Este artículo no contiene spoilers de ‘Explota Explota’.

Estamos viviendo unos meses muy extraños. Y ya casi nos vemos obligados a hablar de años. Probablemente nadie se imaginó que nos veríamos envueltos en una pandemia. Que el mundo se paralizaría y que nuestras prioridades cambiarían casi de manera automática, de un día para otro. Creo, o quiero creer, que hemos aprendido a valorar más la vida y a querernos con más fuerzas y menos barreras (sin contar las físicas, claro). Pero la escala de grises en la que nos llevamos moviendo todo este tiempo, pesa. Y decir que no lo hace o ignorarlo sería muy injusto para con nosotros.

Por eso, cualquier rayo de luz o cualquier atisbo de color es bien recibido. Y, como siempre, ahí está la ficción tendiéndonos la mano. En estos momentos, en los que hay días que parecen eternos y en los que la negatividad parece cernirse sobre nosotros, hay historias que tienen la capacidad de devolvernos la sonrisa. También la ilusión y ese espíritu soñador que tanta relación tiene con el cine. Al fin y al cabo, casi en su nacimiento, se hablaba del séptimo arte como una fábrica de sueños. Y, aunque este término se ha ido perdiendo un poco con el tiempo, no puede ser más acertado.

Este viernes de febrero, más frío en algunos hogares que en otros, mi recomendación es que sueñes con el cine. Con una historia que, curiosamente, habla de sueños. Pero también de amor, de amistad, de autoestima, de determinación y de liberación. Y una historia que está cargada de luz, de colores, de lugares maravillosos y, sobre todo, de mucha y muy buena música.

‘Explota Explota’, el musical en el que todo gira en torno a las canciones de Raffaella Carrà, recupera el espíritu del género. Ese espíritu que nos habla de que todo es posible, que nos emociona y que casi nos obliga a levantarnos del sofá. La película recoge esa esencia que rápidamente se mete en el pecho del espectador y que, si tiramos de sinceridad, nos invita a desear vivir allí. En un musical, en el que cuando los sentimientos superan el grado considerado como normal o corriente, todo son canciones, bailes y unos números que solo se pueden definir con una palabra: fantasía.

Este término también nos sirve para hablar de ‘Explota Explota’ con propiedad. Porque la película es una fantasía en toda la amplitud de la palabra. Lo es a nivel visual, con un vestuario que nos traslada a los años 70 y hace las delicias de todo amante de la moda. Y, por supuesto, a nivel sonoro. Ay, esa banda sonora, por la que no pasa el tiempo. Y que tan bien ha encajado con un reparto que de talento y de carisma va sobrado.

Pero también lo es a nivel de trama. La historia de una María que quiere cumplir sus sueños no es nueva, ni siquiera es especialmente diferente. Precisamente por eso conecta con facilidad con todo el público, porque nos sentimos naturalmente identificados con ella. Y si no es con ella, es con la buena de Amparo. O con ese Pablo que no se atreve a salir del cascarón, pero al que ese cascarón le queda demasiado pequeño.

Esa historia amable, en la que también hay un importante espacio para la crítica social, es divertida, es fresca y es exactamente lo que pretende ser. Una vía de escape a través de la que podemos olvidarnos de los grises que nos rodean y colorear unas horas del día. Y, actualmente, no se me ocurren mejores cosas que decir de una película, de un producto de esa fábrica de sueños que es el cine. ‘Explota Explota’ tiene la capacidad de hacer reír, de enamorarnos, de invitarnos a bailar y a cantar, de emocionarnos y, por encima de todo, de darnos un pequeño empujoncito para soñar.

Esto ya tendría que haberte convencido para preparar un buen bol de palomitas -o lo que te apetezca, que para algo es tu viernes- y tumbarte en el sofá con una manta por encima, aunque sea solo para darle ambiente a la situación. La película protagonizada por Ingrid García Jonsson, Verónica Echegui y Fernando Guallar está disponible en Amazon Prime Video. Es toda tuya.