‘Una Europa de bajas emisiones’ ha tenido muchos efectos en mí. El primero, el más evidente, el más inmediato… Estas ganas de viajar que no disminuyen, que no se olvidan, que no se pasan por nada del mundo. Este libro, de reciente publicación en GeoPlaneta, nos habla de las maravillas de los rincones que propone y que recorre. Y algunos nos los descubre por primera vez. Porque en ‘Una Europa de bajas emisiones’ se contemplan capitales importantes de nuestro continente, pero va mucho más allá. Así que descubrirás una isla misteriosa escocesa que querrás visitar. Y también la tierra de los samis, de la que quizá nunca antes habías oído hablar. Y mucho más. Mucho, mucho más. ‘Una Europa de bajas emisiones’ está pensado para quienes aman viajar.

Y seguramente ayude a la gran mayoría a viajar mejor, a viajar de otra manera, o al menos a tener presente que existen otras opciones a las que hemos tenido últimamente en mente. ‘Una Europa de bajas emisiones’ no deja de animarnos a lanzarnos al camino, pero lo hace consciente del daño que estamos haciéndole al planeta con nuestros continuos vuelos en avión, muchos de ellos innecesarios. Por eso, propone rutas alternativas; este es su principal objetivo, y cumple con ello.

Ya desde el principio, con una breve pero contundente introducción, comprendemos que ni siquiera esos viajes en avión son la mejor opción desde un punto de vista viajero. Porque si lo que queremos es descubrir los lugares que vamos visitando, no hay nada como acercarnos a ellos poco a poco, desde el traqueteo romántico de un tren o desde el movimiento tranquilo de un ferry. Roma, Edimburgo o Viena, nos cuentan, se sienten mejor desde el principio de esta manera.

En ‘Una Europa de bajas emisiones’ se proponen un total de 80 rutas cuya duración varía entre una y dos semanas. Cada una de las propuestas está detallada; puntos de partida, trayecto a realizar, duración concreta, presupuesto, excursiones complementarias. Se trata, así, de una guía completa, segura y tentadora. Os vamos a descubrir 5 de estas rutas, para que después vosotros, por vuestra cuenta, podáis disfrutar conociendo las demás.

De Estocolmo al círculo polar ártico – Una semana. «Incursión veraniega al norte del círculo polar ártico en un trenecito que pasa por bosques y lagos helados, parando en poblaciones remotas iluminadas por el sol de medianoche». Un sueño; un sueño bien detallado. Con seis paradas y ocho noches en total, esta ruta fascina no solo por lo que promete: también por el propio descubrimiento. Por la posibilidad de realizarla. 2.200 kms. a nuestra disposición, con una huella de carbono mínima para cada persona y un paseo por territorio sueco poco explorado y fascinante en cada rincón.

El corazón salvaje de Escocia – Una semana. «Una ruta en tren espectacular es el principio de una excursión a pie por Escocia, aprovechando para probar de camino unos whiskies de renombre y acabando el viaje en Edimburgo». Desde la estación más alta de Reino Unido, pasando por los famosos lagos escocesas hasta los arrebatadores paisajes del Norte del país. Esta ruta de cinco días, con presupuesto además reducido, nos ofrece la posibilidad de descubrir una de las tierras que más en alza está en los últimos años. Apetece ir a Escocia, y además puede hacerse sin dañar el entorno. Es uno de los países que más y mejor pueden descubrirse en este sentido.

En tren al techo de Europa – Una semana. «Para descubrir las maravillas de las altas cumbres suizas, entre ellas un tren impresionante, solo hace falta un billete y un par de botas de montaña». Esta afirmación tan prometedora es una realidad. No necesitas más que las ganas, la indumentaria adecuada y decidir cuál es tu presupuesto ideal para disfrutar de una ruta de entre cuatro y seis días por el techo de Europa, que nos descubre asentamientos tan impresionantes como Grindelwald. Para los amantes del invierno, la nieve y esquiar, Suiza es un paraíso natural que puede vivir en base a eso: la naturaleza. Sin dañarla.

La ruta de los tres países – Una semana. «Visita a tres países en una ruta en tren: desde los canales de Estrasburgo, en Francia, a Basilea, ciudad enamorada del arte a orillas del Rin, para acabar en la Selva Negra alemana». Me gusta destacar esta ruta porque me parece el ejemplo perfecto de que es más que factible unir territorios diferentes entre sí en un mismo viaje y sin dañar el medio ambiente. De hecho, la huella de carbono es prácticamente inexistente en esta ocasión, como lo es también el presupuesto. La ruta propuesta incluye siete noches. Es un plan perfecto.

Una estancia en las islas Sorlingas – Una semana. «El Great Western Railway de Isambard Kingdom Brunel lleva desde Londres a la punta de Cornualles, para desde allí dar el salto a las islas Sorlingas. ¡Que nadie olvide la bici!». ¿Alguna vez habías oído hablar de estas islas? Exacto. A esto me refería al decir que ‘Una Europa de bajas emisiones’ no se limita a tomar espacios conocidos para trazar sus caminos. En este libro descubrimos y exploramos rincones fascinantes de los que tal vez nunca habíamos oído hablar, y que sin duda querremos visitar. Esta ruta en concreto nos llevará hasta las islas Sorlingas, un territorio más bien desconocido situado a tan solo 45 km. de la costa inglesa. El mundo volverá a parecernos un sueño entre sus playas.