Cuidado, este artículo está plagado de spoilers.
Según arrancó ‘Watchmen’, parecía que el pasado -es decir, la película y los cómics- tan solo iba a estar presente a modo de referencias y guiños para los más nostálgicos. Pero Damon Lindelof ha tenido la inteligencia de utilizar los brillantes elementos con los que ya contaba para darle color a su propia historia original. Anclarse en el pasado sería un error, pero utilizar esto como un ingrediente más del cóctel es probablemente el mayor acierto de la serie, al menos hasta donde hemos visto.
Con el personaje de Jeremy Irons, al que algunos supieron reconocer rápidamente, supimos que en cierta manera pasado y presente estarían unidos. No sólo a través de referencias como las máscaras de Rorschach o las constantes menciones al Doctor Manhattan, sino también en carne y hueso. Parecía que Ozymandias iba a ser nuestro único nexo verdadero entre lo nuevo y lo antiguo -que no viejo-, pero ahora sabemos que en ‘Watchmen’ el pasado es también presente.
El tercer episodio de su primera temporada ha ejercido precisamente de eso, de auténtico nexo entre lo que ya vimos en su día y lo que vamos a ver ahora. Sin perder esa nueva historia en la que el racismo juega un papel principal, regresan los rencores del pasado, así como los errores, y lo hacen a través de otros personajes a los que todos conocemos. Un capítulo centrado en la figura de Laurie Blake, quien ahora se dedica a perseguir a los vigilantes. Y quien parece no haber pasado página.

Permíteme contarte un chiste
Todo el episodio, quizá el más sorprendente hasta el momento, está construido alrededor de una llamada de teléfono. En medio de la noche, Laurie Blake acude a una cabina que, en teoría, permite enviar mensajes al Doctor Manhattan, quien lleva 30 años en Marte. Allí, comienza a contarle un chiste que habla de un hombre que estaba construyendo la pared perfecta, pero al que le sobraba un ladrillo. Presa de la desesperación, este hombre quiso destruirlo todo, pero una niña le pidió que le diera el ladrillo y lo lanzó al aire.
Hasta ahí el que, en teoría, es el primer chiste de Blake para quien fuera su pareja. Aquí vemos que la ahora caza-vigilantes ha adoptado parte de la esencia de su padre, el Comediante. Otro guiño más que los amantes de ese personaje, que no son pocos, siempre agradecen.
Tras este chiste interrumpido, Laurie opta por contar otro, en el que habla del enfrentamiento de tres héroes con Dios. Esos héroes, como no podía ser de otra manera, son Ozymandias, Night Owl y el propio Doctor Manhattan. Todos, tras su pérdida de humanidad y sentido, acaban en el infierno. La gracia llega cuando Dios, que cree estar libre de todo pecado, se encuentra con una mujer, que no es otra que la niña que lanzó el ladrillo, a la que no reconoce. Un ladrillo que ahora golpea a Dios en la cabeza, matándole y mandándole también al infierno.

Entretenida historia que no hace otra cosa que advertirnos de que Laurie Blake ha llegado a la escena para quedarse y para arrasar con todo, especialmente con los vigilantes. En silencio, lanzó su propio ladrillo, y ahora ha llegado el momento de recoger la recompensa. Atendiendo a su estado de ánimo, diría que lo que busca es venganza y no éxito. Pero en ‘Watchmen’ las sorpresas no parecen acabarse.
¿Y ahora qué?
Evidentemente, la llamada no es lo único que hemos visto en este tercer capítulo. Laurie Blake se desplaza a Tulsa para investigar el asesinato de Judd Crawford, se enfrenta a Angela y amenaza con acabar con todo tipo de vigilantes, en lo que parece también una amenaza a los policías. Todo esto después de hablar del posible paradero de Ozymandias, a quien también tiene muy presente. Porque el pasado parece interesarle, pero sólo en el mal sentido, sólo unido a esa especie de sed de venganza que, pese a su frialdad, también le genera cierto dolor.
Pero más allá del interés que genera la incorporación de Laurie Blake, es evidente que su llamada a Doctor Manhattan y su interés en Ozymandias, que parece estar intentando escapar de su ‘encierro’, van a tener consecuencias. Dejando a un lado la lucha contra la Kaballería y la investigación del asesinato de Crawford, que serán también ejes de lo que resta de temporada, podemos estar en la antesala de un enfrentamiento que no sabíamos que volvíamos a necesitar.

De cumplirse los presagios de los seguidores de la serie, Ozymandias y el Doctor Manhattan volverán a verse las caras en un futuro próximo, volverán a enfrentarse entre ellos, a Laurie y a las consecuencias de sus acciones. El regreso de los vigilantes provocado por una de los suyos que ahora es enemiga. La trama sigue enredándose, como lleva haciendo desde el primer episodio, y al contrario de lo que pueda parecer… Es maravilloso.
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