Apple TV+ continúa ampliando su catálogo de series originales plagadas de rostros conocidos. Ahora llega el turno de ‘Defending Jacob’, thriller basado en la novela homónima de William Landay y protagonizado por Chris Evans, Michelle Dockery y Jaeden Martell. En él, nos introducimos en la vida de una familia aparentemente normal que se ve envuelta en un escándalo que jamás hubiera imaginado. Jacob, su único hijo, adolescente nada problemático, es acusado de haber asesinado a un compañero de clase. A partir de ese instante, el paraíso se convierte en un infierno. 

La historia gira en torno al camino que afronta la familia desde que Jacob es acusado hasta que llega su juicio. Un camino en el que los padres, como cualquier progenitor haría, tratan de probar la inocencia de su hijo. Y un camino en el que, como no podía ser de otra manera, surgen las dudas, los miedos, la desconfianza, la soledad, la incomprensión… Estamos acostumbrados a vivir el thriller del lado de los investigadores o, como mucho, desde el punto de vista del acusado, pero aquí los que nos llevan de la mano son los padres. 

Así, ‘Defending Jacob’ nos traslada a la atmósfera infernal que se crea en un hogar destruido por lo inesperado. Nos introduce en las mentes de unos padres que creían tener un hijo modélico al que ahora etiquetan con la palabra asesino. Y nos va desgranando la historia poco a poco, sin prisa pero sin pausa, construyendo nuestro propio camino hacia la verdad, como si nosotros también fuéramos los protagonistas. 

Un paso más

De ‘Defending Jacob’ esperaba un thriller emocionante en el que me picara la curiosidad, como siempre me suele ocurrir con el género. Una historia que me empujara a adelantarme a los hechos y a tratar de averiguar por mí misma quién es el culpable. Y me encontré con algo diferente. En cierta manera, estos elementos están presentes. El espectador sentirá la necesidad de saber quién asesinó a Ben, teorizará a través de las diferentes pistas que vaya recibiendo y se atreverá a llegar a su propia conclusión conforme avance en los capítulos. Es lo que me ha ocurrido a mí durante el visionado. Pero no es lo mejor que me llevo de la serie de Apple TV+. 

En este caso, la apuesta se basa en ir más allá del thriller. Así lo he sentido. En esta ficción, es importante saber quién es el asesino, con lo que se juega constantemente. Pero su rasgo diferenciador y lo que realmente aporta un valor añadido al género, uno de los más explotados actualmente, es el estudio del camino que recorren los padres. La familia del acusado, generalmente criminalizada por la opinión pública y muchas veces invisibilizada por el cine y la televisión. 

No es raro ver la figura del padre o la madre coraje que hace todo lo posible por demostrar que su hijo es inocente, pero esto no es exactamente lo que vemos en ‘Defending Jacob’. Andy, el personaje interpretado por Chris Evans, efectivamente hace todo lo que está en su mano por probar la inocencia de su hijo, en la que cree firmemente. Y pisa alguno de sus valores por el camino. Pero no es lo único que vemos en la serie, en la que también aparecen las dudas y la enorme ansiedad que se apodera de los padres. Lo hace en un Andy que se abandona poco a poco, pero sobre todo en Laurie, una madre que ama a su hijo, pero que no está segura de conocerle. 

Ha sido el sufrimiento de ambos, su intento por recuperar la normalidad de alguna manera, sus pensamientos y sus vivencias, así como en definitiva las consecuencias que tiene para ellos al acusación de Jacob, lo que me ha hipnotizado. Por eso, aunque no me encontré lo que esperaba, ‘Defending Jacob’ no me ha defraudado. Todo lo contrario. 

Dirección delicada, buena banda sonora y guión acertado

El análisis del calvario de los padres es, como digo, lo que eleva a la serie para mí. Pero entiendo que ahí entran en juego los gustos y lo que cada uno disfrute como espectador. Imagino que quien sólo busque emoción e intriga, no terminará de conectar con ‘Defending Jacob’, pero hay varios aspectos que le son indiscutibles a la ficción. El primero de ellos, la delicada dirección de Morten Tyldum. Aún se eriza mi piel al recordar una escena que tiene lugar en los últimos compases de la serie y en la que Andy y Laurie conversan entre un juego de planos impecable. Junto a la paleta de colores fríos que baña toda la serie, la mirada del director aporta la melancolía y la angustia que acompañan a la historia. 

En esto también ayudan una banda sonora impecable y un guión más que aceptable, a través de los cuales el espectador va entrando poco a poco en la historia hasta sentir la angustia de los tres protagonistas. Sin darnos cuenta, también sentiremos los miedos de Jacob, la desesperación de Andy o las dudas de Laurie. Hasta el último frame de la serie, también habitaremos en el infierno de la familia Barber, bailando entre los sentimientos de unos y otros personajes, a los que, por cierto, el reparto da vida con destacable gusto.