Esta crítica no contiene spoilers de ‘La historia de Lisey’ y ha sido realizada tras el visionado de los primeros episodios de la serie.
Siempre que hablo (o, en este caso, escribo) de adaptaciones televisivas o cinematográficas de novelas de Stephen King digo lo mismo. Convertir una de sus historias en un producto de audiovisual es un arma de doble filo. Partes de, valga la redundancia, una historia brillante, con un desarrollo inmejorable y unos personajes bien construidos. Es decir, partes con una importante proporción del trabajo ya bien hecho. Pero los mundos de King son tan complejos y tan propios que adaptarlos es casi imposible. Por eso, cuando sale bien, el resultado es casi sublime. Pero es lo menos común.
‘La historia de Lisey’ nos introduce en el día a día de una viuda que comienza a ser acosada por un seguidor de su marido, el afamado escritor Scott Landon. Han pasado dos años desde su fallecimiento, dos años grises en los que no ha habido prácticamente ni un rayo de luz. Pero es ahora, con la llegada de este misterioso hombre y a partir de una serie de hechos extraños, cuando empieza a recordar episodios de su matrimonio que su marido había borrado de su mente a propósito.
El terror aquí no habla de monstruos como los imaginábamos de pequeños, de extraños seres y de sustos al uso. Como ocurre la mayoría de las veces con Stephen King, aquí el terror habla de oscuridad, de la parte que no conocemos de nosotros y de quienes nos rodean, de dolor y de pérdida. Habla de misterio, de tensión y de intriga. Pero, también como suele ocurrir con las historias del estadounidense, este terror y todo lo que hay alrededor del mismo es enormemente complejo.
Esta complejidad, que está presente desde el arranque de ‘La historia de Lisey’, podría ser lo que elevase la historia en su adaptación televisiva. Sin embargo, juega en su contra desde el mencionado arranque. Porque, a quienes no han leído la novela de King, les puede resultar demasiado complicado comprender lo que tienen delante. El misterio es tal que deja de ser atractivo y se convierte en un obstáculo para conectar con todo. Con el dolor de Lisey, con los descubrimientos que van apareciendo ante ella, con la oscuridad de Scott…
Además, desde el inicio del primer episodio, hay una sensación de frialdad que termina por separar al espectador de la historia, de los personajes y del universo creado por el autor. Y lo curioso es que la historia tiene todo para producir el efecto contrario. Si la complejidad de la misma, así como su oscuridad, se hubieran adaptado con acierto, la atracción habría sido casi irrefrenable. Pero, como señalaba, cuando hablamos de Stephen King, lograr cerrar una buena adaptación es casi un milagro. Y son muchos los directores y guionistas que han errado en el intento.
Con esto, no quiero decir que ‘La historia de Lisey’ sea una mala serie. Cuenta con un reparto que sabe aguantar la tensión y la enorme carga emocional que arrastran los personajes. Aunque la frialdad con la que está narrada y representada la historia hace que las interpretaciones, especialmente la de Julianne Moore, queden algo descafeinadas. O no sé tanto si descafeinadas. Más bien, no encajan con todo lo demás. Pese a la entrega de Moore, muchas veces resulta complicado acercarse a su personaje y compartir sus sentimientos, y esto desconecta ligeramente de la historia.
Con todo esto, ‘La historia de Lisey’ es una ficción retadora para el espectador. Porque no le pone las cosas fáciles en ningún momento. Al contrario, le entrega la punta del iceberg para que sea él quien vaya descubriendo todo lo que hay debajo, de la mano de la protagonista, haciéndose las mismas preguntas y sorprendiéndose ante las mismas realidades. El mundo de Lisey se deconstruye a la vez que el nuestro se va construyendo. Y esto es lo mejor de la serie. O, mejor dicho, de su arranque.
Queda ver cómo evoluciona y comprobar si esa oscuridad de la que hablaba se torna en aliada, como, naturalmente, debería hacer. Si finalmente la frialdad pierde peso frente al misterio y si el personaje de Lisey consigue ganar la fuerza necesaria para situar al resto como meros elementos a su disposición.
Por ahora, ‘La historia de Lisey’ es una serie que, como siempre, gustará más a los amantes del thriller que a aquellos que simplemente busquen algo que les sorprenda. Es oscura, es fría y es compleja, y no está todo lo bien construida -de nuevo, en su arranque- como quizá cabría esperar.
‘La historia de Lisey’ se estrena este viernes 4 de junio en Apple TV+.
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