La cuarta temporada de ‘#Luimelia’ ha comenzado de forma más honesta y mucho más madura que sus tres temporadas anteriores. Tres anteriores temporadas donde su limitado formato nos presentaba un estilo ‘sketch’ que evitaba la introducción del espectador al 100%, porque no daba tiempo a ello. Porque para cuando entrabas, salías de forma abrupta. Y es que el aumento de minutos ha ayudado a mostrar a unos personajes mejor forjados y con matices que dibujan la historia a contar mucho mejor. Más intensa. De esta forma, nos hemos tropezado con Luisita y Amelia, enfrascadas en la compra de su primera vivienda y sufriendo los acontecimientos desfavorables que, a veces, dicta el Universo.

Hemos navegado junto a ellas por el tránsito de una decisión a largo plazo y de los sinsabores inesperados que la vida suele mandar casi por inercia. Y nos hemos tropezado con una Luisita entregada a Amelia y viceversa. Con una relación mucho más serena y equilibrada. Donde se dejan su necesario espacio y la escucha activa está más presente que nunca. 

Observamos, cómplices, una comunicación mucho más fluida y donde los acontecimientos, aunque las superen por momentos, terminan a un lado a favor de su relación. En unos primeros treinta minutos que nos muestran, sin reparos, lo fundamental de contar con más tiempo para contarnos una historia de amor. Y de supervivencia. De lo necesario que son las buenas amistades como Sergi y Ana. Y de lo importante de no bajar los brazos nunca aunque la incertidumbre te embargue en todo su esplendor.

Esto último, el seguir adelante, pase lo que pase, es una de esas lecciones vitales que siempre han envuelto a ‘#Luimelia’.

Una pedida de mano tan sencilla como perfecta

A veces no nos hacen falta florituras, ni escenas idílicas o decorados cargados de compostura exquisita. A veces solo es necesario que se muestre el amor que un personaje desprende hacia el otro para que no haga falta nada más. Y eso es lo que hemos podido disfrutar en esa escena donde Luisita, a pesar de todo, vuelve a anteponer su relación. Planta un perfecto anillo en el dedo meñique de Amelia para pronunciar el esperado “¿Quieres casarte conmigo?”. Y en ese momento, el Universo se pinta un poco más dulce, sencillo e imprevisible. Con una Luisita y una Amelia que enfatizan la química que siempre las ha acompañado gracias al enorme trabajo de Paula Usero y Carol Rovira. Y ‘#Luimelia’ cobra todo su sentido, otra vez.

Los personajes de siempre

En este inicio de temporada hemos sido testigos de pequeñas pinceladas de todo lo que llegará desde María (Lucía Martín Abello), Nacho (Jonas Berami) y Marina (Alba Gutiérrez). Un triángulo amoroso que, seguramente, nos rompa la cabeza. Con una María que sigue pendiente de encontrar su sitio dentro de la creación de su primera novela, frente a una pareja, Nacho y Marina, que continúa navegando en una confusa relación. Porque Marina busca la estabilidad absoluta. Frente a Nacho que sigue perdido en el pasado y dejándose llevar sin ese amor que debería envolverlo todo.

Los nuevos personajes en ‘#Luimelia’

La entrada de Sergi (Roi Méndez) y Ana (Ariana Martínez) resulta un acierto. Porque sus personajes suman dentro de ese huracán que están sufriendo Luisita y Amelia. Esos amigos necesarios que te dan la mano cuando todo se viene abajo. Sin la necesidad de imponer su voluntad o llenarte de mil preguntas para las cuales no tienes, aun, respuestas. Y apostando siempre por el optimismo y un futuro cargado de oportunidades, aunque tú, como protagonista del caos, no las quieras descubrir. Sergi y Ana se convierten en esa boya en mitad del mar. A la que te aferras para volver a nadar.

José Antonio (Javier Botet) es el okupa ideal. El personaje que pone todo patas arriba. El caos. Eso que el Universo te coloca para que te fortalezcas, aunque no lo creas necesario. Un caos que va arrasando todo y conquistando a todos. Un personaje tan bien creado que al mismo tiempo que lo echarías a patadas también te sentarías en el rellano a tener una conversación trascendental. 

Una de las mejores escenas de este capítulo es el enfrentamiento dialéctico entre Luisita y José Antonio. Donde ella se muestra lo más vulnerable posible equilibrando su frustración y desesperación ante una situación que no encaja en sus planes. Con un tipo que lanza frases que parecen, de primeras absurdas, pero que, seguro, irán cogiendo forma a lo largo de los capítulos. 

En estos tiempos convulsos…

En estos tiempos un tanto extraños, donde parece que, casi por inercia, retrocedemos en el tiempo para llenar nuestro mundo de ‘cavernícolas’, se hace más que necesario que ficciones como la de ‘#Luimelia’ tengan un altavoz mayor que una difusión por una plataforma de pago. Ojalá llegue ese momento en el que se comprenda que los personajes de Luisita y Amelia se merecen un lugar más adecuado, en abierto, para que todo el mundo tenga acceso. Para que se vea que todas las historias de amor tienen su espacio en ‘prime time’. Porque hay que educar. Se trata de educar.