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El adiós de ‘Por trece razones’ con su peor temporada

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Nunca he definido ‘Por trece razones’ como una serie buena o de calidad. Ya no solo por la polémica que le rodea, más que justificada, y por los mensajes que a veces lanza y que no son los más sanos.

Advertencia: Este articulo contiene spoilers de la cuarta temporada de ‘Por trece razones’

A parte de todo esto, tiene agujeros de guion y cosas sin sentido que hace que sea una serie tirando a pobre. Pero, aún así, me mantenía enganchada. Era capaz de terminarme las temporadas en un solo día y yo misma me preguntaba que tenía esta serie para provocar que quisiera seguir viéndola. Una de las principales razones era el desarrollo del personaje de Justin Foley (Brando Flynn), parecido al desarrollo de Steve Harrington (Joe Keery) en ‘Stranger Things’ solo que mucho más trágico. Quizás se pueda pensar que por lo sucedido con este personaje esta temporada la califique como la peor de la serie. Pero la realidad es que creo que mucho de sus fans estarán de acuerdo de que esta temporada ha sido un sin sentido de principio a fin.



Costaba verla. No era como el resto de las temporadas que conseguían engancharte. En esta todos los acontecimientos eran tan aleatorios y pasaban tan rápido que conseguían cansarte. El primer día me fue imposible ver más allá del primer capítulo.

Demasiado larga

Se hace eterna en todos los sentidos. Los capítulos duran todos casi una hora, hora en la que la mitad de las cosas están de relleno (como peleas innecesarias una y otra vez). Realmente, la serie comienza a tener buen ritmo casi a partir del sexto episodio. Los primeros se hacen eternos. Básicamente es un repetitivo bucle de la pandilla intentando ocultar que ellos asesinaros a Bryce y culparon a Monty, vandalismo un poco porque sí y alucinaciones sin sentido.



Realmente, esta temporada podría haberse salvado sin los acontecimientos se hubieran resumido en cinco capítulos, que ya son muchos, y el largo pero emotivo capítulo final.

Tirando de la lágrima y de la nostalgia

La verdad es que saben como formular el capitulo final para que con un toque de nostalgia y palabras inspiradoras casi te olvides del desastre del resto de la temporada. Al fin y al cabo, y aunque queramos negarlo, si has visto todas las temporadas es fácil que los guiños finales te conmuevan.

La falta de Justin en la graduación, la vuelta de las cintas por parte de la señora Baker para que los chicos hagan con ellas lo que quieras y el regreso de personajes que desaparecieron sin más como Ryan (Tommy Dorfman) y Courtney (Michele Selene Ang) que solo con unos minutos de pantalla demuestra que sigue siendo igual de insoportable que en las primeras temporadas.

También vuelve el fantasma de Hannah Baker (Katherine Langford). Tiene sentido siendo ella la protagonista de la primera temporada.

En el momento adecuado

Esto es una coincidencia, pero los capítulos donde se denuncia el abuso policial han coincidido con el movimiento de BLM.  En esta cuarta temporada se denuncia el abuso de la policía sobre los estudiantes, sobre todo con estudiantes latinoamericanos como Diego (JanLuis Castellanos) que cuando se estaba peleando con Justin fue el único al que la policía intenta detener. Incluso el agente dice “un mexicano más empezando una pelea”. Esto hace que se produzca una revuelta y manifestación en contra de la policía.



Incluso vemos una conversación de Jessica (Alisha Boe) con el Director Bolan (Steven Weber) en el que le advierte de que “preguntaran (los padres) porque el número de estudiantes de color fue tan desproporcionado durante los interrogatorios”. Esta trama es la mejor que tiene la temporada.

Justin Foley, un final injusto

Es el mejor personaje de ‘Por trece razones’ y que ha presentado el mejor desarrollo. Justin comienza siendo el típico capullo de instituto, pero vemos como pasa a ser un sintecho adicto a la heroína y como supera su adicción y comienza una nueva vida junto a los Jensen. En esta temporada estaba centrado en la idea de tener un futuro, aunque sufrió una recaída por la muerte de su madre, y en ir a la universidad… Hasta que murió de SIDA.

Ya no solo se trata de que sea una pena que maten al único personaje que han sabido construir bien. Si no cómo lo matan. En tan solo un capítulo, en la serie una semana, y con el argumento de su enfermedad cogido un poco con pinzas. Podrían haber aprovechado para concienciar sobre el SIDA, sus síntomas, etc. Pero lo matan rápido, casi como si fuera un estorbo y quisieran deshacerse de él.

Se puede entender que Justin muera porque la historia de ‘Por trece razones’ empieza y acaba con él. De hecho, hay una referencia que hace la pastora de su funeral sobre la sonrisa de Justin, que “conseguía derretir corazones”. Hannah Baker nos introduce a Justin diciendo “Entonces, ahí empezaron los problemas. Con esa sonrisa. Esa maldita sonrisa”. Pero podrían haberle dado a Justin una muerte mucho más desarrollada y argumentada. Parece que simplemente giraron una ruleta y escogieron la primera causa de muerte que salió a la palestra.

Un sin sentido de principio a fin

Esa es la sensación final que deja ‘Por trece razones’. Se intentan tratar muchas cosas y se hace mal porque no da tiempo a abarcarlas todas. Además de usar recursos tan trillados como los fantasmas que ve Clay, que se justifica con su ansiedad y depresión, pero de repente también ven muertos el resto de los personajes. Y a nadie le parece raro tener a uno de sus amigos hablando a la nada.


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Y, a pesar de que podría escribir diez páginas hablando de lo desastroso que es todo, todavía no puedo decir que me arrepienta de haber visto esta serie. Porque el mamarracheo, el salseo y los sin sentidos me han divertido. Me declaro culpable.



Así que dejo ‘Por trece razones’ como la empecé, con Justin Foley con fondo de pantalla. Porque, a veces, todos necesitamos series malas.

'Por trece razones', cuarta temporada

4

Lo bueno
  • Guiño a las primeras temporadas
  • Denuncia a los abusos policiales
  • Las relaciones que se construyen esta temporada
Lo malo
  • Tramas sin sentido
  • La muerte de Justin Foley
  • Capítulos demasiado largos
  • Se tocan muchos palos sin profundizar mucho en ninguno
Paula Robaina
No puedo ser piloto así que intento ser periodista de motor. También escribo sobre cine, series, libros y cómics cuando me apetece escaparme de los circuitos. Lights out and hoist the colours

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