Entrevistamos a Chema, que se convirtió en el último expulsado del décimo programa de MasterChef 13. La prueba de los duelos llegó al programa y enfrentó a Chema, Bea, Ismael y Emilio. Hablamos con él sobre su pasión por la cocina y su paso por el programa.
MEW Magazine (MW): ¿Siempre has tenido claro que querías dedicarte a la cocina?
Chema: No siempre lo tuve claro, pero la cocina ha estado muy presente en mi vida. Viajando por tantos países, he aprendido que cocinar es una forma de amar, de conectar con la gente y con las culturas. Con el tiempo, esa pasión ha ido tomando fuerza, hasta el punto de convertirse en una forma de vida, ya que también los cuidados contra la espondilitis anquilosante que padezco me han hecho, desde hace más de 10 años, empezar a buscar alternativas en la cocina sin gluten y sin lactosa.
MW: ¿En qué momento decidiste que ibas a presentarte al casting de MasterChef? ¿Esta era la primera vez?
Chema: Me presenté por primera vez este año, justo después de una etapa muy transformadora en mi vida. Fue un impulso fuerte, una corazonada. Sentía que estaba listo para compartir mi esencia a través de la cocina y vivir una experiencia que me sacara completamente de mi zona de confort.
MW: ¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te dijeron que estabas dentro?
Chema: ¡No me lo podía creer! Fue una mezcla de alegría, vértigo y gratitud. Sentí que algo grande estaba a punto de empezar, y que era el momento perfecto para entregarme al cien por cien.

MW: ¿Cómo te sentiste la primera vez que estuviste cocinando frente a las cámaras?
Chema: Fue un chute de adrenalina, la verdad. Estaba muy concentrado, pero al mismo tiempo sentía ese cosquilleo constante en el estómago. No es fácil gestionar los nervios con tanta presión y con tantas cámaras encima. Pero poco a poco vas encontrando tu sitio, y verdaderamente me sentía muy cómodo. Era como si todo lo vivido hasta ahora me hubiera preparado para estar ahí.
MW: ¿Qué es lo mejor y lo peor de esta experiencia?
Chema: Lo mejor, sin duda, es el crecimiento personal y el aprendizaje. También el cariño que nace entre compañeros, y la posibilidad de cocinar a niveles que nunca habría imaginado. Lo peor… diría que la exigencia emocional. Estás todo el rato al límite, y eso remueve muchas cosas dentro de ti.

MW: ¿Hay algo de lo que te arrepientas o te hayas quedado con las ganas?
Chema: No me arrepiento de nada, pero sí me hubiera gustado tener más tiempo para mostrar mi cocina más personal, la que nace de mis viajes y mi historia. Aunque confío en que cada plato que hago lleva un pedacito de mí.
Comments