Creo que lo mejor de ‘Pequeñas coincidencias‘ es que está en manos de personas que aman las comedias románticas. Javier Veiga -creador, guionista y protagonista- y Marta Hazas se entregan por completo a la causa de interpretar a dos enamorados que pretenden no quererse cerca cuando es lo que más desean, a pesar de los miedos y de esas coincidencias que también les afectan para mal.

‘Pequeñas coincidencias’ sigue la forma de las comedias románticas más clásicas, de esas que estamos acostumbradas a ver en formato película. Siempre he pensado que estas historias funcionarían mejor en varias entregas, y ‘Pequeñas coincidencias’ me da la razón. Conocemos mejor a los personajes, los encuentros fortuitos adquieren más valor y sentido porque transcurren en un periodo más largo de tiempo y se da la posibilidad de introducir mejor a los siempre valiosos secundarios. Es cierto que esta ficción de Amazon Prime peca de caer en demasiados clichés, y que algunas escenas no tienen valor narrativo, tampoco excesivo valor visual, pero el conjunto es simpático, agradable y bello. Por eso tiene segunda temporada, que se estrena este miércoles 15 de enero en la plataforma.

Antes de sumergirnos en ella, queremos repasar lo que ya vimos en la primera entrega. Javier Veiga y Marta Hazas dan vida a Javier y Marta, lo que por supuesto resulta curioso pero al mismo tiempo natural. Viven cerca, comparten escenarios, ciertos vínculos, pero nunca se han conocido. De un día para otro, en ambos despierta el deseo de ser padre y madre. Todavía no se conocen, y cada uno por su lado se lanza a la búsqueda.

Los dos topan con personas con las que no encajan, pero con quienes insisten en intentarlo (casi) de manera desesperada. Mientras, poco a poco, sin ellos saberlo, el destino los va acercando, los va juntando, los va preparando para la llegada del otro. El problema es que esas pequeñas coincidencias que hacen que estén cerca no siempre juegan a su favor: también generan problemas, conflictos, malentendidos y discusiones. La atracción entre ambos es evidente desde el primer momento; como en casi todas las comedias románticas, el amor a primera vista juega un papel fundamental, pero en ‘Pequeñas coincidencias’ nos dejan claro que esto no es nunca lo que más importa. Hay que conocerse, soportarse, encajar, y querer de verdad.

Esas casualidades que ambos advierten, tanto para bien como para mal, se dejan de lado cuando abandonamos la comedia para centrarnos en el amor. Al final, no dependemos del destino para estar con la persona que queremos, sino de nosotros mismos y de lo que quiera esa otra persona. Por eso, el conflicto principal termina asentándose en los aspectos negativos con los que los protagonistas cargan (como en la vida real, vamos) y a partir de los cuales tienen que evolucionar para ser felices (y comer perdices). Por decirlo de otro modo: las casualidades nos ofrecen la dosis de comedia, pero la historia de amor reside en la personalidad, las intenciones y los miedos de ambos protagonistas.

Tuvimos un final feliz en la primera temporada de ‘Pequeñas coincidencias’, y eso invita a pensar que esta segunda nos hará explorar esa parte que nunca se aborda en las comedias románticas: el después. El después del fueron felices y comieron perdices. ¿Qué pasa cuando los protagonistas deciden que sí, que van a darse una oportunidad después de tanto por lo que han pasado? ¿Cómo construyen una relación real, cómo se desarrolla, qué conflictos surgen cuando ya se conocen y deja de ser conflicto el intentar conocerse? Lo veremos en la segunda temporada. Ya disponible en Amazon Prime Video.