Si hay una cosa que me gusta de la Navidad (no hay muchas más, de hecho) es que es una época perfecta para dedicarte en cuerpo y alma al visionado de películas. Supongo que habrá quien se decante por las series; y supongo también que habrá quien no pueda dedicarse a ello en cuerpo y alma por diferentes razones, pero en general (yo también he sido estudiante con exámenes en enero, ¿a quién se le ocurre hacernos eso?) uno sabe sacar un hueco. Y en Navidad se ven varias cosas:
2. Harry Potter
3. El Señor de los Anillos (la versión extendida, no me seáis)
4. Love Actually, siempre
5. Comedias románticas, en general, que son como un sub-género de las películas navideñas
En este artículo no os voy a recomendar comedias románticas, como ya hice en su día, voy a ir un paso más allá: voy a por los grandes dramas, a por esos romances que me han hecho llorar como si mi vida dependiera del sentimiento contenido en cada lágrima derramada. No sé si estáis preparados, pero allá vamos.
¡Olvídate de mí! (2004)
Por favor, no os dejéis llevar por el título. Si esta película no fuera digna no osaría a comenzar mi repaso por los romances de película con ella. Michel Gondry (‘La espuma de los días’) se encarga de dirigir esta película escrita junto a Charlie Kaufman y Pierre Bismuth; la protagonizan Jim Carrey y Kate Winslet. Una historia de amor singular, única, auténtica, de esas que sientes que se han hecho desde el corazón, desde lo más profundo de quien la pensó por vez primera. ‘¡Olvídate de mí!’, cuyo título original es ‘Eternal Sunshine of the Spotless Mind’ (algo así como “eterno resplandor de una mente sin recuerdos”), nos cuenta la historia de Joel, un hombre destrozado por la noticia de que su novia Clementine (Kate Winslet) ha pedido que borren de ella todos los recuerdos de la relación que les ha unido. Joel toma la misma decisión, solo para darse cuenta, a medida que esos recuerdos se van desvaneciendo, del profundo amor que siente por ella. Compleja y preciosa, no os dejará indiferentes.
El diario de Noa (2004)
Sé que se ha hablado de esta película hasta la extenuación, pero no me gusta perder una oportunidad de reivindicar su valía. Al margen de que Ryan Gosling y Rachel McAdams sean una de las mejores parejas que nos ha dejado la historia del cine romántico, esta película es un canto al amor, a la verdad, a la lucha por quienes amamos y por quienes somos. Supongo que podría señalar según qué cosas en la relación que une a nuestros dos protagonistas, pero tampoco me gusta olvidarme del contexto en que tiene lugar. Al final, lo que nos queda es una preciosa historia de amor que apuesta por las segundas oportunidades, que deja de lado el orgullo, que aboga por el perdón cuando éste es merecido. ‘El diario de Noa’ es la de siempre, y es eterna.
Los puentes de Madison (1995)
Recuerdo ver esta película con una buena amiga cuando todavía no sabíamos nada de la vida (como si ahora lo supiéramos) y no poder siquiera compartir impresiones de lo mucho que estábamos llorando, ambas. No la he vuelto a ver desde entonces, porque solo me permito esa clase de sufrimiento con el siguiente título, pero es una buenísima película protagonizada por Clint Eastwood (que también dirige) y Meryl Streep, y es una historia de amor apasionado, desgarradora y sincera. Francesca Johnson (Meryl Streep) vive en paz en una granja cualquiera con su familia, hasta que su vida se ve alterada con la llegada de Robert Kincaid (Clint Eastwood), un fotógrafo de National Geographic que busca fotografiar los puentes del condado de Madison. Así empieza todo. A lo mejor no queréis saber cómo termina.
Moulin Rouge (2001)
Antes solía decir que ‘Moulin Rouge’ era mi película favorita hasta que un buen día tuve una conversación conmigo misma y me dije: vamos a ver, es que simplemente no puedes decir que esta es tu película favorita cuando lo único que haces es llorar. Así que he dejado de decirlo (pero siempre será mi favorita). Es muy original, las canciones (que escucho todos los días sin excepción) son fantásticas (Ewan McGregor, ¿cómo cantas tan bien?), ellos son fantásticos, la estética es fantástica… Pero se llora mucho. Quiero decir: mucho. Es un drama puro y duro, y es además una historia con sentido, lo que consigue que nos acerquemos más a los personajes y el viaje que realizan.
Posdata: te quiero (2007)
Si hablamos de llorar, y sin desmerecer los logros de ‘Moulin Rouge’, creo que ‘Posdata: te quiero’ tiene todos los récords. Es increíble cómo una película puede ser al mismo tiempo amor y desamor, alegría y dolor, seguridad y pérdida, presente y pasado. Holly (Hilary Swank) descubre, al cumplir 30 años, que su marido Gerry (Gerard Butler) ha planeado el envío de una serie de cartas para recordarle, tras su fallecimiento, todo lo que significó para él, todo lo que vivieron y todo lo bonito que tiene dentro de ella. Se me saltan las lágrimas con el sencillo acto de escribir esto. Abstenerse las personalidades más sensibles.
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