Ubicado en pleno centro de Madrid, el restaurante Caluana ha renovado su carta para seguir consolidando su original propuesta gastronómica. Tres años después de su apertura, reafirma su identidad con una cocina que combina a la perfección la cocina italiana y castiza, bajo una experiencia pensada para los cinco sentidos.
Nada más entrar, Caluana destaca por su magnífico espacio al tratarse de una antigua capilla barroca del siglo XVI transformada en templo culinario, con un invernadero romántico como contrapunto natural.
Al frente de esta propuesta están los chefs Joaquín Serrano y Jorge Velasco, quienes han diseñado un menú que profundiza en el concepto italo-castizo a través de un diálogo entre sabores tradicionales y técnica contemporánea.
Porque Caluana no es solo un restaurante, es la historia de un viaje entre dos países apasionados por la gastronomía: Italia y España. Este viaje no solo celebra los sabores, sino también los productos, la cultura y la magia que cada uno de ellos aporta. Por eso, ambas tradiciones se fusionan para crear platos deliciosos.
Cada uno de ellos parte de una base reconocible para después sorprender en la presentación, texturas y sabores. Con mucha creatividad, se presenta una carta muy variada como recorrido entre la trattoria del Piamonte y la taberna madrileña.
Entre los entrantes destacan el steak tartar de solomillo con tuétano, una versión más intensa y melosa del clásico, o el bikini de mortadela italiana y mascarpone, que transforma un formato popular en una pieza delicada de alta cocina.
Para continuar, el ravioli de calabaza, gorgonzola y guanciale, que equilibra dulzor y salinidad con un punto crujiente; la pasta nera con guanciale, gambas y carabinero, que fusiona tierra y mar con profundidad y elegancia; el fetuccine en salsa de trufa, huevo a baja temperatra y trufa de temporada; o la lasaña de rabo de toro.
En su menú encontramos también diferentes platos de arroz, además de platos principales como la pluma ibérica a la brasa o la merluza con salsa de salvia y limón. Y, para terminar, la sección dulce se renueva con postres como las fresas con crema de mascarpone o una versión del lemon pie que logra un balance perfecto entre acidez y suavidad.
Y si no, siempre puedes recurrir a los clásicos del restaurante: la española torrija de pan brioche con ron Zacapa 23, la tarta de chocolate fluida, la tarta cremosa de queso o el típico tiramisú italiano.
La experiencia sensorial se amplifica cada jueves, viernes y sábado con pequeños espectáculos en vivo que aportan un guiño artístico y emocional a la velada, creando un diálogo entre lo que se ve, se oye y se saborea.

Como elemento diferencial, para quienes deseen seguir o empezar la noche, Caluana esconde en su interior una coctelería clandestina: Maldita Gioconda, un espacio íntimo donde la carta de cócteles se inspira en cómo te hace sentir la música, creando combinaciones únicas en función del estado de ánimo.
Con esta nueva carta, Caluana consolida su lugar como uno de los proyectos más personales y consistentes de la escena madrileña. Lejos de las modas pasajeras, apuesta por una fusión cuidada, emocional y con carácter. Una propuesta que demuestra que es posible innovar sin perder el alma, y que la buena mesa es una combinación de historia, creatividad y emoción.
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