La mujer en la ventana
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5.7

'La mujer en la ventana'

Esta crítica no contiene spoilers de ‘La mujer en la ventana’. 

Con Amy Adams en pantalla no puede fallar nada. Aunque, aparentemente, últimamente esta máxima no es del todo cierta. Al menos eso es lo que he sentido al terminar ‘La mujer en la ventana’, con una mezcla de decepción y sorpresa que, desde luego, no es lo que esperaba en un inicio. Porque había una buena historia, con un buen reparto y con un director que, a priori, no debería fallar. Y también porque tanto retraso había aumentado la expectación en mí. Esa moneda de doble cara que no suele jugar en favor de los largometrajes en cuestión. Y que, en esta ocasión, tampoco lo ha hecho. 

En ‘La mujer en la ventana’ conocemos a la doctora Anna Fox, quien sufre agorafobia y dedica sus días a beber y a observar a sus vecinos. Cuando la conocemos, la mayor parte de su atención se la llevan los Russell, unos nuevos vecinos que han adquirido una casa frente a la suya. Y que, aparentemente, parecen una familia ejemplar. Sin embargo, la doctora Fox pronto comienza a observar comportamientos extraños y se involucra de más en una historia que la pone contra las cuerdas. 

Lo mejor de la cinta de Wright es ese constante juego entre realidad, imaginación y ensoñación. Un juego que está mejor dibujado en la primera mitad de la cinta, cuando el propio espectador llega a cuestionárselo absolutamente todo. Y que está muy bien acompañado por un ambiente oscuro, misterioso, frío y capaz de generar cierta desconfianza y distancia con el espectador. Hasta el punto de no tener claro quién es quién, cuál es la casa de los horrores y cuál es el lugar en el que estar a salvo. 

Sí, podría decirse que la cinta comienza con buen pie. Y que Amy Adams, sobre todo en esta primera mitad, está acertada, con una mirada perdida que genera una extraña combinación de confianza y sospecha. Y compasión, mucha compasión. Pero conforme avanza la trama y aparece la acción, el misterio va transformándose en exageración hasta el punto de llegar a desconectar con facilidad. También de la interpretación de una Adams a la que, en la parte final de la cinta, he sentido muy al límite. Algo que, personalmente, me ha dolido de manera especial, por la admiración que siempre me ha generado. 

De ahí la decepción, que no significa que ‘La mujer en la ventana’ sea una mala película. Confieso que no soporto esa expresión. Porque entiendo que cada espectador puede encontrar algo diferente en una misma cinta. Y que, salvo casos muy evidentes, juzgar un largometraje con términos tan absolutos y tan definitorios como ‘bueno’ o ‘malo’. Términos que, además, deberían estar directamente relacionados con una objetividad que, a la hora de hablar de arte, es directamente imposible. 

La decepción, sin embargo, es algo totalmente personal. Y es lo que ha generado en mí la cinta de Wright. Si bien he encontrado diferentes aspectos enormemente positivos en ella, que me gustaría destacar a continuación. 

Enfermedades mentales y ¿aceptación social?


La mujer en la ventana
Foto: Paramount

Uno de los puntos fuertes de la película, sin presentar de manera evidente la reflexión, es su representación de las enfermedades mentales y de la ‘reacción’ que generan en la sociedad. La depresión, la ansiedad y la agorafobia aparecen bien recogidas en una Anna Fox completamente destruida y abandonada. Un abandono que fácilmente reconocerán quienes hayan pasado por una situación similar, con mayor o menor ‘intensidad’. Y que está presente de principio a fin de la película, sin necesidad de que nos cuenten con palabras lo que está pasando. 

Pero lo que más positivamente me ha sorprendido de ‘La mujer en la ventana’ es la representación de la respuesta de la sociedad. De esa total ausencia de aceptación y de empatía. De la enorme cantidad de prejuicios que rodean a las enfermedades mentales y a quienes las padecen, y de los constantes rechazos y faltas de respeto que éstos sufren. Lo vemos en diferentes personajes, de los que no revelaré nada, y en distintas situaciones. Y conocemos las consecuencias, cerrando un círculo bien construido y que destaca por encima de lo demás. 

Un ambiente acertado


La mujer en la ventana
Foto: Netflix

Como ya he señalado en los primeros párrafos, el ambiente sombrío de la casa de Anna Fox funciona desde un inicio. Y aporta una importante parte del misterio de la cinta. Está bien construido, como también esa confusión entre realidad y ficción o ensoñación, otro de los principales puntos fuertes de ‘La mujer en la ventana’. 

La decepción llega cuando ese misterio, esa intriga y esa confusión se ven empañados por unos efectos especiales que no funcionan nada bien y por un toque gore que, desde mi punto de vista, no encaja con nada de lo anterior. Ese es el gran pinchazo de la película, que probablemente no impida que los amantes del thriller disfruten de ella, pero que a mí me ha dejado especialmente fría. 

‘La mujer en la ventana’ se estrena este viernes 14 de mayo en Netflix

Rosa Suria
Periodista. Escribo y hablo continuamente de cine, series y música.

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