· FICHA ·
Título: ‘La Otra Isla’
Autora: Silvia Herreros de Tejada
Editorial: Espasa
Fecha de publicación: 30 de junio de 2020
Sinopsis: Aunque jamás ha puesto un pie en la isla, Lara odia Cuba: en su familia parece que todo gira en torno a ese paraíso perdido. Su madre, Mirta, pese a que lleva en España más de media vida, culpa a Cuba de su divorcio, su ruina económica y su excentricidad. La tía Letty, que no huyó con su adinerada familia sino que se quedó para apoyar la Revolución, acabó siendo la activista más radical de Miami junto a su marido Omar, contrarrevolucionario convencido, al menos, durante su vida cubana.
Tras la muerte de Fidel Castro en 2016, Mirta solo piensa en volver a Cuba para tomar posesión de sus propiedades y recuperar el tesoro familiar, misteriosamente desaparecido: una corona de oro que perteneció a la escritora Gertrudis Gómez de Avellaneda, de la cual descienden. Será entonces cuando Lara, a sus cuarenta años, se dé cuenta de cómo esa isla tan lejana y extraña ha marcado la vida de su madre, la de sus tíos e incluso la suya propia.
En este libro encontrarás: Un recuerdo a Cuba maravilloso. Un problema generacional honesto. Y las segundas oportunidades que siempre nos da la vida.
‘La Otra Isla’ y nuestro pasado
En ‘La Otra Isla’ vemos una discusión entre generaciones. Aquella que recuerda de donde vino, porque le enseñaron a mantenerlo firme en su mente, y aquella otra que no termina de entender dicha devoción por un pasado. Y lo más probable de todo esto sea la falta de comunicación. Esa tan sumamente necesaria para comprender todo lo que sucede a nuestro alrededor y cómo sucede. Para entender nuestro contexto. De dónde venimos y hacia dónde vamos. Una comunicación que nos muestre el camino de lo que nos trajo hasta aquí. Pero cuando menos te lo esperes, cuando más relajado te encuentres, descubrirás que de lo que realmente habla es del amor. El amor en mayúsculas. En todas sus dimensiones.
‘La Otra Isla’ habla de madre y de hija.Y de Cuba. De aquellos que tuvieron que huir y de los que nacieron en otro país. Una madre que siempre recuerda quien fue y una hija que necesita que su madre deje de tener a esa hermosa isla en su boca. Un choque frontal que nos ayuda a conocer su historia. Y podemos llegar a entender a ambos perfiles aunque haya momentos insostenibles. O instantes en los que Lara nos parezca un poco más egoísta de lo que suele ser un hijo. Y es que nos cuesta muchísimo ponernos en la piel de nuestras madres. Entender que lo que fueron puede visitarlas a menudo. Porque ser también tiene un lazo muy estrecho con de dónde somos. Y en qué lugar registramos los recuerdos de nuestra infancia.
Dentro de toda esta vorágine de emociones, aparecerán Letty, Omar y Gertrudis. Para armar un esqueleto desvencijado, herido.
Su forma de contar…
Me gusta como se narra. Como se cuenta. Me encanta el espacio que tiene cada personaje para darnos su punto de vista. Para llevarnos por su viaje y mostrarnos todas las aristas. Para plantarnos ante los errores y los aciertos inesperados. Silvia Herreros de Tejada nos va mostrando un puzzle y lo va construyendo lentamente. Y, como si de un susurro fuese, nos va guiando por la historia.
Tiene una estructura muy sugerente. Donde lo más destacable es que ofrece un relato marco. Con un prólogo y un epílogo en primera persona situados en 2016 y 2017 (el presente de la novela). Abarca un total de seis capítulos narrados en tercera persona focalizada en los personajes protagonistas. Cada capítulo está situado en un año y en un escenario muy concretos. Por lo que funciona como una historia independiente dentro de una cronología desordenada. Donde el fin es muy claro, resolver o reconstruir varios enigmas: el misterio del tesoro familiar desaparecido y el misterio de las tres mujeres. Cuyas vidas e identidades giran en torno a un secreto inconfesable.
Y sus personajes…Mirta y Lara
En Mirta vemos el deseo de volver. De volver a esos recuerdos. A esas raíces. En recuperar lo que fue. Porque tiempo pasado, en nuestra mente, siempre fue mejor. Y no porque lleve razón sino porque con el paso del tiempo somos capaces de relativizar lo que sufrimos o celebramos. Vemos a una mujer que se siente herida de muerte. Porque la vida no ha sido como ella tenía en su mente. Como le habían marcado desde pequeña. Y se enfada y se resiente. Por su error en la búsqueda. Porque un divorcio no entraba en sus planes. Porque su hija, quizá, nunca llegue a comprenderla del todo.
En Lara vemos la esperanza. La esperanza de que su madre cambie. Que de una vez por todas entienda que Cuba ya pasó y que nunca volverá. Que olvide y se refugie en el presente. En lo que tiene en su casa, en su familia. Mientras, por otro lado, ella será incapaz de madurar hasta que cierre esa herida con un amor pasado y con un objetivo que nunca podrá materializarse.
…Letty y Omar
En Letty tenemos la honestidad. El fracaso y la fortaleza. Seguramente estemos delante del personaje más honesto de toda la novela. En ella vemos los errores y los aciertos y su capacidad de gestión. Como cae y como se reconstruye. Como se siente herida para siempre y como, de pronto, la vida, le muestra el camino del amor.
Omar es la fortaleza. Y el desasosiego. Es la vida. Porque aunque tengamos toda la valentía del mundo, no somos dueños de nuestro destino. Y aunque peleemos y volvamos a construirnos, la vida siempre tiene otros planes. Y puede volver a herirnos de muerte. Omar es el salvavidas de Letty. Y ella será su eternidad.
Protagonista in absentia
El recuerdo y la presencia de Gertrudis Gómez de Avellaneda se respira a lo largo de toda la novela. Tula, como se la llamaba en familia, nació en 1814 en la actual Camagüey. Provincia central de Cuba. Fue una figura esencial del romanticismo hispanoamericano. Y ella será ese antepasado que lo ponga todo patas arriba. Ese hilo conductor indirecto e inesperado.
Iremos conociendo su vida como poeta, dramaturga y novelista. Y que se la conoció como La Peregrina en círculos literarios. Este sobrenombre describía el sentimiento de ella por España. Un «ave de paso». Con su recuerdo siempre presente en lo que pudo ser en su Cuba natal.
Sus personajes de mujeres y su filosofía vital la hicieron precursora del feminismo. Al salir de Cuba, en 1836, escribió su poema más conocido, ‘Al partir‘. Hoy es símbolo del exilio cubano.
Los personajes deben ser como las cebollas
Me gustan las novelas con personajes que no lo cuentan todo según los conoces. Me gustan los que van lanzando capas al aire, como las cebollas. Y vas desgranando información que ayuda a construir una vida. Esas decisiones que se tomaron y el motivo por el cual se tomaron. Las mismas que han ido construyendo y forjando tu carácter y la forma de afrontar la vida. Y es interesante leerlo poco a poco para ir aprendiendo como lector. Para no prejuzgar y esperar. Porque siempre hay un motivo. Siempre hay un punto desde el cual podemos empatizar.
El ritmo lento de ‘La Otra Isla’ nos enseña a tener paciencia. A prestar más atención a lo que sucede entorno al personaje. A dar más oportunidades. Y a no señalar quien es el malo o el bueno de la película. Porque la historia está construida y escrita a base de más errores y segundas oportunidades.
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