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Lipedema: cómo reconocer los síntomas de esta enfermedad desconocida que afecta a millones de mujeres

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Fuente: garcia-dihinx

El lipedema es una patología que afecta a millones de mujeres en todo el mundo, aunque aún sigue siendo poco reconocida en la práctica médica y en la sociedad en general, porque a menudo se confunde con obesidad o problemas de sobrepeso, lo que retrasa el diagnóstico y agrava sus consecuencias físicas y emocionales. Conocer sus características y cómo se manifiesta es el primer paso para comprender su complejidad; y, para poder contarte cómo funciona esta enferemdad y cuáles son, hemos pedido asesoramiento a Clínicas Simarro, expertos en el diagnóstico y tratamiento del lipedema con más de quince años de experiencia.

¿Qué es el lipedema?

El lipedema es una enfermedad crónica y progresiva del tejido adiposo que se caracteriza por una acumulación anormal de grasa subcutánea, principalmente en piernas y brazos, con un patrón simétrico. A diferencia de la obesidad, esta grasa no responde de manera significativa a la dieta ni al ejercicio. Se trata de un trastorno con base genética y fuerte influencia hormonal, que aparece con frecuencia en etapas de cambios hormonales como la pubertad, el embarazo o la menopausia.

Desde el punto de vista médico, el lipedema provoca dolor, sensación de pesadez, fragilidad capilar y, en fases avanzadas, limitaciones en la movilidad. Su diagnóstico precoz es esencial para evitar que evolucione hacia complicaciones como el linfedema secundario, donde además de grasa se acumula líquido linfático.

Tipos de lipedema

El lipedema no se presenta de la misma forma en todas las pacientes. La clasificación médica se basa en la localización de la grasa acumulada y en el grado de avance de la enfermedad:

  • Tipo I: afecta principalmente a la zona de las caderas y los glúteos.
  • Tipo II: se localiza desde las caderas hasta las rodillas, con formación característica de depósitos grasos en la parte interna de las rodillas.
  • Tipo III: compromete piernas completas, desde caderas hasta tobillos, generando un contorno desproporcionado en relación con el tronco.
  • Tipo IV: se manifiesta en los brazos, generalmente acompañado de afectación en las extremidades inferiores.
  • Tipo V: menos frecuente, afecta únicamente a las pantorrillas.

Además de la clasificación por zonas, existen grados clínicos que describen la evolución del tejido adiposo, desde un aumento suave del volumen y consistencia blanda en grado I, hasta la presencia de nódulos duros y deformidades marcadas en grado III.

Los síntomas menos visibles del lipedema 

El lipedema es una patología compleja, muchas veces malinterpretada como un simple problema de sobrepeso. Aunque su síntoma más visible es el aumento de volumen en piernas y brazos, lo cierto es que existen otros signos menos evidentes que pueden confundir tanto a pacientes como a profesionales. Ignorarlos puede retrasar el diagnóstico y empeorar la evolución de la enfermedad.

Fatiga persistente y falta de energía

Uno de los síntomas menos asociados al lipedema, pero más comunes entre quienes lo padecen, es la fatiga constante. No se trata solo de piernas cansadas, sino de un agotamiento generalizado que afecta a la actividad diaria. Esta falta de energía puede estar vinculada a procesos inflamatorios crónicos, alteraciones hormonales y disfunciones del metabolismo celular.

Hematomas inexplicables: más que un signo estético

La aparición espontánea de hematomas, incluso ante pequeños roces o sin recordar ningún golpe, es otro indicio revelador. Este fenómeno se debe a una fragilidad capilar provocada por la presión anormal en las venas y a una circulación venosa comprometida. A pesar de su frecuencia, pocas veces se relaciona con el lipedema, lo que dificulta su identificación precoz.

Alteraciones menstruales y sensibilidad hormonal

El lipedema tiene una fuerte relación con los cambios hormonales. Muchas mujeres experimentan un agravamiento de los síntomas durante la menstruación o tras la menopausia. Además, no es raro observar trastornos del ciclo menstrual, como reglas más abundantes, irregulares o dolorosas, que pueden confundirse con desajustes ginecológicos independientes.

Trastornos digestivos: una conexión poco conocida

La mayoría de los textos médicos sobre lipedema se centran en la grasa localizada, pero cada vez hay más evidencia de su relación con problemas como la hiperpermeabilidad intestinal, el síndrome del intestino irritable (SII) o la disbiosis. Estos trastornos no solo alteran la digestión, sino que pueden contribuir al proceso inflamatorio que caracteriza al lipedema.

Dolor articular sin causa aparente

Pacientes con lipedema, incluso en fases iniciales, suelen presentar dolores en las rodillas, espalda baja o caderas. A menudo, se trata de mujeres con normopeso que no entienden por qué sus articulaciones sufren si no hay sobrecarga evidente. El problema está en la distribución anómala de la grasa, que altera la biomecánica y produce estrés articular.

La importancia de reconocer los síntomas tempranos

Reconocer estos síntomas menos visibles es fundamental para actuar con antelación. Un diagnóstico que contemple todos estos factores permite diferenciar el lipedema de otras patologías y diseñar un tratamiento adecuado desde etapas tempranas. En Clínicas Simarro, expertos en el diagnóstico y tratamiento del lipedema, trabajan desde hace más de 15 años con una perspectiva integral, no quirúrgica, basada en la identificación precoz de signos y síntomas, incluso los más atípicos.

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