Dicen de ella que es un delirio, pero yo prefiero afirmar que es un oasis. En medio de un panorama cinematográfico en el que cada vez se apuesta más por la fórmula del éxito conocida y se deja de lado a las propuestas innovadoras, atrevidas y diferentes, encontrarme con ‘Ventajas de viajar en tren’ ha sido como hallar agua en medio del desierto. En ella veo un salto al vacío, pero con arnés. Un salto atrevido y valiente, pero en el que todo está medido y calculado para que el aterrizaje sea exitoso. 

La película dirigida por Aritz Moreno y basada en la novela homónima de Antonio Orejudo está triunfando en la actual temporada de festivales, arrasando incluso en Tokio, y se está confirmando como una de las grandes revelaciones de este 2019. Por ahora, no conozco a nadie que la haya visto que haya salido disgustado de la sala. Es un largometraje sublime, en el que no hay miedo a los riesgos y en el que el espectador no sabe si lo que está viendo es real o es delirio, llegando a preguntarse constantemente dónde está la realidad y, sobre todo, si la verosimilitud es tan importante como siempre hemos creído. 

Un trabajo de construcción complejo, pero que se entrega al espectador de manera directa y ordenada, apoyado en unos mundos concebidos con inteligencia y llevados a la pantalla con exquisitez y en unas interpretaciones entregadas, en las que se aprecia la confianza de los actores en el director y en una historia que ha llevado a muchos hasta sus límites. Una red perfectamente tejida, que se traduce en una película delirante, deliciosa e inclasificable. 

Un universo repleto de mundos

‘Ventajas de viajar en tren’ es una historia de personajes y de historias. En realidad, es un gran universo compuesto por muchos mundos, algunos reales y otros no. Lo curioso es que no importa qué pertenece a la realidad y qué forma parte del delirio. Todos los mundos están tan bien construidos que el espectador no llega a distinguir lo real de lo ficticio, ni tampoco necesita planteárselo. Las historias, las estéticas y los mensajes que nos manda cada una de estas tramas son como imanes, y son lo que realmente importa. 

Me quedo con la maestría con la que Aritz Moreno ha sabido llevar a la pantalla todos estos micro-universos, dotándoles de una estética hipnótica y que no puede ser más acertada, y logrando que todas las historias tengan un importante peso en la película, sin que el espectador desconecte del relato principal. No puedo evitar pensar en la elegancia con la que las arañas tejen sus telas, imaginándome así la mente del director, que no ha errado en nada y que ha estado muy acompañado por unos actores en estado de gracia. 

Sin miedo a nada

Nada de esto hubiera funcionado si los actores hubieran entrado en sus personajes con miedo. Los protagonistas de todas estas historias son personas peculiares, con trastornos aún más peculiares y en ocasiones desagradables, llevadas a sus límites y enfrentadas a realidades muchas veces aterradoras. Lo que vemos en la pantalla también es desagradable por momentos, provoca pudor en el espectador, vergüenza e incluso un sentimiento cercano al asco. Y todo esto genera un magnetismo casi inexplicable. 

Si Ernesto Alterio, Pilar Castro, Luis Tosar o Quim Gutiérrez hubieran tenido miedo al meterse en la piel de sus protagonistas, si no hubieran confiado en el director al 200% y hubieran juzgado a las complejas personas que tenían que interpretar, ‘Ventajas de viajar en tren’ habría sido todo un fracaso. Pero han sido precisamente su valentía y sus también saltos al vacío los que ha provocado que sus interpretaciones no sólo sean creíbles, sino que rocen lo sublime. No se me ocurre un solo nombre que cojee o que desentone. Pese a que estamos ante un reparto extenso y variado, todos encajan a la perfección, todos brillan en su justa medida y generan un equilibrio que permite que lo que más destaque sean las historias y sus mundos, con sus traumas, sus peculiaridades y sus sinsentidos. 

Veredicto final

‘Ventajas de viajar en tren’ es una película inclasificable, atrevida y brillante. Un largometraje que más allá de la comedia, del horror y de lo absurdo, genera reflexiones en el espectador y muestra cómo las cloacas del ser humano no le son ajenas a nadie, al igual que la locura. Una sorpresa constante para el público, acompañada de un magnífico trabajo de dirección y de un reparto que se entrega hasta los límites.