La euforia general que acompañó el estreno de ‘La materia oscura‘ estaba justificada. La ficción de HBO confirma, con este segundo episodio, que las buenas sensaciones transmitidas en esa presentación no fueron producto de la casualidad, sino del trabajo bien hecho y de una ambición adecuada al mundo que se nos presenta y se nos descubre en esta serie. No es un mundo fácil, pero en la cadena ya han demostrado, en más de una ocasión, contar con los profesionales, los medios y las intenciones que hacen falta para sacar adelante un proyecto así. Habiendo dejado clara mi satisfacción con esta apuesta y el buen hacer de HBO, paso a contaros qué he visto en el segundo capítulo.

He visto una Lyra muy interesante, en una Dafne Keen también muy interesante. La joven, confiada e inocente como se espera en una niña de doce años, tiene que luchar contra el deseo de obtener el cariño que esperaba encontrar en la señora Coulter (Ruth Wilson), pues no le queda más remedio que rendirse ante las sospechas que apuntan en una misma dirección: la señora Coulter no es quien dice ser, no es como dice ser, no tiene las intenciones que dice tener. Casi calificaría como escalofriante la escena en la que tortura sin reparo a Pantalaimon, el daimonion de Lyra, para demostrar su posición de poder y la sumisión que espera en la pequeña.

Nuestro personaje protagonista, sin embargo, no es una joven sumisa. Es inquieta y decidida, y no tiene miedo. Todo se magnifica a medida que va descubriendo detalles de su vida y su identidad que le habían sido privadas; por ejemplo, el hecho de que Lord Asriel (James McAvoy) es en realidad su padre. La señora Coulter parece guardar un rencor inmenso hacia él, y la impecable interpretación de Ruth Wilson nos permite descubrir en ella gestos de tristeza o pérdida que no siempre encontramos en sus palabras o sus actos, y que distan mucho de la rabia y la crueldad que vemos de forma más habitual. El reparto hace mucho por esta serie, desde luego.

Lyra escapa de la que podemos considerar su captora. En un final de infarto, que de alguna manera esperas pero del que no estás seguro, como pasa en las mejores series, Lyra es capturada del mismo modo que fue capturado Roger y todos los niños que esperan para ser llevados al Norte, escenario clave en la historia. No sabemos más de su destino, y las muchas preguntas que han plantado frente a nosotros solo podrán ser respondidas en los episodios venideros.

Con este segundo, se sigue desarrollando con paso firme pero sin (demasiada) prisa el fantástico mundo ideado por el británico Philip Pullman, hemos descubierto algo más de la relación que une a las personas con sus daimonions, las manifestaciones de su alma, hemos viajado entre mundos, aunque sea de forma breve, y poco a poco vamos situando a los personajes principales, también a los secundarios. Así es como se construye un fenómeno.