‘Chicago Med’ vuelve. Y lo hace con muchas puertas abiertas y sin ningún tipo de intención de cerrarse. Lo que provoca que este primer capítulo se sienta como una continuación del anterior. Pero una continuación para provocar más caos y menos respuestas. Para lanzar más preguntas y más dudas. Para ver mucho más confusos a todos los personajes.

Me parece un buen inicio porque las piezas no se pueden mover para resolver todo en 40 minutos de duración. Y las tramas deben y van a tener más recorrido. Esperemos que, al menos, hasta su mitad de temporada. Que cada personaje pueda desarrollarse lo suficiente para no dejar ninguna arista sin pulir.

Natalie y Will siguen errantes. Sigo con esa sensación de estar ante una relación en la que ambos protagonistas son conscientes del error pero que se siguen manteniendo firmes por lo ideal del amor romántico. Por lo que creían que sería. Y no por lo que es. Siguen sin convencerme y tengo más dudas, incluso, que ellos mismos. Conscientes, a ratos, de lo equivocados del camino. Por mucha esperanza que se tenga. 

Por otro lado, tenemos a Sarah y Daniel. Una de esas tramas que nos siguen acompañando temporada a temporada. Pero, esta vez, con algo más de drama y de intriga. Y es que Sarah necesita espacio. Espacio para entender el motivo por el cual, Daniel, su mentor, ha sido incapaz de ser sincero y hablar claramente de su padre. Así que tendremos a la doctora Reese tambaleándose entre Daniel y su progenitor. En un juego demencial y cargado de locura. Donde ‘Chicago Med’ vuelve a demostrar lo maravilloso del hacer bien. Cómo mezclar todo tipo de tramas con magistralidad. 

Y no podemos cerrar este círculo sin hacer un especial hincapié en Connor. Y en Ava. En una de esas relaciones que más te saca de quicio. Y, al mismo tiempo, te arrastra junto a ellos. Porque él quiere irse. No sabemos si por culpabilidad o porque de verdad desea encontrar esa parte que cree perdida. O por Robin. Por el pasado que sigue más fuerte que nunca en su interior. Pero Ava no está dispuesta a perder la batalla. Y disfrutamos de un partido con una única estrategia, el ataque directo.

¿Sharon Goodwin en peligro?

Si hay algún personaje intocable para mí, es ella. La que guía. Y la intermediaria. Entre el dinero y la humanidad. Y por lo que nos comentan, en estos primeros compases de temporada, le van a poner muchas piedras en el camino. Quizá tocaba ya. O, quizá, no. El hecho es que ella es quien equilibra. Es el muro de carga de cada uno de los profesionales del hospital. Y si el muro tambalea…todo puede venirse abajo.

Excelente trabajo el que sigue haciendo S. Epatha Merkerson con Sharon Goodwin.

¿Qué hay en ‘Chicago Med’ de especial?

Siempre destaco su habilidad para no dejar las tramas principales a un lado, mientras resuelven los casos que se presentan en el hospital. Y esa capacidad exquisita para hilar con alguno de ellos. Como el personaje va llegando a sus propias conclusiones mientras es testigo de lo pasa, frente a sus ojos. 

Aunque esto parezca fácil, no siempre lo es. En muchas ficciones terminamos perdiendo dichas tramas a lo largo de varios capítulos porque no son capaces de encontrar esos segundos necesarios para avanzar. Aquí se hace un esfuerzo titánico. Y puede que sea una de las claves principales para que el espectador siga apoyando la historia.