No suelo escribir sobre los libros que me roban el aire. A veces siento que cualquier intento de describirlos es como atrapar humo con las manos. Pero Una ventana a la oscuridad no me dio opción. Se metió en mí, despacio, con la dulzura peligrosa de lo inevitable.
No sé bien en qué momento dejé de estar en mi mundo para habitar el suyo. Quizá fue una frase, o tal vez un silencio. Porque este libro no solo se lee: se escucha, se respira. Es el comienzo de algo más grande —la bilogía El Rey Pastor— y, aún así, ya se siente completo. Como un primer latido que ya lo contiene todo.
Hay una oscuridad en estas páginas, sí. Pero es una oscuridad viva, hermosa, casi necesaria. No da miedo: da profundidad. Como cuando apagas la luz y, de pronto, empiezas a ver lo que antes no veías.
Y los personajes… Ay. No son de esos que se entienden al instante. Tienen cicatrices que no explican, sombras que no piden perdón, destellos que llegan cuando menos los esperas. Son personas con peso, con eco. Me enamoraron, uno a uno, de formas distintas. Me hicieron quedarme.
Me absorbió. Así, sin esfuerzo. Como si el libro hubiera sabido exactamente qué decirme, cómo tocarme.
No sé qué vendrá en la segunda parte, pero ya la estoy esperando como se espera a alguien querido en la puerta de casa, bajo la lluvia, con el corazón en alto.
Sinopsis
Elspeth necesita a un monstruo. Y el monstruo podría ser ella.
La joven necesita más que suerte para estar a salvo en el siniestro mundo rodeado de neblina al que llama hogar. Necesita a un monstruo. Ella lo llama el Tormento, un antiguo y perturbado espíritu atrapado en su cabeza. La protege. Guarda sus secretos.
Pero todo tiene un precio, especialmente la magia.
Cuando conoce a un misterioso salteador de caminos en el bosque, su vida da un drástico giro. El bandido resulta ser el sobrino del rey… y ha sido acusado de alta traición. Arrastrada a un mundo de sombras y engaños, Elspeth emprende una peligrosa misión: curar al reino de la magia oscura que lo está infectando.
El joven y Elspeth tienen hasta el solsticio para reunir doce Cartas de la Providencia, la clave para la cura. Pero a medida que avanza su misión y su innegable atracción se vuelve más intensa, se verá obligada a hacer frente a su secreto más oscuro: el Tormento está, de un modo lento y tenebroso, empezando a controlar su mente. Y puede que Elspeth no tenga modo alguno de evitarlo.
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