ActualidadDestacadosEn Profundidad (Series)Series

Así hemos vivido este 2020 junto al fenómeno #Luimelia

0

Año extraño. Complejo. En ocasiones, demoledor. Pero debemos hacer un ejercicio de búsqueda de aquello bueno. Lo que nos ha dado alas. Un plus. Un extra. El abrazo para entender que siempre hay un rayo de luz que se atisba entre las sombras. #Luimelia ha sido ese abrazo. La guarida. El encuentro de historias inesperadas. Besos furtivos. Caricias eternas. Amistades, amores y sueños. Los alcanzables y los no tantos. Quizá, nos han enseñado que no debemos ponernos límites. Que, ocurra lo que ocurra, siempre hay que darse una nueva oportunidad. Pelear. Volverse a levantar.

Hemos vivido doce meses de ilusiones y despedidas. De inicios y de los tan temidos finales. Oportunidades y puertas que se cierran. Porque quizá ha llegado el momento o porque algo mejor nos espera. Siempre con esa mentalidad de aprender y de crecer. Luisita y Amelia dijeron adiós en ‘Amar es para siempre’ pero aparecieron en #Luimelia, una serie (Webserie) para ellas. Y para sus fans que nos han parado de crecer. Como los buenos fenómenos. Los que permanecen en la retina de nuestro corazón. Aquellos que te permiten echar la mirada atrás y mirar a tu alrededor y ver que quizá has construido una parte de ti gracias a lo que ese contexto te dio. Una amistad para siempre. Un amor de película. Una nueva forma de quererte y aceptarte.



En ‘Amar es para siempre’

‘Amar es para siempre’ quiso jugar al amor y sorprendernos con una historia bonita. De esas que te hacen reconciliarte con la vida. De ahí vimos a Luisita mirar a Amelia. Y viceversa. Ayudarse y quererse fue en la misma sintonía. Hasta el miedo arrollador de sentir. Porque las voces que te dictan a quien querer o cómo querer nos han perseguido desde muchos años atrás. Pero tuvieron la fortaleza suficiente para enfrentarse a cualquier obstáculo.

El amor vivido fue tierno e inesperado. Alentador. Cargado de oportunidades y de no ceder espacio a quien se ama. Simplemente ser en plenitud con una misma, para poder ser en conjunto. Y en ese viaje conocimos a Luisita y sus temores. Pero también su ímpetu por pelear por lo justo y los derechos olvidados. Y a Amelia. Su pasado y sus dolores. La determinación para seguir adelante aún no teniendo una casa familiar a la cual volver. Porque la familia…la familia es eso que vamos construyendo poco a poco. Lo que te toca cuando naces puede estar o no hacerlo, pero nunca te definirán como persona ni como final.

Escenas que han marcado y diálogos guardados a conciencia. Miradas cómplices y desgarradoras. Una historia de amor necesaria en su forma y en su fondo. Historia que hiere y que sana. Que abre una herida cuando aún no hay un futuro claro pero que cicatriza para vivirlo en plenitud. Porque la vida es eso. Es el camino. Las veces que reconstruyas aquello que ya no funciona.

Y las vimos partir en busca de un sueño. Y arropadas por la gente bonita que quiere bonito. Nos han permitido soñar con los ojos abiertos. Mirar a nuestro alrededor y gritar quienes somos.



Sus cómplices

María y Nacho fueron esos cómplices necesarios para sonreír en mitad de las tempestades.

Benigna siempre fue el hada madrina. La que enciende la luz cuando solo hay oscuridad y un túnel inmenso por delante.

Pelayo…esa sombra que cobija para que la tormenta no descargue toda su furia.

Marcelino y Manolita fueron padres. Sencillamente padres. Con errores y con aciertos. Pero siempre honestos y sinceros. La imagen de que los errores solo venían cargados de toneladas de miedo. Miedo a ver sufrir a una hija. Ni más ni menos.



En #Luimelia

Luisita conoció a Amelia por ganas del destino. Y por unas camisetas mal entregadas. Hemos podido disfrutar de un nuevo enamoramiento. Ver que en 2020 las cosas mejoran. Que aún hay lucha pero que ir de la mano ya no te lleva a la oscura y fría cárcel. Que llegara ese día. Habrá un momento en el que amar no será juzgado por nadie.

Una Luisita impulsiva pero cargada de ideales. A una Amelia llena de incertidumbres y de miedos. Ambas buscando un presente y queriendo fijar un futuro. Saltando al vacío en el amor. Sin freno.

En una primera temporada que nos hace de presentación de personajes. Con una segunda que se centra en la experimentación y a expensas de una tercera que seguro será intensa. Para soñar con una cuarta temporada ya confirmada y que ofrecerá más minutos y más tramas. Ojalá eso las lleve a ser esas primeras protagonistas, dentro de una serie plena (sin escasos diez minutos), que amen a otra mujer, inmersas en una comedia romántica. Ese momento será verdaderamente histórico. Porque recordemos que hasta ahora los protagonistas de cualquier serie siempre ha resultado ser un amor heterosexual. Que cualquier amor fuera de la norma siempre ha actuado de forma secundaria. Para llenar minutos en pantalla y para arrastrar a un ‘fandom’ fijo y seguro.

No todo el amor ha tenido cabida más allá de webseries o cortometrajes donde siempre ha habido más puertas abiertas a nivel nacional. Ojalá #Luimelia sea solo el inicio del cambio.


2020 junto a #Luimelia ha sido un viaje bestial. Y lo más probable es que 2021 no se quede corto. Luisita y Amelia tienen historia que contarnos. Lágrimas que arrebatarnos y carcajadas que compartir.

Así hemos vivido este 2020 junto a Cepeda

Previous article

Crítica de ‘Cielo de medianoche’: pinceladas de supervivencia y ciencia ficción

Next article

Comments

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Login/Sign up