Esta crítica no contiene spoilers de ‘Escena del crimen: Desaparición en el hotel Cecil’. Realizada tras ver los cuatros episodios.
En un momento en el que las series y sus creaciones parecen estar estancadas, son cada vez más las plataformas que apuestan por un contenido basado en hechos reales. Estrenada el pasado 10 de febrero en Netflix, ‘Escena del crimen: Desaparición en el hotel Cecil’ se basa en la misteriosa desaparición de Elisa Lam. Pese a ser un verdadero true crime, no termina de explotar todos sus puntos fuertes y se queda a medio camino de lo que podría pasar.
La historia de ‘Escena del crimen: Desaparición en el hotel Cecil’
Los Ángeles 2013, varios meses más tarde después de que Luka Magnotta terminase en la cárcel por los actos que sucedieron, volvió a ser el centro de todas las miradas. Todo ello ocurrió en el centro de la conocida ciudad norteamericana. El conocido hotel Cecil, un edificio céntrico que se sitúa en Skid Row, una de las zonas más peligrosas de la ciudad del condado de California es el protagonista de esta miniserie.
La joven canadiense de origen asiático Elisa Lam desaparece en extrañas circunstancias en el conocido hotel Cecil. Todo comenzó en un misterioso video de un ascensor, el cual fue filtrado por la policía para recabar informaciones. El caso de la desaparición de la joven cobró especialmente relevancia por la mala fama que tenía el hotel, donde desde su creación los asesinatos y los suicidios estuvieron en un primer plano.
En ‘Escena del crimen: Desaparición en el hotel Cecil’ han sabido unir todas las piezas necesarias para crear una ficción basada en hechos reales que atrapa. La serie dirigida por Joe Berlinger (director de ‘Conversaciones con asesinos: Las cintas de Ted Bundy, Paraíso perdido’) ha sabido captar la atención de un público bastante selecto con un material de relativa calidad.
Lo que se ha visto en esta serie
‘Escenas del crimen: Desaparición en el hotel Cecil’, es una serie atrapante pero con un discurso narrativo un tanto confuso. Con un tono bastante extraño, nos muestra la versión de la historia desde distintas percepciones y puntos de vista. Se trata de una ficción que tiene que pulir muchos detalles para próximas temporadas. Desde la serie han tenido claro que tenían que hacer desde el primer momento, aunque es bastante probable que la disposición de los capítulos sea un tanto ambigua.
Resulta extraño que desde el principio tengan la capacidad de mezclar temáticas y viajes en el tiempo de una manera tan rápida. Pese a eso, es bastante obvio que no han sabido unir todas las piezas del relato bien. En líneas generales nos encontramos con una miniserie que tiene todo lo necesario para atrapar, aunque es cierto que la narrativa es bastante deficiente, a veces cuesta incluso seguir el juego.
La trama de ‘Escena del crimen: Desaparición en el hotel Cecil’ tiene una base sin fuerza. Es evidente que funciona bien por lo que es. El morbo de la publicación del video del ascensor ha sido la excusa para crear esta miniserie. De nada sirve utilizar las publicaciones de Elisa Lam en Tumblr como recurso argumentativo si no sabes cómo enrolarlo. Es una historia más en la que no aportan nada nuevo en ese sentido.
¿A quién le puede gustar?
Como true crime adicto tengo que decir que es una miniserie que engancha, pero no tiene todo esos aspectos que son necesarios para acabar viéndola de tirada. Es más, se termina centrando más en el daño que hace internet que en lo que realmente sucede. Es bastante triste que se centren en aspectos secundarios que en lo que verdaderamente importa, pasando levemente por encima de la gravedad del asunto.
Por encontrar algo positivo en esta narración es determinante como muestran las peculiaridades de una ciudad tan grande como Los Ángeles y la importancia que tienen las enfermedades mentales en nuestra sociedad. No hay que estigmatizar por ello y en ocasiones se suele hacer. No se tiene que tener ese miedo repentino que se convierte en pavor y pánico. En ‘Escena del crimen: Desaparición en hotel Cecil’ han mostrado una realidad molesta, pero lo hacen de una manera superficial en una serie que podía dar mucho más de sí.
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