Esta crítica no contiene spoilers de la cuarta temporada de ‘El cuento de la criada’ y se ha redactado en base a los tres primeros episodios de la misma. 

A veces, el tiempo juega en nuestra contra. Y la distancia también. Y, por un momento, creí que esto era lo que iba a ocurrir con ‘El cuento de la criada’. Han pasado años desde que vimos cómo el avión repleto de niños de Gilead aterrizaba en Canadá y desde que dejamos a una June malherida en medio del bosque. Quizá, después de tanto tiempo, se hubiera perdido el sentimiento, el lazo de unión con esas criadas cuyo infierno habíamos presenciado o con los familiares que las buscan desesperados. Quizá el efecto de la serie, de la historia de June y compañía y del mundo que nos presenta ya no fuera el mismo en nosotros. 

Por suerte, o más bien por méritos propios de la historia de Margaret Atwood, estos temores quedan completamente disipados en el momento en el que arranca la cuarta temporada de la serie. En ella, no ha pasado el tiempo. El avión prácticamente acaba de aterrizar en Canadá y June es socorrida por su propio ‘ejército’ de criadas. Éstas son acogidas por la adolescente esposa de un antiguo comandante, en una granja apartada de todo, en la que comienzan una vida nueva y extraña para todas. 

La luz gana protagonismo en algunos compases de los primeros episodios. Cuando las criadas recogen verduras o cocinan entre risas, olvidándose momentáneamente del infierno que han vivido y que aún las mantiene presas. Pero la aparente tranquilidad en la que se encuentran es solo un oasis en el desierto. Y, desde luego, no tiene absolutamente nada que ver con el ritmo frenético con el que arranca esta nueva temporada. La tensión se sitúa a niveles altísimos desde el propio comienzo, y, a juzgar por lo que hemos podido ver en sus primeros capítulos, no va a reducirse en los siguientes. 

De nuevo, la base es la misma. June y las criadas no pueden escapar de Gilead. Y el resto de mujeres, tampoco. Siguen apareciendo constantes obstáculos en el camino, constantes amenazas y constantes traiciones. Y sigue pareciendo que las paredes tienen ojos. Pero algo ha cambiado. La sed de venganza es tan grande que pesa más que el resto. Pesa más que la propia vida. Por eso, especialmente June, seguirá arriesgándolo todo para ayudar a cualquier mujer que se cruce en su camino y que merezca la pena. 

Es esta unión, que nace de la experiencia traumática compartida, uno de los aspectos más emocionantes de la serie, que se intensifica en esta nueva entrega. Ver a las criadas unidas, remando en una misma dirección, poniendo el bien común por encima de sus propios deseos y necesidades, es emocionante. Y, en cierta manera, nos enlaza con nuestro propio día a día. Esa unión es un grito que nos habla de que la unión hace la fuerza y de que enfrentarnos entre nosotras nunca debió ser una opción. ‘El cuento de la criada’ está repleto de mensajes feministas y, sobre todo, de mensajes sobre la sororidad y su importancia. Pero en este arranque de la cuarta temporada se multiplican y multiplican su potencia. 

¿Llega la guerra?

En las tres temporadas anteriores, hemos conocido mucho de Gilead. O eso creemos. Pero lo cierto es que hemos estado tan encerrados como June. Y sin terminar de entender cómo pudieron hacerse con el control de prácticamente la totalidad de Estados Unidos sin que nadie lo impidiera. Pero ahora, tras la detención de los Waterford, parece que el esperado conflicto internacional va a ser una realidad. Lo que quizá nos permita conocer mejor y de manera más amplia Gilead y lo ocurrido antes de que conociéramos a June. 

Este enfrentamiento, que ahora parece inminente, también nos servirá para comprender dónde se sitúa cada uno, cuánto de férreos son sus supuestos valores y qué es aquello por lo que están dispuestos a arriesgar su vida. Y ahí, por supuesto, es donde Nick entra en juego. Si bien el romance con June hace tiempo que quedó reducido a cenizas, después de saber que el antiguo chófer no era tan tierno e inocente como parecía, quizá sea ahora cuando conozcamos a fondo su verdadero rostro. ¿Se enfrentarán June y él? ¿Intentarán hacernos creer que era todo una tapadera para sobrevivir en Gilead? 

Probablemente estas no sean las preguntas más importantes de la temporada. Pero a juzgar por sus primeros tres capítulos, sí van a estar presentes a lo largo de la misma. Al igual que ocurrirá con el futuro de los Waterford y de los niños de Gilead, que no terminan de adaptarse a una realidad que no conocen, a unas familias que no conocen y a una nueva vida que no comprenden. 

De nuevo, ‘El cuento de la criada’ combina tensión, acción e intriga con una enorme cantidad de dilemas sociales y morales a los que los espectadores también tenemos que enfrentarnos. En esta ocasión, entran en juego más que nunca los refugiados y los menores no acompañados. Otro drama que forma parte de nuestro día a día, de nuestro mundo y no del mundo distópico de Atwood, y que seguimos ignorando. 

Parece que esta cuarta temporada de la serie regresa con un nivel mucho más alto que su predecesora, así como con una enorme ambición. En este caso, el tiempo ha jugado a su favor y, por tanto, también al nuestro. 

‘El cuento de la criada’ regresa a HBO el próximo jueves 29 de abril.