Enjambre
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6.8

'Enjambre'

Lo Mejor
  • Imagen de la amistad
  • Uso del humor negro
  • Reparto
Lo Peor
  • Quizá llegue a niveles de intensidad o de surrealismo que no convenzan a todo el mundo

Esta crítica no contiene spoilers de ‘Enjambre’.

Siempre he creído que las despedidas de soltera o de soltero no son una buena idea. Sí, son días de fiesta y de locura, en los que despedimos una etapa de nuestra vida o de la vida de una persona importante para nosotros. Pero, como siempre que hablamos de momentos eufóricos en los que los sentimientos son llevados a la máxima expresión, hay muchos riesgos. Y no hablo de esa imagen clásica de las despedidas en la que las infidelidades tienen un papel protagonista. Hablo más bien de ese ataque de sinceridad que se apodera de nosotros en momentos trascendentales y que tan bien representado aparece en ‘Enjambre’.

La película dirigida por Mireia Gabilondo y coescrita por ella misma junto a Kepa Errasti, autor de la obra original, nos traslada precisamente a uno de esos eventos. A la despedida de soltera de una joven que, después de años de noviazgo, prepara su boda de ensueño junto al hombre de su vida. Para celebrarlo, reúne a sus amigas de la infancia, a la cuadrilla que siempre la ha acompañado. Todo con el objetivo de pasar un fin de semana inolvidable, entre alcohol y alguna que otra sustancia ilegal. A priori, parece una despedida cualquiera. Pero la cosa no tarda en torcerse gracias a una serie de secretos, mentiras y rencores que pronto se hacen con los papeles protagonistas.

‘Enjambre’ está planteada en todo momento como una comedia ácida. Que se atreve con el humor negro y con temas bastante sensibles. Y nos introduce en los diferentes conflictos de estas amigas a través del humor, que ejerce de hilo conductor de todo. El drama que se presenta ante ellas casa a la perfección con el género. Permitiéndonos eso que tanto nos gusta: reírnos de los demás. Y, por qué no, reírnos de nosotras mismas. Porque aunque lo que se va descubriendo en esa despedida es cuanto menos loco, no nos cuesta reconocernos en la amistad que une a las protagonistas.

Una amistad real


Enjambre

Ese humor negro del que hablaba funciona. Sobre todo a través del personaje de la novia, interpretado por una divertidísima Aitziber Garmendia. Pero lo que de verdad funciona es el retrato que se hace de la amistad de las protagonistas. Una amistad que ha durado una vida. Pero que, detrás de su imagen idílica, esconde una enorme cantidad de reproches, decepciones y traiciones que parece sacada de una telenovela. Y que, sin embargo, es tan real como reconocible. Aunque sí, efectivamente, llevada a la máxima expresión.

Sin desvelar demasiado, las confesiones individuales de estas mujeres nos muestran heridas que, desde la distancia, todas hemos tenido o hemos causado. Heridas que hablan del egoísmo que reina en nuestra sociedad y de lo incapaces que somos de escuchar. También de lo difícil que nos resulta, muchas veces, abrirnos y confiar en los demás, pedir lo que necesitamos. Aunque ese ‘los demás’ se refiera a las amigas que han estado a nuestro lado siempre. En ellas vemos esa tendencia a mantener ciertas tradiciones que, en realidad, han quedado algo vacías. Porque disfrutamos de ellas, sí, pero a la vez odiamos no tener un abrazo cuando lo anhelamos. No contar con una persona que escuche y aconseje en los momentos más oscuros.

Entre risas, ‘Ejambre’ nos plantea una pregunta muy clara: ¿podrías ser una de ellas? Repito, las situaciones que aparecen en la película son hiperbólicas, por el bien del impacto narrativo. Pero, salvando las distancias, estoy convencida de que la mayoría respondería de manera afirmativa. Incluso aquellas personas que siempre tratan de obrar bien, de cuidar a sus amigos y amigas y de estar siempre presentes. La gente cambia y, aunque los lazos permanezcan, a veces lo hacen solo en su esencia.

Al llegar hasta ella y al mostrarnos la importancia de cuidarla y de mantenerla, Mireia Gabilondo y, por supuesto, Kepa Errasti están firmando su particular homenaje a la amistad. Pero a la amistad de verdad, a la real, a la imperfecta. No a aquella que acostumbramos a ver en la pantalla o con la que soñamos. Sino a la que está repleta de fallos y de errores, pero en la que permanecen siempre el cariño, el amor y el recuerdo. Hasta el punto de ser razones suficientes para perdonar cualquier cosa, por imperdonable que parezca.

Funciona porque…


Enjambre

Todo lo anterior, la representación de la amistad y la utilización del humor negro, funciona porque tiene un buen canal. Las seis actrices protagonistas de ‘Enjambre’, Aitziber Garmendia, Sara Cózar, Getari Etxegarai, Naiara Arnedo, Itziar Atienza y Leire Ruiz, están magníficas en todo momento. A nivel individual y a nivel grupal, generando una química que nos hace pensar en esa amistad real. Pero también representando perfectamente esa distancia que se ha establecido entre las amigas, esa desconfianza tensa que deben eliminar a través de la sinceridad y de la honestidad que han ido perdiendo con los años.

En la película, se juega en todo momento con el mundo de las abejas, con su comunicación y con sus maravillosos enjambres. Esos que generan el mismo grado de fascinación que de pánico en los seres humanos. Y se comparan constantemente con las amistades y con cómo deberían funcionar. Tras el visionado, rápido, divertido y ligero, creo que la comparación se puede ampliar al trabajo que hacen las seis actrices. En el que la confianza se siente y es fundamental para generar la libertad y la seguridad necesarias para dar vida a un relato tan loco y caótico como este.

‘Enjambre’ se estrena en cines este 6 de noviembre.

Rosa Suria
Periodista. Escribo y hablo continuamente de cine, series y música.

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