El cine de Quentin Tarantino es único. Está claro que es un apasionado del cine y adora su trabajo por encima de todo, algo que queda reflejado en todas y cada una de sus películas, en las que siempre trata de cuidar hasta el más mínimo detalle. A estas alturas no hay duda de que Quentin Tarantino es uno de los mejores directores del mundo y que sus películas casi podrían pertenecer a su propio género. Porque con ellas el director nos lleva siempre a donde quiere en todos esos universos inventados por él.

La mente de Tarantino es brillante. Además, tiene siempre tan claro lo que quiere grabar y transmitir que no busca en ningún momento agradar a todo el mundo con sus películas, el que disfruta con ellas siempre es él. No hay nadie que entienda el cine como él -ni nadie que pueda entender cómo funciona su cabeza a la hora de elaborar todos esos guiones-. Películas diferentes unas de otras pero siempre manteniendo su esencia y ese sello suyo tan característico que hace que sepas que estás viendo una película suya.

La sangre, las armas, una violencia atroz y brutal son algunos de los elementos más característicos de todas y cada una de sus películas. Todo ello al “estilo Tarantino”. Ver una película de Quentin Tarantino es una experiencia maravillosa. No importa las veces que repitas sus películas porque nunca vas a cansarte de ellas, y es que Tarantino no decepciona. Con sus más y con sus menos, pero siempre fiel a sus gustos e ideas. En sus películas queda reflejada la inteligencia de un guionista y director que no se conforma con cualquier cosa, que siempre quiere más, buscando casi la perfección.

Quentin Tarantino es alguien bastante peculiar, prueba de ello es por ejemplo el fetiche que tiene con los pies. Si te has fijado bien, te habrás dado cuenta de que en prácticamente todas sus películas aparece alguna escena breve en la que solo vemos unos pies, generalmente unos de mujer. Las botas negras de Margot Robbie en ‘Érase una vez en Hollywood’ protagonizaron unos minutos de la última película del director, al igual que sus pies descalzos cuando está viendo una película en el cine.

Antes hablaba de la perfección que Tarantino busca en sus películas: en ‘Malditos Bastardos’ son sus propias manos las que estrangularon a Diane Kruger. El director, que lo tiene todo calculado al milímetro, no estaba nada satisfecho con la forma en la que lo hacían el resto de los actores ya que le parecía demasiado falso. Por eso decidió que la mejor forma de hacerlo sería si él mismo “estrangulaba” a la actriz.

La brutalidad del director no solo queda reflejada en las escenas de lucha y violencia, ya que verbalmente tampoco se corta nunca. En ‘Reservoir Dogs’ la expresión “fuck” (joder) se utiliza hasta 272 veces, frente a las 265 veces que podemos escucharla en ‘Pulp Fiction’. Y es que sus películas no son cuentos de hadas de colores pastel, y eso es precisamente lo que hace que atraiga a tanto público por todo el mundo, convirtiendo su filmografía en películas de culto.

Algo que también parece gustarle mucho a este director es tenerlo todo bien hilado y conectado, por si acaso. En ‘Reservoir Dogs’ el verdadero nombre del Señor Rubio es Vic Vega. ¿Te suena este apellido? Porque es el mismo que tiene Vince, el popular personaje de John Travolta en Pulp Fiction. Tarantino llegó a asegurar que ambos personajes eran hermanos y hasta tenía pensado hacer una precuela, pero finalmente abandonó este proyecto en favor de otros guiones completamente nuevos.

Solo a alguien como Quentin Tarantino se le podría ocurrir grabar a una escena del revés. En ‘Pulp Fiction’ vemos cómo John Travolta le inyecta una aguja Uma Thurman. Esta escena parece algo “normal” y fácil de rodar pero Tarantino le dio totalmente la vuelta. La aguja ya estaba clavada en el pecho de la actriz por lo que Travolta solo tuvo que retirarla y después se rebobinó la escena en post producción.