A punto de cerrar esta tercera temporada, ‘#Luimelia’ nos invita a disfrutar de una nueva versión de ‘La ventana indiscreta’ de Alfred Hitchcock. Y retoma la obsesión que vimos que nacía entre las manos de Amelia, respecto a sus vecinas. A Gabriela y Dolores. Por lo que nos queda una mezcla explosiva. Una Luisita encerrada en casa, sola y dispuesta a averiguar qué está sucediendo de verdad en la casa de esas vecinas que parecen tan ellas, si hubiesen existido allá por los años 70.
‘#Luimelia’ vuelve a encontrar su mejor equilibrio en un capítulo que marca, a conciencia, lo estable que es hablar entre la comedia y lo emocional. Reírnos de lo que la vida nos tiene preparado para, en el transcurso de un segundo, llorar. Porque al fin y al cabo de eso va todo esto. De buscar una sonrisa aun cuando la situación es realmente compleja. Porque la ilusión y la esperanza tienen un poder increíble. El mismo poder que tienen Paula Usero y Carol Rovira frente a las cámaras. Con una química a raudales que siguen haciendo junto a Luisita y Amelia una comedia romántica deliciosa.
Luisita se ha obsesionado con las vecinas. Y Amelia siempre tuvo claro que sucedería. Y entramos en su juego a la primera. Porque nos gustan románticas, pero nos encantan divertidas. Con sus locuras y sus incongruencias. Un nuevo capítulo donde seguimos creciendo con ellas, viendo que la una sigue estando para la otra. A pesar de las locuras.
Nacho, María y Marina, una combinación explosiva
María y Nacho o Nacho y María…esta historia da para un análisis de texto profundo, nivel asignatura de filosofía. Y la llegada de Marina, mucho más.
María se va porque no sabe qué es lo que quiere en su vida. Siente que la monotonía le hace daño. Cree que no avanza por culpa de Nacho y su forma de entender el día a día. Pero la clave está en los demonios internos. En esos que todos tenemos y que debemos aplacar antes de señalar a nadie. Porque solo estando serenos con nosotros mismos podremos sumar junto a otra persona sin exigirle que nos rescate de donde solo podemos rescatarnos si aceptamos nuestros miedos.
Y ahora que Nacho está comenzando de nuevo con más incertidumbre que otra cosa, porque la vida sigue, vuelve María. Una María que parece que sigue sin saber muy bien qué quiere y cómo lo quiere. Una María que, en cierta medida, la veo desdibujada de aquella de los años 70. Pero estamos en otra época y otra historia y debemos desatascarnos de aquellos recuerdos. Así que María vuelve, por videollamada, con dudas. Y se encuentra a un Nacho que ya está con Marina. Porque él si sabe el tipo de estabilidad que quiere. E imagino que esto es solo el comienzo de todo lo que puede venir…y espero que venga. Puede ser una de las historias potentes del futuro de ‘#Luimelia’.
Gabriela y Dolores, todo mejora
De todo lo que nos cuentan Gabriela y Dolores me quedo con la siguiente frase: “Una tenía que hacer lo que se esperaba de ella”. Por todo lo que indirectamente pronuncia con serenidad. Era lo que había que hacer y se hacía. A pesar de tu felicidad. Pero siempre viendo por un bien común. Por no meter en problemas a nadie. Ni a tu familia. Y se hacía. Vivían sin ser plenas centrándose en el sentido de la responsabilidad que les marcaban a fuego. ¿Cuántas vidas se aplastaron por el camino? Y cuántas se siguen aplastando… Porque Gabriela y Dolores no son la excepción. Ni son, lamentablemente, el pasado. Hay mucho presente igual. En muchas partes del mundo. Aun hay padres que dejan de hablar a sus hijos por no ser heterosexuales. Muchos otros que son capaces de pronunciar “qué decepción” cuando su hija se presenta en casa con su novia.
Gabriela y Dolores representan el pasado de un país, España, que lo puso muy jodido a muchas personas. Pero también siguen representando a mucha más gente que, en estos momentos, lo sigue teniendo complicado. Recordemos que aun hay pena de muerte, en una decena de países, por amar.
A Gabriela y Dolores y a su historia hay que agradecerles la esperanza que dejan volcada. Porque el tiempo, aunque a ratos vaya más lento de lo que necesitamos, lo mejora todo. Y a eso debemos aferrarnos. Aunque es cierto que, quizá, me esperaba un poco más de esta historia. Un mayor desarrollo. Puede que en mi mente la mejor alternativa hubiese sido esa de una tercera temporada donde el hilo conductor fuesen Gabriela y Dolores y donde Luisita y Amelia fuesen afianzándose hasta el capítulo final. Y me he visto ante una historia contada en cinco escenas sin exceso de margen…ni afianzamiento. Me quedo con ganas de conocer mucho más a Gabriela y Dolores y de ver muchas más interacciones entre ellas cuatro. Creo que hubiese sumado mucho a todo lo que es necesario e importante contar.
‘Almas viejas’, unos créditos que se quedan cortos
Como el capítulo entre Gabriela y Dolores, después de ese inicio de temporada, me lo esperaba diferente, también me esperaba la entrada de ‘Almas viejas’ de otra forma. Me había imaginado un paseo en blanco y negro, en fotografías y pequeños clips, a lo largo de la vida de Dolores y Gabriela, hasta ese último ‘te quiero’ o debí haber sido más valiente. Y ‘Almas viejas’ de fondo, cantando esa historia. Para terminar con una imagen de las cuatro, en esa casa, poniéndose al día de la vida. Y de las circunstancias.
No me convence su aparición solo como créditos finales y sencillos de un capítulo mas de ‘#Luimelia’. Algo más emocional, como el segundo capítulo, hubiese sido una delicia.
Los guiños que siempre tocan el corazón en ‘#Luimelia’
Los últimos minutos de este quinto capítulo son, de nuevo, un abrazo para sus fans. Guiños sin parar. Donde, en cierta medida, se agradece el apoyo recibido por un público apasionado por la historia y todo su contexto. E, inevitablemente, la sonrisa y la lágrima se unen en una declaración de amor de dos mujeres maduras que nunca supieron cómo decirlo sin sentir culpa. Las miradas cómplices de dos chicas que se dan cuenta de todo lo bueno que tienen y de lo afortunadas que son. La unión de los meñiques como símbolo absoluto de ser valientes y luchar. Aunque te caigas mil veces. Caer, levantarse y luchar. El mensaje que nunca debes olvidar de ‘#Luimelia’.
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