‘Que viente años no es nada’ es el libro perfecto para vivir decenas de vidas. Porque nos las presenta, nos las muestra y consigue que nos interesemos por cada una de ellas. Que nos sintamos unos testigos privilegiados del pasado, presente y futuro de Ribanova, un pueblo ficticio que podemos reconocer en nuestros recuerdos, en nuestros anhelos, en nuestras ilusiones.

Es perfecto porque no nos limitamos a seguir la vida de Cósimo o de Luisa, los aparentes protagonistas. ‘Que veinte años no es nada‘ puede presumir de tener uno de los repertorios de personajes más ricos que jamás he leído. Cada uno de ellos merecería una pequeña novela; con cada uno de ellos se siente el lector en una pequeña novela independiente. Marta Rivera de la Cruz introduce a los personajes a través de sus historias personales. La mayoría están inscritas en el pasado, y es así como vamos conociendo sus respectivas personalidades, todas diferenciadas entre sí, todas auténticas y únicas.

« El famoso escritor Cósimo Herrera, eterno candidato a un Nobel que no llega nunca, decide retirarse a Ribanova, una pequeña ciudad de provincias apartada y brumosa. Allí conocerá a Luisa, una muchacha veinte años más joven, y que desde el primer momento sentirá por el forastero un amor tan apasionado como imposible »

‘Que veinte años no es nada’ tiene una historia de amor de la que nunca te olvidas, pero tampoco lamentas cambiar de mirilla y pasar a espiar a cualquiera de los vecinos de Ribanova. La inmersión en sus vidas es absoluta y también es muy natural, algo que viene facilitado por la excelente pluma de la escritora. Nunca dejas de conocer el pueblo y sus alrededores gracias a esta gama de secundarios que durante unas páginas se convierten en protagonistas, porque importan tanto o más que la historia que puedes haber ido a buscar en un principio.

Vives una decena de vidas, y además comprendes que cada una de ellas es importante. Que cada uno de nosotros tenemos nuestras razones, nuestras pasiones y nuestros pasados. Nuestros porqués, nuestros miedos y lo que, en definitiva, nos hace ser quienes somos. Con ‘Que veinte años no es nada‘, Marta Rivera de la Cruz nos ofrece una novela de comunidad que es una oda al ser humano. A lo que nos diferencia y nos iguala. También a nuestros amores, a nuestras pérdidas, a nuestras venganzas, incluso. Está todo aquí. Toda la humanidad.

Y es también una oda a la literatura: lee, y así vivirás mil vidas.