Esta crítica no contiene spoilers de ‘Los espabilados’.

Albert Espinosa es especialista en contar historias humanas con mensajes importantes. Probablemente porque posee la sensibilidad de quien ha vivido cosas extremas y, así, ha aprendido a valorar la vida. A través de sus historias, muchos han comprendido que los niños son los vehículos inmejorables para contar las mismas, para dar lecciones desde la inocencia y la autenticidad que caracteriza a las personas de corta edad. Sin prejuicios y sin los muros que nos vamos construyendo los adultos, conforme vamos perdiendo esa inocencia de la que hablaba.

En ‘Los espabilados’, serie que se estrena este viernes 29 de enero en Movistar+, vuelve a recurrir a sus elementos clásicos. Y, sobre todo, vuelve a entregarnos un relato sensible, humano, amable e importante. También una producción divertida, que puede ser comprendida desde muy distintas perspectivas y que tiene muy presente su función social. En ella, conocemos a unos niños, de entre 11 y 14 años, que escapan del centro psiquiátrico en el que se encuentran ingresados. Escapan porque entienden que están en una cárcel en la que no hallan ayuda, ni consuelo, ni comprensión. Y en su camino se topan con personas especiales, que saben verles detrás de las heridas que han volcado los adultos en ellos. Que les escuchan y que le miran a los ojos, dos acciones que pueden cambiar el curso de una vida.

‘Los espabilados’ es una serie familiar. Para ver con pequeños y mayores. Y para hablar de ella de después, para prestar anterior al otro y para cuidar de los niños en los que, en demasiadas ocasiones, depositamos nuestras frustraciones y nuestros problemas. Ese es precisamente el mensaje que manda desde sus primeros compases. Y que el propio Albert Espinosa no ha dejado de repetir desde que se anunciara la producción de esta ficción. Su objetivo final no es otro que vaciar los psiquiátricos infantiles. Y, si bien siento que es una meta lejana e improbable, sobre todo por cómo funciona nuestra sociedad, creo que la serie trabaja muy bien en pos de lograrla.

La serie también funciona como un entretenimiento amable, en el que no termina de importar que nos sintamos más o menos identificados con los personajes. O que los intérpretes estén mejor o peor. Ni siquiera importa que el viaje de estos espabilados sea creíble o posible. Lo que importa es lo que representa cada uno de esos personajes y lo que representan sus deseos. Importa la evolución de los mismos y su background. E importa cómo se relacionan con el entorno y con quien van encontrando por el camino. Eso es lo que queda después de cada uno de los capítulos, así como quedan la emoción y la ternura que transmiten, cada cual a su manera, los personajes principales.

Lo más importante a la hora de acercarse a ‘Los espabilados’ es saber lo que vamos a encontrar. Una serie de corte, de nuevo, amable. Que sirve para escapar de la escala de grises en la que nos hemos sumergido y para cambiar la óptica con la que miramos el mundo. Es el efecto que tienen los niños, en la vida real y en la ficción, en nosotros, los adultos rotos. Incluso cuando nos hemos encargado de romperlos antes de tiempo.

Junto a este mensaje y al entretenimiento tierno que ofrece, lo mejor de la nueva serie de Movistar+ se encuentra en sus localizaciones, en su mayoría exteriores, y en su banda sonora. También en la duración de sus capítulos, la justa para que la historia no se diluya demasiado rápido, pero sin llegar a estirarse más de la cuenta. La sensibilidad de Albert Espinosa se respira en cada secuencia, en cada personaje y en cada diálogo, algunos más profundos y más mágicos que otros. Personalmente, no puedo evitar quedarme con esa conversación en el barco, con un saco de boxeo y muchos recuerdos y muchas vidas de por medio.

‘Los espabilados’ se estrena este viernes 29 de enero en Movistar+.