanas. Una pareja más serena y equilibrada. Donde el amor y el respeto lo han cubierto todo, hasta en los momentos más complejos e inesperados. Aquí os dejamos todo lo que pudimos hablar hace varias semanas con Carol Rovira.

Hemos degustado una historia mucho mejor aliñada. Una historia mucho más cercana a la realidad. Carol Rovira nos ha deleitado con Amelia. Seguramente, con escenas que permanecerán siempre en nuestro recuerdo. Donde la entrega de la actriz ha sido total y absoluta. Y, quizá, de eso trate el oficio. De llegar al punto de fluir y bailar junto al personaje sin ningún tipo de imposición, sino como si fuese una extensión más de tu cuerpo.

Amelia Ledesma es luz al final del túnel. Es sonrisa cuando las tinieblas acechan. Y fortaleza cargada de una infinita paciencia. Con una escucha activa muy bien trabajada y con la capacidad maravillosa de brindar espacio y tiempo. Analizarla junto a Carol Rovira es de esos ejercicios que te cargan el alma. 

En esta cuarta temporada, Luisita y Amelia se acaban de comprar un piso, pero eso no significa que la conversación sobre el matrimonio haya quedado aparcada. Esta vez parecen tenerlo todo bajo control, pero un obstáculo llamado José Antonio está a punto de dinamitar sus planes de vida. Llega el momento de improvisar y para eso cuentan con la ayuda de sus amigos Sergi y Ana. 

De esta manera tan singular, la vida de estas chicas comienza a trascurrir fuera de lo esperado, alejadas de los idílicos planes que habían imaginado. Luisita se esforzará por conseguir un buen trabajo con el que pagar las facturas –y la hipoteca-, y Amelia tendrá que enfrentarse a su propia familia dando la noticia y haciendo lo posible para sobrevivir al caos que últimamente gobierna sus vidas.