Recomendación Del DíaViernes

‘Girls’, para reír y sentirse mejor

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Hay días que se sienten como una cuesta arriba interminable. Como una de esas míticas calles de San Francisco, pero sin una cima desde la que observar la belleza y los contrastes de la ciudad. Días en los que las preguntas no encuentran respuesta y el desasosiego se apodera de todo nuestro ser. También hay rachas en las que estos días son más comunes de lo que desearíamos y, por supuesto, rachas en las que no hacen acto de presencia. Mi recomendación de este viernes, frío en el lugar en el que me encuentro, es para los días grises. Para los días en los que, después de mucho subir y mucho pelear, necesitamos esa cima desde la que relajarnos y volver a encontrarnos. Una cima que puede llegar de muchas formas y que yo suelo encontrar en las series o películas comodín. Como ‘Girls’.

Empecé tarde a ver la serie de Lena Dunham, casi cuando estaba finalizando su emisión. Y lo hice en uno de esos días complicados, tirada en mi sofá y sin saber muy bien hacia dónde mirar. La encontré de casualidad, buceando por HBO en busca de algo que me llamara la atención sin esfuerzo. La conexión fue automática, supongo que porque cuando estás bajo de ánimos te consuela ver a alguien que está peor. Hannah es, durante muchos momentos de su periplo vital, lo que hemos sido todas. Un mar de sueños, de inseguridades, de errores y de fantasías que se topan con todo tipo de obstáculos y situaciones en ocasiones ridículas. Y sus amigas también son, en muchos aspectos, lo que hemos sido todas.

Es muy fácil encontrarse en la desesperación, la locura, la confusión, el dolor, la felicidad y las decisiones de Hannah, Marnie, Jessa y Shoshanna. Y también es fácil reírse de ellas, sin sentirse demasiado mal, porque mientras lo hacemos nos reímos de nosotras mismas. Y nos conocemos, a través de lo que vemos en la pantalla y de las preguntas que genera en nuestro interior. ‘Girls’ conecta de manera directa con las generaciones más jóvenes de mujeres, con los dilemas a los que debemos enfrentarnos, con nuestras vivencias y con los caminos que recorremos. Lo hace desde la verdad y también desde el humor, desde la experiencia y desde la capacidad de reírse de uno mismo. Y logra que cualquier día malo se vuelva un poco más divertido y luminoso.

Una serie comodín


Girls

Cada uno tiene sus series y películas comodín. Hace tiempo os hablé de mi refugio cinematográfico, ‘Las estrellas de cine no mueren en Liverpool’, al que siempre vuelvo cuando no encuentro mi lugar. Es un refugio diferente a este, al que acudo para llorar aquello que no he sabido llorar de otra manera y para recuperar la fe en el ser humano y en el amor en todas sus formas. En el caso de ‘Girls’, me sitúo en el polo opuesto. Este comodín es, para mí, el método perfecto para desconectar de todo problema posible. Para recuperar la risa que podía haberse perdido y para disfrutar de la calma después de la tempestad.

Pese a que la serie sigue un conjunto de tramas, principales y secundarias, generalmente lineales, siempre me ha resultado sencillo dejarla y volver a ella en cualquier momento. Y esto no es malo, no toda la ficción debe consumirse en modo maratón, casi como algo enfermizo. Y no todos los espectadores debemos actuar de la misma manera ante un producto concreto. Habrá quien vea las seis temporadas de ‘Girls’ en tan solo unas semanas y quien, como yo, prefiera dejarla reservada para los momentos adecuados. Si eres de estos últimos, no te preocupes. Las vidas de estas cuatro amigas calan tan hondo que, aunque pases tiempo sin revisitarlas, no te sentirás perdido en ningún momento.

Esa es una de las muchas virtudes de una serie cargada de ellas. Que nos habla de las expectativas imposibles que se han generado en los jóvenes que ahora no saben cómo salir adelante. Del trabajo precario que no entiende de títulos o de estudios. De las relaciones tóxicas, las relaciones bellas y las relaciones fugaces. También de la amistad, de las inseguridades y de lo que necesitamos para estar, al menos, estables. El acierto con el que capta el sentir de las mujeres de las generaciones más jóvenes llega a ser incluso emocionante, como también lo es el retrato que hace de nosotras. Con diferentes formas, caracteres y comportamientos, otorgando a los personajes femeninos un alma real y no arquetípica.

Y todo esto funciona porque cuenta con un guion que es un disfrute y con un reparto que, sencillamente, parece haber nacido para interpretar a estos personajes. La corta duración de sus episodios, además, facilita esa vuelta constante a la serie, porque es cómoda a la par que divertida. Sin dejar a un lado la profundidad que encontrarás entre carcajadas y algún que otro ‘tierra, trágame’.

Rosa Suria
Periodista. Escribo y hablo continuamente de cine, series y música.

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