La música en directo ha vuelto a las salas y con ella una nueva edición de Cómplices de Vibra Mahou. Hablamos del ciclo de conciertos creado por la plataforma de música de Mahou Cinco Estrellas, que promueve encuentros en torno al directo. La complicidad entre artistas y la cercanía con el público se dan cita en colaboraciones únicas a dúo. Como la vida esta pasada noche de la mano de Dani Fernández y Natalia Lacunza. Ambos artistas encargados de inaugurar este histórico ciclo, dos años después, en un concierto muy especial en La Riviera.

Natalia Lacunza dio el pistoletazo de salida al directo. Manteniendo como siempre su complicidad con el público, fue lanzando cual catarsis sus temas más emblemáticos, acompañada de su ‘TinyBand’. Una banda que cada vez es mucho más grande, profunda y enigmática. Es lo que provoca el asfalto. Rodarlo y rodarlo va afianzando la calidad que se tenía como base. Porque sin base da igual la cantidad de kilómetros que ruedes.

Cuando voy a un concierto, sinceramente, me da igual escuchar o no la melodía que acompaña a la letra. Lo que verdaderamente quiero es escuchar la voz, escuchar las letras, saber qué me está contando el o la artista en este caso. Con Natalia Lacunza todo es fácil. Con un camino que ya suena a propio y personal, es sencillo detenerse junto a ella en sus historias, en las aventuras cargadas de nostalgia y resiliencia. Y da un tremendo gusto frenético y sensorial. Comprendo y entiendo lo queme cuenta y lo que me narra. Mostrando, cada vez, un mayor gusto musical. Natalia Lacunza conoce sus letras y sus melodías y lo demuestra de forma desmesurada en sus directos. Literalmente acaricia sus temas con una exquisita calidez.

Dentro del ciclo Cómplices de Vibra Mahou la artista volvió a demostrar que el directo lleva su nombre y que los temas adquieren una dimensión vocal y sonora para el recuerdo. Tiene gancho, siempre lo ha tenido y no hay ningún indicio de que esto vaya a cambiar ni a corto, ni largo plazo. Natalia Lacunza se está ganando con trabajo y perseverancia el lugar que le corresponde no solo a nivel digital sino donde de verdad importa, en el directo. Porque la música sin el contacto directo con el público perdería todo el sentido.

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