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‘Ramy’, necesaria y divertida

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Últimamente me cuesta recomendar. Pero sólo aquí. Si me preguntan tomando algo por una serie o una película que merezcan la pena, es imposible contener la interminable lista de títulos sale de mi garganta. Supongo que, haciéndolo de esa manera, no siento ninguna responsabilidad. Pero aquí, la cosa cambia. Por eso, estoy tirando de comodines. De esas series y películas que estoy convencida de que gustarán a todo el mundo. Independientemente de preferencias. Y esta semana ha llegado el turno de ‘Ramy’.

Si eres de los que sigue la temporada de premios, seguramente tú también te sorprenderías hace aproximadamente un año al ver cómo un joven llamado Ramy Youssef arrasaba en comedia. Sin hacer demasiado ruido, este estadounidense de origen egipcio creó la serie que toda una comunidad necesitaba y que ha sabido entretener a espectadores de todo el mundo. Una serie que refleja una de esas realidades que no estamos acostumbrados a ver en pantalla, no sin los tópicos hirientes que acompañan a una comunidad que nada tiene que ver con la imagen que tenemos de ella. Y que, en clave de humor, ha sabido reflexionar acerca de la presión a la que están sometidos los jóvenes y la necesidad de buscar una identidad propia.

Para mí, ‘Ramy’ ha sido uno de los mejores descubrimientos del año. Una de esas ficciones que no quieres dejar de ver y cuyo visionado no te importaría repetir. Lo confieso, más de una vez y más de dos he vuelto a ver episodios que ya había visto. Como hago con ‘Girls’ o con ‘Aquí no hay quien viva’. Y he seguido disfrutándolos de la misma manera. Será el tiempo el que tenga que hablar, pero, por ahora, parece que esta va a ser una de esas series comodín que nunca se van de nuestro lado.

Necesaria


Ramy

Como mujer blanca y occidental, he disfrutado mucho viéndola. Me he reído, me he enfadado con Ramy y sus decisiones erróneas y también me he emocionado, sobre todo con su madre, un personaje especialmente tierno. Pero también he sabido ver la importancia de una serie como esta. Una serie que nos permite conocer desde dentro a la comunidad árabe y a quienes profesan el Islam. Algo que, como no tardé demasiado en comprender, es una novedad para la ficción televisiva. En pleno siglo XXI, ¿cuántas series has visto en las que se hable de esta comunidad sin convertirla en un rebaño de terroristas? ¿En cuántas has visto que se hable del Islam desde dentro y desde diferentes perspectivas? No voy a responder por ti, pero conozco mi respuesta. Y es escalofriante.

En ‘Ramy’ tenemos un magnífico retrato de los jóvenes de clase media de hoy en día. De las presiones a las que están (o estamos) sometidos y de lo complicado que es encontrar un espacio y una voz propios. Pero también vemos cómo un joven de origen egipcio, que ha crecido en Estados Unidos, tiene que luchar contra todo tipo de prejuicios. Cómo su vida cambió en el mismo instante en el que se produjeron los atentados del 11S. Y cómo se balancea entre vivir la vida ‘normal’ que se vive en su entorno y responder a sus inquietudes culturales y religiosas. Si para mí esto es una maravilla necesaria, puedo hacerme una idea de la importancia que ha tenido para toda una comunidad que ha sido acallada y criminalizada durante décadas.

Como parte de la vida cotidiana de Ramy y de su familia, conocemos tradiciones que para muchos eran unas auténticas desconocidas. Y también conocemos inquietudes, miedos y problemas a los que se enfrentan cada día. Desde mi perspectiva, siento que la manera en la que se ha reflejado la religión es quizá lo más destacado de la serie. Me gusta ver que hay un joven interesado en en ella, me gusta ver los aspectos positivos que siempre olvidamos y conocer la vida dentro de una mezquita. Generalmente, tendemos a separar juventud de religión. Y a unir Islam con violencia. Justo todo lo contrario a lo que vemos en ‘Ramy’ y lo contrario a una realidad que, repito, tendría que haber tenido su espacio en la ficción hace mucho tiempo.

Divertida


Ramy
Foto: Hulu

Hablando así de ella, parece una serie muy profunda. Y lo es. Pero también es enormemente divertida. En parte, por la comicidad que acompaña al personaje de Ramy. Supongo que no puede evitar ser gracioso, pero sobre todo no puede evitar meter la pata. Acompañarle en el camino llega incluso a ser un pequeño sufrimiento para cualquier espectador entregado, que terminará advirtiendo a la pantalla de que va a volver a tomar la decisión errónea. Sin llegar al extremo, tiene un toque de ‘Vergüenza’ que hace que su visionado sea un disfrute de principio a fin.

Más cuando se junta con sus dos mejores amigos, las dos voces de la conciencia que pocas veces aciertan. Presta especial atención a estos momentos, así como a las conversaciones familiares, porque son algunas de las joyas más preciadas de la serie. Lo que también ocurre con el trabajo del reparto, magnífico desde el propio Ramy Youssef hasta Hiam Abbass y Amr Waked. Sin olvidarme, por supuesto, de la brillante incorporación de Mahershala Ali para su segunda temporada.

No me extiendo más. De hecho, espero que hayas dejado de leer para este punto y ya estés viendo el primer episodio. Están disponibles en STARZPLAY.



Rosa Suria
Periodista. Escribo y hablo continuamente de cine, series y música.

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