Amelia Ledesma tiene una sonrisa dulce. De esas que siempre se quieren abrazar. Y una emotividad interna que siempre te trastoca. Sus primeros minutos en pantalla son ante una prueba para dar vida a un posible personaje. Y en esos pocos segundos que la vemos comprendemos que su pasión tiene un trasfondo mucho más complicado de lo que imaginábamos. Porque enfrentarse todos los días a un posible rechazo es difícil de asumir. Y mucho más hasta que realizas ese camino o ese proceso para comprender que un ‘No’, tras un casting, no es un ‘No’ hacia tu persona. Que no se trata de algo personal. Que simplemente hay otras muchas oportunidades que están por llegar. Y que, de momento, ahí no encajas. 

Durante los seis capítulos que tenemos por delante, en su primera temporada, aprendemos a hallar el camino para querernos. Para aceptarnos. Para tomar conciencia de lo importante que es ese sueño que perseguimos. Y de lo necesario que es que todo termine saliendo bien. Aunque se tengan que derribar miles de puertas y de ventanas. Pero que la perseverancia tenga su recompensa.

No desfallecer por voluntad propia ni por la ajena. Siendo constante de forma plena. Sin aristas impertinentes que puedan resquebrajar lo que seremos. Y, al mismo tiempo, a decir que no, que no queremos una relación abierta, ni ajo, ni salmorejo. Que lo que anhelamos es compartir un futuro a dos, con un arsenal de amor y complicidad. Ser y sentir sin fronteras. Sin pautas ni restricciones. Disfrutar de algo tan sencillo como llegar a una casa, con olor a hogar, encontrar a tu pareja en el sofá y perderte debajo de esa misma manta, saboreando esa serie favorita.

Amelia Ledesma nos habla de los miedos. De los que normalmente nos invaden cuando parece que todo está marchando bien. Y de lo absurdo de tomar malas decisiones simplemente porque, inconscientemente, tenemos sellado que lo nuestro es terminar perdiendo al final del partido. En el último segundo y de penalti. Pero también nos deja claro que tenemos el derecho de caer y la obligación de levantarnos. Y nos señala el camino para hacerlo. Y de como tenemos que aprender a dejarnos curar las heridas.

¿Qué es Luisita para Amélia?

Luisita para Amelia es el amor que siempre quiso encontrar. La estabilidad. Ese núcleo familiar donde caer rendida cuando el día nos ha dado más un portazo. Donde encontramos la serenidad y la energía para volver a levantarnos. Luisita para Amelia es la confirmación de que un encuentro fortuito te puede cambiar la vida. Darte con el amor en las narices y abrirte un abanico de posibilidades que creías inalcanzables.

Luz

Amelia Ledesma es luz al final del túnel. Es sonrisa cuando las tinieblas acechan. Y fortaleza. Es lo primordial de auto conocerse. Ver los defectos y afectos, reconocerlos y acariciarlos. Abrazarlos. Abrir los ojos y mostrarnos tal cual somos. Dejar que nos vean las heridas y admitir que para cicatrizar necesitamos dar la mano.

Emotividad

Lleva la carga emotiva a sus espaldas. Seguramente por los miedos y las inseguridades. Que van más allá de un posible trabajo conquistado o una nueva prueba fallida. Miedo e inseguridades, hacia una misma, por lo que la vida le ha negado. Y, de pronto, se lo pone al lado. Hay un maremágnum de emociones a su alrededor. En momentos puntuales, complicadas de equilibrar.

Con Amelia Ledesma recorres el arduo camino que existe entre aceptarnos y querernos. Y lo trascendente que es, a veces, asimilar que cualquier sueño que tengamos requiere mucha más perseverancia de nosotros mismos de lo que nadie nos indicó. Darnos una nueva oportunidad o cien más. Todas las necesarias hasta encontrar la puerta abierta y ese resquicio de suerte.