Crítica realizada en base al primer episodio de ‘Trauma’.
Qué buena es la idea sostiene ‘Trauma’. La nueva ficción de Calle 13 nos presenta la historia de Adam Belmont (Guillaume Labbé), un policía francés que se encuentra investigando una serie de crímenes que apuntan hacia un mismo sospechoso. Un asesino en serie que se está cobrando la vida de mujeres jóvenes, siguiendo un patrón similar. La investigación, sin embargo, tiene que detenerse: una misteriosa figura dispara a Adam en la cabeza. Como una especie de milagro, el policía sobrevive, pero ese disparo tiene consecuencias: Adam olvida los últimos años de su vida. Olvida a su ex-mujer, olvida a su hijo, olvida a sus compañeros, olvida que su madre falleció tres años antes. Olvida, también, que una joven chica está encerrada en el sótano de su casa. Y parece ser el culpable de ello.
¿Es también el culpable de los asesinatos? ¿Por qué tiene encerrada a esa joven? ¿Cómo es posible que la misma persona que se escandaliza de tener a esa joven secuestrada sea la misma persona que lo ha hecho? ¿Es la misma persona? ¿Cómo se define nuestra personalidad? ¿Cómo y por qué llegamos a cometer actos criminales? ¿Hasta qué punto nos persiguen los traumas? ¿Podemos cambiar? ¿Es la memoria la que define nuestra personalidad? ¿Podemos sentirnos culpables por algo que no recordamos?

Como comenté tras el coloquio que organizó Calle 13 con el equipo de la ficción (Fred Grivois, director, Guillaume Labbé y la española Alba Guilera), son las preguntas que plantea este primer episodio lo que resulta más interesante del proyecto. La serie cuenta con un total de seis episodios, que podrán ser maratoneados desde el próximo 2 de diciembre en Calle 13. Promete ser entretenida, tensa, trepidante, misteriosa, interesante, sobre todo por esa introspección que vamos a vivir al lado del protagonista de los hechos. No solo vamos a seguir la investigación de una serie de asesinatos, que evidentemente es motivo suficiente para querer ver un thriller, también vamos a vivir el redescubrimiento de una persona, con todo lo que eso conlleva.
Parece que ‘Trauma’ no se conforma con ser un simple thriller: parece que ‘Trauma’ también quiere instaurar conflictos en el espectador, aunque no tengan que ver con uno mismo. Ser incapaz de determinar si estamos a favor o en contra de un personaje ficticio, si nos gusta o lo despreciamos, si desaprobamos sus actos o somos capaces de entenderlos, es también una forma de analizarse a uno mismo, aunque no seamos el objeto protagonista de ese análisis. Y eso también es interesante.
Por todo lo ya comentado, no puedo tener queja alguna con la apuesta francesa de Calle 13. Si bien es cierto que el episodio me dejó fría en cierto sentido, quizá porque las escenas no me entusiasmaron demasiado, encontré en ‘Trauma’ razones suficientes para continuarla y permitir que me vaya sorprendiendo poco a poco, que creo que es lo que va a suceder. El primer capítulo es solo una introducción a lo que está por venir, una presentación de un personaje complejo y de una buena idea que, si está bien desarrollada, puede convertirse en una de las mejores del año.
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