Hace 5 años, cuando la escena urbana explotó a nivel mediático, Ayesha Chanel se convirtió rápidamente en uno de sus personajes más icónicos. Con canciones como “Rihanna” (“Cuento mi dinero, como Rihanna / Hago lo que quiero como Rihanna / Un día soy Chanel, otro soy Prada”), “La corona es mía” (“Yo tengo la corona / Leticia que se joda”) o “Manita de Fátima” (“Manita de Fátima protégeme / no confío en nadie no los puedo creer”), contando con varios millones de reproducciones.
Llegaron entrevistas en medios como Vice, Beatburguer o Wag1, colaboraciones con artistas tan relevantes como Khaled o Bad Gyal (esta última nunca llegó a publicarse aunque las dos coincidieron en su vídeo para “Te invito a soñar”).
Empezaron los conciertos, su primera colaboración importante en Francia (con Niro) y de repente: el silencio. Desapareció de las redes, su música cayó de las plataformas, ni siquiera su teléfono era ya el mismo. Desde entonces no pasaba semana sin que alguien en redes se hiciese la misma pregunta: ¿Dónde está Chanel? despertando una lista de conjeturas que daría para un par de temporadas de una serie. Se decía que estaba en la cárcel, fugada, secuestrada, estudiando, en Francia, en Mallorca, en lugares ignotos y siempre con alguna aventura relacionada.
‘Sola’ es lo sorprendente de Chanel
La realidad es que nunca supimos qué pasó este tiempo, pero podemos buscar pistas en sus nuevas canciones. “Sola” puede tener unas cuantas claves. La canción empezó a escribirse antes de su desaparición, y se ha ido madurando durante estos años, hasta llegar al productor Lartiste (autor de Mafiosa, un hit con más de 300 millones de views en YouTube), quien ha acabado dando con el punto donde se encuentran el afrobeat francés, el reggaetón y el nuevo flamenco.
Chanel ha vuelto con un hit para ocupar el espacio que nunca abandonó del todo. Un nuevo principio.
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