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Así fue la construcción de Cate Blanchett en ‘TÁR’

Cate Blanchett
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“Cate Blanchett y yo empezamos a trabajar en septiembre de 2020”, recuerda Todd Field. “Rodó dos películas mientras preparábamos TÁR. Me llamaba cuando regresaba del rodaje, a pesar de las horas de trabajo que aún le quedaban. Aprendió alemán y a tocar el piano – sí, todas las notas de piano en la película salen de sus manos – y se documentó hasta la saciedad. Es una autodidacta de verdad y consiguió más en esos dos años que la propia Lydia Tár en veinticinco”.

“Apenas durmió durante la producción. Después de un día de rodaje, seguía con las clases de piano. Dedicó su ‘día libre´ a ensayar en un circuito de carreras la maniobra que debía realizar en Alexanderplatz en una escena con Nina Hoss, evitando a ocho vehículos conducidos por especialistas. Estaba dispuesta a hacer todo lo que se le pidiera. Subió mucho el listón y todos tuvimos que esforzarnos para estar a la altura”, remarca Field.

El disfrute de Cate Blanchett

Cate Blanchett reconoce que disfrutó con la carga intelectual del guion de Todd Field, pero que su conexión inmediata con la historia fue instintiva, a nivel humano. “Comprendí enseguida que había muchas capas en el fascinante enigma que representa Lydia Tár”, dice. “Todd había creado una criatura única”. También se sintió fascinada por la cualidad musical del guion y el especial enfoque de Todd Field describiendo el personaje.

“Me interesa mucho el idioma, y al leer el guion vi que había varias referencias con las que no estaba familiarizada”, sigue diciendo. “Debía entenderlas a la perfección para que el público creyese que el personaje sabía de lo que hablaba. Es curioso, pero no hace falta que el público tenga en cuenta esas referencias, solo es necesario saber que Lydia es un genio”.

Me fascinó el retrato de una mujer desmoronándose, pero también me tocó el ritmo musical del guion” añade. “La música es a menudo la llave que me permite abrir a un personaje, un ambiente, conectar con la historia. En ese aspecto, el guion de Todd era un motor turbo”.

Cómo construir la mejor atmósfera

Tanto para Todd Field como para Cate Blanchett, poder trabajar juntos antes del rodaje les ayudó a construir la atmósfera, el entorno y el personaje. “Juntos descubrimos cosas que iban más allá del material del que disponíamos”, comenta la actriz.

Todd es el colaborador más intrépido y abierto del mundo. Se me ocurría una idea completamente loca, se la explicaba y me mandaba un mensaje a las dos de la mañana diciendo: ‘Creo que sé cómo podría encajar’. Es la inventiva personificada. A medida que profundizábamos en los personajes, empezamos a hacernos preguntas: ‘¿Qué ES un proceso? ¿Hasta qué punto son relaciones transaccionales? ¿Puede existir la comodidad cuando se intenta trasladar a un grupo de personas a un nuevo entorno? Nos encanta admirar a los grandes, pero ¿también nos gusta verlos caer?’ Estas conversaciones me ayudaron a dar forma a Lydia. Muchas de nuestras grandes narrativas se han desmoronado y me interesan las personas con grandes inquietudes pero que, históricamente, no han tenido acceso a la grandiosidad. ¿Qué pasa si alguien importante quiere volver al pasado y acceder a la grandeza de ese pasado en los pormenores del presente?”

Memorizar y procesar

“Cate digirió el guion, lo memorizó de cabo a rabo y luego lo procesó”, dice Todd Field. “Quiso saber de dónde venía todo lo que estaba en la órbita de Tár, y cuando empezó el rodaje, sabía tanto como yo, incluso más. Llegó a corregirme durante los ensayos diciéndome: ‘Es MTT, nada de Michael Tilson Thomas’”.

“Dirigir una orquesta no es fácil y me asombró ver el esfuerzo interpretativo que realizó Cate gracias a todo lo que había aprendido; ha creado a una persona nueva, original, que comunica autenticidad y es totalmente real”, dice la actriz principiante Sophie Kauer, una violonchelista en la vida real que encarna a la joven chelista rusa Olga Metkina.

“Empecé con las clases maestras de Ilya Musin y el desgarrador documental sobre Antonia Brico”, recuerda Cate Blanchett. “Luego miré a Claudio Abbado, Carlos Kleiber, Emmanuelle Haim y Bernard Haitink para descubrir lo que no es Tár y también qué aspira ser. Dirigir música es un lenguaje, un acto colosal de comunicación creativa. Es algo totalmente idiosincrático y personal. El idioma gestual fue un maravilloso portal para entrar en la mente de una maestra musical y también para descubrir cómo se movía en el mundo”.

Aprender a tocar el piano

La actriz ensayó largas horas con la profesora de dirección Natalie Murray Beale, pero añade que “prepararse para este papel requirió aprender a tocar el piano, a hablar un nuevo idioma y a manejar un dialecto, tres cosas mecánicas dentro de las aptitudes del personaje. Sin embargo, no son el personaje. Esta película trata solo de la dirección de orquesta, aunque sea algo esencial para el personaje, como lo es respirar”.

“El auténtico reto para mí, como intérprete, era meterme en la cabeza de una persona ajena a sí misma. Alguien que ha olvidado, que se ha alejado del porqué. Y al buscar un legado, ha roto la conexión con la música. Tár es muy crítica consigo misma, e inconscientemente cree que si logra ser perfecta, nadie ni nada podrá hacerle daño. Pero la perfección es inalcanzable en el arte. El arte está lleno de imperfecciones y zonas grises, ahí está el problema”, remarca la actriz.

“Entendí, dentro de mis posibilidades, lo que significa dirigir una importante institución cultural”, explica Cate Blanchett, que ocupó el puesto de codirectora artística y codirectora general de la Sydney Theater Company con su marido Andrew Upton durante casi diez años. “Alcanzar ese nivel de responsabilidad cultural y física puede llegar a ser profundamente solitario e ingrato, pero también puede ser el mayor reto de una carrera profesional. Está el edificio, los patrocinadores, la agenda, el público, además de tener que lidiar con la política de la empresa, los recursos humanos y los fondos gubernamentales”. Esa experiencia ayudó a la oscarizada actriz a comprender los entresijos de una empresa artística, así como a un personaje exigente y a menudo volátil que muestra dos caras en una orquesta alemana.

“La responsabilidad creativa era nuestra, pero cuando aceptamos el puesto, abandonamos el despacho y hablamos con todos acerca de las decisiones artísticas. Estoy convencida de que muchos – al estar acostumbrados a un enfoque más jerárquico – debieron pensar que no teníamos ni idea de lo que hacíamos”. No habían trabajado democráticamente. En el mundo de la música clásica, como en muchas otras instituciones, no se consulta.

Tár, por ejemplo, debe trabajar y decidir sola. Como directora, la música fluye a través de ella, pero no ha habido nadie en su posición hasta ahora. Los únicos ejemplos son los grandes tiranos clásicos como Wilhelm Furtwängler y Herbert von Karajan.

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