Después de mucho producto estadounidense, Apple TV+ estrena este mismo viernes 1 de mayo su primera serie británica. ‘Trying’, protagonizada por Rafe Spall y Esther Smith, es una comedia amable que gira en torno a una pareja inmersa en el proceso de adopción de su primer hijo. Después de un tiempo intentando quedarse embarazados, sin éxito y ya acosados por la desesperación, apuestan por tomar este camino alternativo. Con todo lo que ello conlleva. Dudas, miedos, preparativos, cambios y una mezcla constante de ilusión y ansiedad. 

En capítulos de unos 30 minutos, seguimos la aventura de la pareja y conocemos sus preocupaciones individuales y todos esos pensamientos que, a veces, no nos atrevemos a compartir. También aprendemos que lo común, con corriente, no está nada mal y puede llegar a ser extraordinario. A través de las anécdotas de esta peculiar pareja, perfectamente imperfecta, también se liberará el propio espectador, mientras disfruta de un visionado amable. 

Creo que, aunque han surgido en mí más reflexiones de las que esperaba, destacaría eso de ‘Trying’. Diría que es amable y divertida, y también muy sencilla. Porque lo que vemos en la pantalla, pese a que sean conflictos a los que personalmente no nos hemos enfrentado, está cerca de nosotros. También porque eso que vemos está protagonizado por personas corrientes, que podríamos ser nosotros mismos y que se alejan completamente de la perfección. Y, sin embargo, son enormemente atractivos. 

(Extra)ordinarios

Que la historia transcurra en las calles de Camden me ha hecho sentir muy cerca. Supongo que porque yo misma las he recorrido de arriba a abajo. La última vez hace tan solo unos meses. De hecho, creía que esta era la razón por la que Nikki y Jason no me parecían unos extraños, porque se movían por un lugar conocido. Pero en seguida comprendí que eran ellos los que también me resultaban conocidos. Sus vidas corrientes son también mi vida corriente. Sus dudas corrientes son las mías. Sus ilusiones corrientes son las mías o se parecen a ellas. 

Con eso juega Jim O’Hanlon, que se garantiza la conexión con el espectador a través de la creación de dos personajes como nosotros. Me gusta ver que no son perfectos y que no pasa nada por ello. Me gusta ver que las personas ‘normales’, sin una historia especialmente espectacular o fuera de lo común, pueden protagonizar también una serie. Y no pasa nada, no se pierde el interés, sino todo lo contrario. 

El humor amable, pero en un código que siento como parte de mi generación, también ayuda a que disfrute del visionado. Los capítulos se pasan volando entre risas, alguna que otra lágrima (el segundo episodio y ‘Favourite Ex’ de Maisie Peters me dejaron un poco rota), preguntas con y sin respuesta y un poquito de vergüenza. Tanto que, sin ser ‘Trying’ la mejor serie de la temporada, se queda demasiado corta en un momento en el que necesitamos luz, emoción y sonrisas, las cuales están garantizadas con Rafe Spall y Esther Smith en pantalla, viviendo a través de las palabras de Andy Wolton.