No podemos decir que echemos de menos a Daniel Day-Lewis porque nunca hemos convivido con Daniel-Day Lewis ni le hemos conocido más allá de esas escasas ocasiones en las que ha decidido salir a lo público, siempre con presentaciones de películas de por medio. Películas, también, escasas. Uno de los mejores intérpretes de la historia –el mejor, si nos ceñimos a algunas cifras- ha hecho poco cine, pero qué cine ha hecho.
Y como no podemos echar de menos a Daniel Day-Lewis, pero sí estamos en nuestro derecho de echar de menos la sensación de saber que en cualquier momento podía aparecer con novedades cinéfilas de esas que provocan hilos de curiosidades y métodos interpretativos que nos dejan con la boca abierta, pues aquí estamos para recordar que este miércoles 29 de abril cumple 63 años. Y que si todavía no os habéis acercado a sus trabajos, podéis empezar por los que siguen.
Mi pie izquierdo (1989)
Relato biográfico de Christy Brown (1932-1981), artista irlandés aquejado de parálisis cerebral que dio una demostración universal de fortaleza y determinación, siempre con apoyo de su madre. Su pie izquierdo, su valentía, su talento y una tenacidad de hierro le llevaron a vivir una vida que nadie –excepto su madre- hubiera pronosticado para él.
‘Mi pie izquierdo’ es una gran película; ofrece un retrato casi completo de la vida de un hombre admirable y su admirable madre. Es emocionante e inspiradora, y por momentos refrescante. Con ella se llevó Daniel Day-Lewis su primer Oscar, en la categoría de mejor actor. Es una interpretación para el recuerdo, para la memoria del cine, para la historia. Dentro de las interpretaciones del mejor, son muchas las voces que señalan que esta es la mejor.
Gangs of New York (2002)
1863. Nueva York. Corrupción, contrabando, conflictos en las calles, peleas y asesinatos. Un joven irlandés (Leonardo DiCaprio) queriendo vengar a su padre; un veterano en el juego (Daniel Day-Lewis) que tiene mucho que decir al respecto. Una buena película de Martin Scorsese.
Esta película dio mucho de qué hablar en su día; casi veinte años después, a mí sobre todo me apetece hablar de lo buena película que es y de nuestro actor protagonista. Daniel Day-Lewis, y quizá al principio cueste creerlo, está inmenso, soberbio, llevando hasta el final el peso de un personaje complejo, emocionante y vibrante, hasta las últimas consecuencias. Otra interpretación que pasar por las escuelas.
Pozos de ambición (2007)
Principios del siglo XX. Texas. Daniel Plainview (Daniel Day-Lewis) quiere enriquecerse y parece poder lograrlo gracias al negocio del petróleo. Sin embargo, a medida que consigue el éxito en lo monetario, sus principios y sus valores quedan en un segundo plano hasta prácticamente desaparecer.
Paul Thomas Anderson nos regaló, con esta adaptación de la novela de Upton Sinclair, una película fría, pero contundente. Una buena película, y quizá la única controversia de Daniel Day-Lewis en su carrera: muchas voces señalaron que su interpretación era excesiva. No le impidió llevarse el Oscar y todos los premios de la temporada. A mí la sobreactuación me parece premeditada.
Lincoln (2012)
1865. Abraham Lincoln (Daniel Day-Lewis) se enfrenta a uno de los momentos determinantes de su vida: propone una enmienda para prohibir la esclavitud en Estados Unidos, mientras la Guerra Civil va tocando a su fin. El conflicto surge cuando ambos hechos chocan: el camino y el final de uno influirá en el otro. Si la guerra llega a su fin antes de que se apruebe la enmienda, entonces el Sur podrá tendrá poder para rechazarla; si ganan tiempo para aprobar la enmienda, entonces miles de personas seguirán muriendo en la guerra.
No hay polémica aquí, y también hubo Oscar. El tercero, bajo la batuta de Steven Spielberg. Se me eriza la piel pensando que Daniel Day-Lewis hizo historia, con esos tres Oscar, haciendo historia. Su Abraham Lincoln es fantástico, absolutamente trascendental, inolvidable, en línea con el tono de la película y lo que ésta exige. Es un trabajo de precisión, de relojero, construido a partir de detalles tan pequeños que necesitan varios revisionados para comprender su valor. Imprescindible para comprender lo que es Daniel Day-Lewis, su talento y sus obsesiones.
El hilo invisible (2017)
1950. Londres. Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis) es un modista excéntrico pero tremendamente talentoso que encuentra en Alma (Vicky Krieps) su nueva musa. Casi sin darse cuenta, Alma se cuela en su vida para alterarla, ante el desconcierto de su hermana Cyril (Lesley Manville) y con la incapacidad de Reynolds de dejar sus rarezas a un lado.
Me parece, sobre todo, el perfecto ejemplo en el que basarse para hablar de la capacidad del intérprete de adaptarse al rol que necesita cada historia. Para la película en cuestión, de manera general, y para los diferentes momentos que en los que la trama se desarrolla. Daniel Day-Lewis, en ‘El hilo invisible’, es seductor, enigmático, desesperante, tierno, irónico, vulnerable, sombrío y sobrio. En todos y cada uno de los momentos cumple de manera brillante.
Fue la última. Después de ‘El hilo invisible’, con la que –parece- volvió a obsesionarse, se retiró del mundo de la interpretación. Me digo a mí misma, para consolarme, que fue una buena despedida; conecté mucho con la propuesta de Paul Thomas-Anderson y conecté mucho con la propuesta paralela del actor, porque siempre lo lleva todo a otro nivel, suyo, personal, propio. En mis mejores momentos, también me digo que alguien –PTA, quizá; tal vez Scorsese- tendrá una historia suficientemente buena para tentarle, y entonces volverá. Hasta entonces… Empezad por estas, y seguid: ‘Una habitación con vistas’ (1985), ‘El último mohicano’ (1992), ‘En el nombre del padre’ (1993), ‘La edad de la inocencia’ (1993) –qué olvidada está ‘La edad de la inocencia’-, incluso ‘Nine’ (2009), ese músical regulero que he visto más veces de las que algún día admitiré, y cada una de esas veces por este hombre. Está escrito que tenga que homenajearle de alguna manera, al menos una vez al año.
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