Aprovecho que Taika Waititi fue nombrado, la semana pasada, Oficial de la Orden de Honor en Nueva Zelanda, su país natal, para recomendar su cine. La verdad es que aprovecho cualquier excusa para recomendar sus películas, y he descubierto que tengo la habilidad de introducir su nombre en prácticamente cualquier conversación. Desde que Waititi me regalase ‘Thor: Ragnarok‘, allá por 2017, abriéndome con ella un mundo entero de posibilidades que ni siquiera había imaginado, he seguido cada uno de sus pasos y he retrocedido en el tiempo para encontrarme con los pasados. Y qué pasos.

Taika Waititi es un cineasta dedicado, con un estilo propio, que desarrolla sus películas en un clima de comedia donde lo que más importa es, en realidad, la humanidad de sus personajes. Incluso en ‘Thor: Ragnarok’, donde por fin vimos la necesaria explosión del superhéroe, que justificó la existencia de esa tercera película y justifica la existencia de una cuarta. También dirigida por Waititi. Thor es el único superhéroe del Universo Cinematográfico de Marvel que contará con cuatro películas en su camino individual; hasta que llegó este cineasta, del Thor de la gran pantalla no queríamos hablar mucho.

Estas líneas están dedicadas a un cineasta que me ha hecho disfrutar mucho, con su particular humor y sus colores y sus canciones. Me ha hecho reír, pero sobre todo me ha hecho sonreír. Por eso me gusta decir que es, más bien, el cineasta de la sonrisa. Y de la humanidad. Ambos elementos están presentes en sus películas, dedicadas casi en su totalidad al viaje, emocional y también físico, del protagonista, generalmente un niño. Muchas veces en su tierra, y muchas veces un niño como lo fue él. Taika Waititi, de orgullosa familia maorí, quiere contar, entre otras cosas, las historias de su pueblo. Quiere contar muchas cosas, en realidad. Casi podríamos decir que sólo está empezando, y ya hemos tenido mucho. En estas líneas, voy a detenerme brevemente en sus títulos más aplaudidos.

Viajamos a Nueva Zelanda

Tal vez, no lo sé, quizá, mi favorita siempre vaya a ser ‘Boy’ (2010). Estamos en Nueva Zelanda, es 1984 y Boy es un niño de once años que vive en una granja con sus primos, una cabra y su hermano menor, que está convencido de que tiene poderes. De un día para otro, aparece su padre; Boy había imaginado un tipo casi heroico, y se encuentra con un hombre decepcionante que sólo vuelve para buscar un tesoro que dejó escondido años atrás. La sonrisa de James Rolleston, el protagonista, se ha quedado conmigo para siempre, así como el viaje que realizamos en ‘Boy’ y todas las contradicciones de las que Taika se sirve para desarrollar esta historia. Entre el drama y la comedia, otra vez. Más sonrisas que risas, muchísima humanidad.

‘Hunt for the Wilderpeople’, que en nuestro país también es conocida como ‘A la caza de los ñumanos’, llegó seis años después. Hace poco, en una estúpida conversación de cine con amigos de siempre, la puse como ejemplo de “películas que por el título no son demasiado apetecibles pero con las que te llevas una sorpresa”.

El protagonista de esta historia es Ricky, que tiene doce años, una vida muy inestable y mucho peligro de decantarse por un camino oscuro en la vida. Sin una familia, sin un proyecto, Ricky termina siendo acogido en una granja en medio de la nada por una pareja que no conoce. Poco a poco, empieza a recibir cariño y a sentirse bien, hasta que un inesperado acontecimiento le lleva a huir por bosques profundos, infinitos, en los que aprende a sobrevivir, y también a vivir. Además de la excelente fotografía, ¡y otra vez los colores!, ‘A la caza de los ñumanos’ es de nuevo tierna, amable, divertida y está repleta de importantes valores.

Sobre ‘Lo que hacemos en las sombras’

‘Lo que hacemos en las sombras‘ es uno de los proyectos más sensacionales con los que vais a toparos. Y si todavía no la habéis visto, tenéis una tarea pendiente. Tan sensacional es que HBO decidió desarrollar una serie de televisión a partir de esta primera semilla que plantó Waititi junto a Jemaine Clement, que se ha encargado de la ficción.

‘Lo que hacemos en las sombras’ es disparatada, gamberra y alocada, pero dentro de todo esto hay un punto de inocencia porque no narra más que el día a día de unos vampiros que, inocentemente, quieren contar a cámara cómo viven. Es un falso documental, que Waititi y Clement protagonizan además de dirigir, que tiene su punto fuerte en un guion fantástico y en lo absurdamente divertido que es verles hablando de su vida de vampiros como si fuera la cosa más normal del mundo. Este humor sencillo, de gestos exagerados pero naturales y de comentarios costumbristas sobre la vida vampírica, es una obra original y divertida que ponerse cuando uno tiene un mal día.

El triunfo de Jojo

De que ‘Jojo Rabbit’ (2019) debería haberse llevado el Oscar a Mejor Película no me va a sacar nadie, nunca. Pero esa es una batalla personal, de las que libro año tras año con la Academia. Los hechos son que ‘Jojo Rabbit’ ha fascinado en todo el mundo. Es muy difícil hablar de esta película, porque es muy complejo lo que propone, y es muy complejo desmenuzar los elementos de los que se basa para conseguirlo. Porque lo consigue.

‘Jojo Rabbit‘, sin reírse de la tragedia que los nazis trajeron consigo, consigue que podamos reírnos un poco de ellos. No olvidamos, ni perdonamos, ni frivolizamos: los ridiculizamos. Ridiculiza sus gestos, sus formas, sus reglas, sus tradiciones. Desde el respeto por sus víctimas, nos coloca por encima de los nazis. Y lo hace a través de los ojos de un niño que crece y comprende, que sufre y reflexiona, y que ama, sobre todo ama.

Y, otra vez, Taika Waititi no es ese cineasta que busca que nos riamos a costa de todo, a pesar de todo, como a veces parece que se plantea su figura; ‘Jojo Rabbit’ te puede hacer reír un par de veces, pero sobre todo te deja una sonrisa que, en este caso, es una sonrisa orgullosa, tranquilizadora, comprensiva. Y, sobre todo, te hace comprender y abrazar la humanidad. Otra vez. Seguramente sea su mejor película, su película más completa. Un ejemplo para todos los contadores de historias, por su originalidad, su buen gusto, su ingenio y por todos los elementos cinematográficos de los que se sirve para darle al conjunto una cohesión total. ‘Jojo Rabbit’ es una joya de nuestro tiempo. ‘Boy’ siempre mi favorita, pero ‘Jojo Rabbit’ alza la ceja y me recuerda que existe.

En conclusión: Taika Waititi

La conclusión es: acercaos a su cine. Os vais a encontrar mucha humanidad, vais a regalar a la pantalla muchas sonrisas por el camino, también os vais a reír y vais a abrazar aún más los principios desde los que parten sus películas. Películas que son entretenidas, tiernas, divertidas, amables, inteligentes y llenas de color. Taika Waititi es uno de los cineastas más emocionantes de este siglo. Ya había hablado de él anteriormente, y no creáis que he dicho la última palabra.