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KUNG FU PANDA 4, la saga entra en una nueva era

KUNG FU PANDA 4
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La saga Kung Fu Panda, que lleva activa casi 16 años y ya ha alcanzado casi la impresionante cantidad de 2.000 millones de dólares en taquillas en todo el mundo, sigue cautivando al público de montones de países. Básicamente, la saga nos invita a descubrir las aventuras de un entrañable panda, Po (Jack Black en VO y Florentino Fernández en la versión doblada), que encarna e imparte profundas lecciones de autodescubrimiento, de cómo sobreponerse al miedo y del poder del trabajo en equipo.

En KUNG FU PANDA 4, la saga entra en una nueva era con un interesante giro narrativo. Guiando a Po en un viaje interior de crecimiento y cambio. «El mundo de Kung Fu Pandaevoluciona y se expande continuamente», nos cuenta Margie Cohn, presidenta de DreamWorks Animation. «De todos los viajes que Po ha emprendido, esta historia es la más emotiva y emocionante. Según se va enfrentando a nuevos desafíos y personajes como Zhen o la Camaleona, el rival más amenazador que el Valle de la Paz haya conocido nunca, esta película embarca a nuestro panda y, a su vez, a todo el público, en una nueva y fantástica aventura». 

No perder la esencia

Garantizar el éxito continuado de esta monumental saga exigía del saber hacer de un director profundamente inmerso en su esencia. Ahí es donde entraba en juego Mike Mitchell. Un curtido director con un impresionante historial que abarca sagas tan emblemáticas como Shrek y Trolls, así como contribuciones a todas las anteriores películas de Kung Fu Panda.

Mitchell vio en KUNG FU PANDA 4 la oportunidad de dirigir una historia que se desvía de sus predecesoras. «He formado parte de todas las aventuras de Po y lo he visto crecer», asegura Mitchell. «Fui productor ejecutivo de la tercera película y siempre había querido dirigir una, pero quería esperar a que surgiera la historia perfecta. Esta historia constituye un nuevo punto de partida respecto a las anteriores tres, lo que la convertía en una oportunidad muy emocionante que dirigir». 

Mitchell tenía en mente redescubrir y reconectar con ese encanto de Po que cautivó a los espectadores en 2008. Elevando el grado de emoción y de espectáculo de la saga a nuevas cotas. «Mi objetivo en cualquier saga, especialmente en mis favoritas, es recordar a todo el mundo lo que hizo genial la primera entrega», dice Mitchell.

«La saga Kung Fu Panda tiene una calidad intemporal, y queríamos subrayarlo. Queríamos cargarla de más acción, sobrepasar los límites con nuevas técnicas de cámara no exploradas hasta el momento en animación. Acción tipo GoPro, de la que se ve normalmente en películas de acción real. Queríamos trasladar esa energía dinámica al mundo de la animación ¿y qué mejor lienzo que una película de Kung Fu Panda? Nuestra meta era crear la mayor y mejor entrega de esta saga, en la que todo adquiriese mayor escala, con más humor y con la acción más trepidante hasta la fecha».

Buscando al equipo perfecto

Para lograrlo, Mitchell reunió a un equipo de profesionales de primer nivel, con la productora Rebecca Huntley entre ellos. Aunque era la primera película de Kung Fu Panda de Huntley, cuenta en su haber con proyectos como Los tipos malos y El bebé jefazo. «Entrar a formar parte de esta película fue increíblemente especial», asegura Huntley. «Como no había trabajado en ninguna película de Kung Fu Panda con anterioridad, ni me lo pensé cuando se me presentó la oportunidad de formar parte de esta popular saga. Soy fan de Po y de todas las historias hasta la fecha, y unirme a esta cuarta entrega era algo que sabía que debía hacer».

Los cineastas reclutaron a continuación a Stephanie Ma Stine como codirectora, que es conocida por su trabajo como artista de historia en Raya y el último dragón y en Cómo entrenar a tu dragón 3. Stine valoró cuidadosamente la oferta, reflexionando sobre su amor por Po y la saga Kung Fu Panda. «Ser parte del equipo de la película fue un golpe de suerte para mí», asegura Stine. «La confianza que Mike tenía en mí desde el principio y la energía que aportaba demostraron ser de un valor inestimable. Creyó en mí desde el minuto uno, y eso es algo que le agradeceré toda la vida».

Transformación personal

KUNG FU PANDA 4 se convirtió en más que un proyecto para Stine; evolucionó para llegar a ser un símbolo de transformación personal. «Trabajando en esta película, he aprendido a alzar la voz más a menudo y a mostrar más mi verdadero yo», dice Stine. «La aceptación que he sentido por parte de este equipo apasionado y dedicado ha significado un mundo. Aquí todos adoramos a Po y conectamos con sus historias de sobrepasar la adversidad y ser fieles a nuestra esencia, y esta pasión compartida me ha cambiado totalmente la vida. Espero que nuestra dedicación sea patente en cada plano, movimiento, línea de diálogo… En todo».

Los cineastas se tomaron su tiempo para crear la historia y los personajes, y tuvieron muy en cuenta las expectativas impuestas por las anteriores películas. «Han pasado ocho años desde la última entrega, y sabíamos que teníamos muchas expectativas que cumplir», confiesa Huntley. «Con el enorme éxito de las primeras tres entregas y nuestro público multigeneracional en constante crecimiento desde el debut original de la primera de la saga, nos marcamos el objetivo de crear una aventura que conectara con todas las edades. Nuestro principal foco de atención era encontrar un equilibrio entre rendir homenaje a la nostalgia y el legado de películas anteriores e introducir nuevos y divertidos elementos apasionantes».

Ambiente creativo

Durante el proceso colaborativo de finalizar la historia, el equipo técnico de KUNG FU PANDA 4 creó un ambiente creativo vibrante. «Unas 500 personas contribuyeron a esta película y aportaron diversas perspectivas a la historia», nos cuenta Huntley. «Estar todos compenetrados con un objetivo final compartido hizo que el proceso fuera apasionante y nos permitió introducir nuevas ideas sin dejar de apostar por el aspecto y las sensaciones transmitidas en las tres primeras películas».

En conversaciones durante los primeros compases, los cineastas se percataron de que Po apenas sale del Valle de la Paz, así que decidieron sacarlo de su zona de confort y llevarlo a un nuevo entorno, Ciudad Enebro, donde se topa con la astuta Zhen, con voz en VO de Awkwafina. «Queríamos diseñar una película donde Zhen representase al ratón de ciudad y Po al ratón de campo», dice Mitchell. «Po visita la gran ciudad por primera vez. Básicamente, hemos creado una especie de Times Square de Nueva York, pero ambientado en un ancestral mundo chino de fantasía. Hay montones de animales, más de los que el público haya visto jamás: rinocerontes, ovejas, jabalíes, cerdos, cabras, cocodrilos, osos…».

Elementos ambiciosos

En KUNG FU PANDA 4, los elementos de ambientación y las localizaciones que exploran Po y Zhen son más ambiciosos que nunca. «Esta grandiosidad genera un cambio en Po: le hace darse cuenta de que, quizá, no ha sido más que un gran pez en un pequeño estanque», dice Stine. «A medida que explora este inmenso mundo nuevo, descubre la diversidad de la gente y abraza la idea que subyace en esta aventura: que el mundo no es blanco y negro. Es un viaje que conduce a Po a la sabiduría, viendo más allá de la narrativa simplista de héroe-villano, una iluminación que alcanza viéndola reflejada en Zhen, un ejemplar de zorro corsac que representa los tonos grises del mundo».

Desde su concepción, la saga Kung Fu Panda ha encarnado una mezcla perfecta de comedia, acción y corazón. «Soy muy fan de las sagas, y la de Kung Fu Panda es una de las mejores de todos los tiempos», asegura Mitchell. «Lo que más me emocionaba era explorar esa combinación única de comedia y acción, sobre todo como gran fan de las películas de kung-fu. La narrativa de esta nueva entrega pide un nivel de acción extremo en artes marciales y poder fusionar eso con comedia y animación. No podría haber pedido una oportunidad más perfecta». 

KUNG FU PANDA 4 y la complejidad cultural

Cuando KUNG FU PANDA 4 llegó a sus últimas fases de producción, las complejidades culturales de la propia infancia de Stine se convirtieron en una fuente de alegría compartida y de aprendizaje entre el equipo. «Crecí rodeada de mi familia procedente de Taiwán y China, así que me divertí mucho enseñando al equipo técnico cómo jugar al Mahjong, un juego con el que mi padre bromeaba diciéndome que me llevaría por el mal camino», dice Stine. «Pero ahí estaba yo, difundiendo la alegría de este juego de origen chino entre mis compañeros. Y, dentro de nuestra película, desde el rural Valle de la Paz a la bulliciosa Ciudad Enebro, hemos trabajado para capturar el vasto espectro de esta cultura. Los detalles más diminutos, como mostrar comida auténtica, crean una riqueza en el mundo de Kung Fu Panda que creo que ha conseguido conectar con los espectadores de todo el mundo».

Uno de los objetivos principales para Mitchell y el equipo era centrarse en la autenticidad, y el resultado es una carta de amor a la cultura china, el arte del kung-fu y toda la saga Kung Fu Panda. «Desde la última película, todo ha evolucionado mucho y hemos tratado de tener en cuenta esos cambios, esforzándonos por reflejar una mayor representación en nuestro reparto, equipo técnico y el proceso de creación», dice Mitchell. «¡Hasta el kung-fu ha evolucionado! Muchos de nuestros animadores y artistas recuerdan vívidamente ver Kung Fu Panda de pequeños, y todo lo que han sentido contribuyendo a esta nueva entrega de la saga que tanto admiraban en su infancia ha sido excepcional». 

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