Tras tres temporadas, todos somos conscientes del valor que tiene ‘El Ministerio del Tiempo’. Además de ser una serie compleja, que entretiene e invita a la reflexión y con una factura técnica impecable, cuenta con un aporte de valor que la diferencia del resto: su función divulgativa. Entre risas, romances, intriga y referencias culturales de todo tipo, cada semana nos lleva de la mano a uno o varios periodos de nuestra historia. Nos presenta a las figuras que hemos estudiado durante toda una vida, pero con las que no habíamos conectado. Y hace lo propio con muchos que fueron medio olvidados con el paso del tiempo. Pero sin cuyas aportaciones no viviríamos en el país en el que vivimos ahora. Nada sería igual si nuestra historia cambiara.
Cada semana, antes de la emisión del capítulo correspondiente, bucearemos juntos en las épocas a las que viajará la patrulla de Pacino, Alonso y Lola. Rescataremos las características principales de las mismas, así como los hechos más destacados. También alguna curiosidad de la que, probablemente, habrán rendido cuenta los guionistas de ‘El Ministerio del Tiempo’.
En esta ocasión, para el segundo capítulo de la cuarta temporada, que se emitirá este mismo martes 12 de mayo en La 1 de Televisión Española, viajaremos hasta la España de los años 80. Conoceremos la mítica movida madrileña, que tantas veces ha protagonizado diferentes ficciones, por su fuerza y su simbolismo. Pero también viajaremos a la España del siglo XVII. Época en la que coincidiremos con Felipe IV y conoceremos a fondo sus amoríos, materia básica a la hora de preservar nuestra historia. Al fin y al cabo, si el monarca no se hubiera casado con Mariana de Austria, nuestra monarquía habría cambiado por completo.
La movida, esa época
La movida madrileña, que más tarde pasó a ser la movida de todo un país, se podría entender como la ruptura absoluta con el totalitarismo, con la dictadura y con la falta de libertad que la acompañaba. Se originó en los primeros años de Transición y se extendió durante los años 80, transformando por completo la vida de nuestro país y, por supuesto, su imagen. Un movimiento cultural que marcó a diferentes generaciones y que ahora se recuerda con nostalgia y con cierto misticismo, aunque también tuvo, como todo, su lado más oscuro.
El acontecimiento que desató el cambio, más allá de la propia transformación de España de una dictadura a una democracia, fue el concierto homenaje a Canito. Este acontecimiento tuvo lugar en el Salón de actos de la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid el 9 de febrero de 1980. Canito, que falleció tras un accidente de tráfico, fue uno de los fundadores del grupo Tos junto a los tres hermanos Urquijo. Estos últimos refundarían más tarde la banda bajo el nombre de Los Secretos. Ya para el momento de su fallecimiento, tanto Canito como sus compañeros, contaban con cierta popularidad entre la juventud de Madrid. De ahí que se convocara dicho concierto, en el que se reunió a artistas y grupos como Nacha Pop o Alaska y Los Pegamoides.
La movida fue un movimiento contracultural que tuvo un claro efecto liberador en la sociedad, primero madrileña y después española. Pero también en la música, en el cine, en la literatura, en la televisión y en la prensa, entre otros ámbitos. Fue su vertiente musical la que gozó de más popularidad, en parte por eventos como el Concierto de Primavera, organizado por la E.T.S. de Arquitectura de Madrid en 1981. Un acontecimiento en el que más de 15.000 personas disfrutaron de la música en directo de artistas y bandas como Los Secretos, Nacha Pop o Alaska y los Pegamoides, así como de Los Modelos, Flash Strato, Farenheit 451, Tótem, Rubí y muchos más.
Son muchas las figuras artísticas de nuestro país que bebieron de esa época y se gestaron artísticamente en ella. Y en muchos casos la influencia sigue estando presentes en sus trabajos hoy en día. Uno de los ejemplos es Pedro Almodóvar, con el que nos encontraremos en el nuevo episodio de ‘El Ministerio del Tiempo’. Para el momento en el que surgió la movida, Almodóvar ya había concebido algunos de sus primeros proyectos, estaba perfilando su estilo y se había librado de la clandestinidad a la que le sometía la dictadura franquista. Pero la movida también formó parte de él, de la misma manera que él formó parte de la movida. Conoció la liberación absoluta en la noche madrileña, se atrevió con la música e hizo algunos de los contactos que marcarían su carrera artística.
Siglo XVII, muchas movidas
Además de al Madrid de los 80, en este segundo capítulo de ‘El Ministerio del Tiempo’ también nos trasladaremos a la corte de Felipe IV. Un rey, de España y Portugal, que vivió en primera persona el ocaso del imperio español que habían consolidado sus antepasados. En parte, por sus malas decisiones y, seguramente, por las del conde-duque de Olivares. Pues con él compartió la responsabilidad de los asuntos de Estado durante una importante etapa de su reinado. Pero también en parte por una serie de agentes externos que, sin duda, afectaron a la situación de España y, por tanto, a su reinado, que se extendió desde el 31 de marzo de 1621 hasta el 17 de septiembre de 1665.
El siglo XVII está señalado como el siglo en el que ese imperio en el que no se ponía el sol empezó a oscurecer. Un año en el que la peste mermó a la población. Como también lo hizo una climatología que no fue del todo favorable en según que épocas. Los conflictos exteriores y la inestabilidad interior terminaron desembocando en la pérdida de la hegemonía española en Europa. Los validos tuvieron, como ya hemos visto, un papel importantísimo y los Austrias, sin saberlo, estaban a punto de despedirse de la corona.
No fue, por lo tanto, un siglo precisamente boyante. Sin embargo, a nivel artístico ocurrió todo lo contrario. El XVII es el siglo de Cervantes, Lope de Vega, Francisco de Quevedo o Calderón de la Barca, así como de Diego Velázquez. Muchos de los nombres más destacados de nuestra cultura desarrollaron su obra durante estos años. De hecho, gran parte del mismo forma parte del conocido como Siglo de Oro, el mejor momento de nuestro país a nivel artístico y cultural. El XVII también fue el siglo del Barroco, un estilo más recargado que los anteriores, del que el ya mencionado Velázquez dio buena cuenta, como también lo hicieron Francisco de Zurbarán o Alonso Cano.
Un siglo de contrastes, en el que la patrulla tendrán que lidiar también con los amoríos de Felipe IV.
Comments