La Sierra de Francia nos parece una propuesta ideal para lanzaros a la aventura en estos días que nos quedan de julio. Una aventura, claro, que debe realizarse respetando todas las medidas sanitarias y de seguridad; ya sabéis: mascarilla, distancia de seguridad, cumplimiento de todas las normas impuestas en los establecimientos que visitéis. Podemos seguir viajando, pero tenemos que hacerlo desde la responsabilidad y el respeto mutuo. Bebiendo mucha agua, y con crema de protección solar, eso también.
Con lo anterior por bandera, ¡por favor, que no se le olvide a nadie!, continuamos con nuestra propuesta de viaje. Nos encontramos en un momento en el que todo es extraño; el verano está siendo extraño, viajar está siendo extraño. Y sentimos que la tendencia está siendo encaminarse hacia el Norte: Galicia, Asturias, Cantabria. Comunidades que otros veranos se han encontrado más tranquilas están recibiendo un número importante de turistas que huyen de las aglomeraciones habituales de las playas. Así que tomamos ese deseo de los que viajan, y le damos una vuelta. Es el momento perfecto para descubrir la Sierra de Francia. Como siempre hacemos, vamos a situarla, en primer lugar, en el mapa.
Esta comarca de Salamanca, en el sur de la provincia, ofrecerá la tranquilidad que uno anda buscando. Con sus impresionantes montes, sus preciosos bosques, esos valles en los que encontramos todo tipo de arroyos y ríos, esta región es ideal para huir del calor de las grandes ciudades, del calor de ciertas regiones de nuestro país. Es ideal para descubrir la naturaleza, para disfrutar de ella, para pasear y admirarla y perdernos en ella. La sierra de Salamanca es un entorno perfecto para entregarnos a un modo de vida que, quizá, sintamos lejos en nuestro día a día, en nuestra rutina.
Además de las diversas rutas de senderismo de las que se puede disfrutar en prácticamente cada punto que deseemos visitar, encontramos una serie de pueblos que parecen anclados en un tiempo pasado que se han esforzado por conservar, mantener, apreciar. Ya hablamos de Mogarraz cuando repasamos, provincia por provincia, los pueblos más bonitos de España. Por entonces, hace casi dos meses, intuíamos lo extraño del verano que se nos avecinaba y cómo, entre todos, teníamos que tratar de potenciar las economías más débiles, más vulnerables. Entre todos, tenemos que incentivar no sólo el comercio local, también el turismo en los lugares que no pueden quedar olvidados.
Tomando Mogarraz como punto de partida podemos empezar a hablar de la magia de estos pueblos que nos encontraremos en la comarca. Manteniendo la arquitectura tradicional propia de la Sierra de la Francia, con el color y la esencia de sus calles bastaría para querer visitarlo, pero es que además ha sabido adaptarse a los tiempos. Tiempos que, por otro lado, empiezan a reclamar una vuelta a los orígenes, a las historias de siempre. Uniendo un poco todo esto, pasado y modernidad, Mogarraz ha cubierto las fachadas de sus casas de retratos de sus vecinos de siempre. De la verdadera esencia del lugar.
Podéis imaginar lo que uno llega a sentir durante un tranquilo paseo por esta villa medieval que además cuenta con una gran tradición artesanal. Y hay más arte a su alrededor: lo encontraremos recorriendo el Camino del Agua, una senda que discurre a los alrededores de este pueblo que fue reconocido Conjunto Histórico Artístico en 1986.
Antes de adentrarnos por completo en el corazón de la Sierra de Francia, tenemos que descubrir otros enclaves. Por ejemplo, San Martín del Castañar, uno de los pueblos más tranquilos de la zona, que también fue declarado Conjunto Histórico Artístico, en 1982. Su origen también es medieval, y en este sentido encontramos varios recuerdos de lo que fue un día. Por ejemplo, su castillo, que se remonta al siglo XV y está situado en la parte más elevada del pueblo; en él encontramos, además, el Centro de la Reserva de la Biosfera de las Sierra de Béjar y Francia. Desde San Martín del Castañar podemos acceder al Bosque de los Espejos, que nos trasportará a otro mundo. También Sequeros es uno de los pueblos más bonitos de la zona, conectado a través de esta ruta del senderismo.
Miranda del Castañar es una joya escondida. Su castillo es tal vez el más impresionante de todos, y dota al pueblo de ese ambiente medieval que en realidad se siente en cada una de sus calles. Y en su muralla, de 600 metros. La primera referencia escrita de este lugar data de comienzos del siglo XIII, lo que ya nos indica cómo vamos a sentirnos. No parece haber pasado el tiempo en esta localidad, desde la que además podemos disfrutar de otra ruta maravillosa: el Camino de los Prodigios.
Por último, podemos concluir nuestra ruta en La Alberca, en pleno corazón del Parque Natural de las Batuecas. La Alberca es uno de los referentes turísticos de la zona, porque fue el primer pueblo en ser declarado Conjunto Histórico Artístico y porque la belleza de sus calles atrae la atención de todos los turistas. “La Alberca hermosa y serena se muestra al mundo como un lugar de retiro donde el alma y el cuerpo encuentran remansos de paz para aquellos que huyen del mundanal ruido y de las prisas”, leemos en su página web. Y se cumple. La Alberca es un retiro para aquellos que, en estas semanas, necesiten descansar, tranquilidad, huir del ruido, de la ciudad (y de las aglomeraciones).
Y de la rutina, porque dentro de esta tranquilidad siempre se encontrará un enclave nuevo que visitar, una nueva ruta que realizar, un nuevo lugar en el que querer quedarse. Disfrutad de la Sierra de Francia. Estos días son perfectos para ello.
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