Crítica realizada en base a los dos primeros episodios de ‘Hache’.
El próximo viernes 1 de noviembre se estrena en Netflix su nueva apuesta en el mercado español: ‘Hache‘. Tras el éxito de anteriores producciones (‘Las chicas del cable’, ‘Élite’) es lógico que la plataforma no escatime en esfuerzos a la hora de ofrecer al público español ficciones de todo tipo. ‘Hache’ parece muy diferente a todo lo anterior, siempre y cuando le pongamos los apellidos de Netflix y España. Se distancia de sus predecesoras en todos los sentidos, presentándose como una serie oscura, como la época en la que está ambientada, que apenas deja lugar a las alegrías.
Barcelona, años 60. Helena, con hache, es una mujer joven que malvive en la Barcelona de la posguerra, con una hija a la que atender y un marido al que trata de sacar de la cárcel a toda costa. Es prostituta, pero no es suficiente, por eso se mete en líos con su último cliente: porque no tiene más remedio que hacerlo para sobrevivir, porque necesita dinero y porque incluso en las peores circunstancias sabe que se merece algo mejor de lo que tiene, y lucha por ello.
La serie arranca con Helena huyendo y cayendo directamente en brazos de Malpica, el líder de una banda organizada que controla la ciudad, con disimulo durante el día, sin miramientos en sus noches. Malpica ve en Helena lo que el espectador va descubriendo poco a poco: una mujer con coraje, valiente y dispuesta a lo que sea por sobrevivir, y por vivir. Salva a nuestra protagonista y, sin quererlo realmente, le demuestra que a su lado nunca tendrá problemas de dinero ni de protección, al menos mientras le sea leal. Por eso Helena busca llamar su atención y demostrarle, esta vez ella, que es la mujer que desea a su lado, para las noches de placer, para ofrecerle esa emoción tóxica que parece necesitar Malpica y para salvarlo, a él y a su negocio, también cuando haga falta.
‘Hache’ parte de conflictos y personajes interesantes. Adriana Ugarte es la encargada de dar vida a Helena, mientras que Javier Rey hace lo propio con Malpica. La relación entre ambos es uno de los pilares sobre los que sus creadores pretender asentar el interés del público, y con ellos podremos reflexionar en torno a esas relaciones tóxicas que cada vez copan más espacio en nuestras conversaciones. Helena necesita a Malpica, y Malpica quiere a Helena. Entre ellos hay también desprecio, rechazo y violencia, pero de alguna manera permanecen y permanecerán juntos.
Antes que ellos, que funcionan bien en pantalla, está ella, la hache de esta historia. Helena es la protagonista indiscutible de la ficción creada por Verónica Fernández, inspirada en hechos reales. Al final, ‘Hache’ nos contará, sobre todo y partiendo de estas primeras pautas, el ascenso de Helena dentro de la organización de Malpica. Su inteligencia, su capacidad de resolución y su personalidad camaleónica le valdrán para hacerse un hueco y ganarse el respeto de quienes la rodean, y con ello veremos cómo una mujer de buenas intenciones y motivaciones sólidas -velar por su hija y su marido- termina por ascender hasta la cúspide de una organización criminal. En ‘Hache’, hay narcotráfico, pero no creo que vaya de narcotráfico. Va de lo tóxico y de lo humano, de lo que estamos dispuestos a hacer, de los límites que tenemos que cruzar, de las personas en las que nos convertimos para afrontar todo esto.
He visto en ‘Hache’ una serie correcta. Me mantengo a la espera de sus resoluciones, pero la encontré interesante en sus planteamientos. No vi ningún brillo especial, salvo ciertos momentos que quedan enteramente en manos de sus protagonistas, pero también es cierto que me gustó más el segundo episodio que el primero, lo que me hizo pensar que, siendo como es una serie de ascenso, necesita precisamente eso: coger impulso para despegar.
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